Estaba roja por el coraje que Christian me hizo pasar. Caminé mucho tiempo por los pasillos de aquel castillo que parecía no tener fin. ¿En qué estoy pensando? Apenas llegué aquí y ya estoy queriendo saber la ubicación de su habitación . . . . Qué distraída soy. Regresé como pude a mi habitación y me quedé parada en frente de la ventana. El amanecer pintaba el cielo de tonalidades rosa y naranja. Tengo que averiguar qué era ese chico.
Terminé dormida con la frente pegada al frío cristal. Un suave toque en mi hombro me despertó. Tomé aquella mano y la puse sobre mi mejilla. Aún estaba medio dormida, por lo que un minuto después me di cuenta de lo que había echo.
- Ahh . . . Perdón, yo . . . Lo siento.
Tartamudee entre bostezos. Miré al dueño de la mano y me encontré mirando directamente al invasor de anoche.
- ¡Aléjate . . . De mí!
Le grité, pegándome a la ventana. Mé miraba con aquellos ojos rojos que brillaban como rubíes. Me miraba con . . . ¿Ternura?
- Ya, lo siento . . . No quise asustarte. Yo solo quiero ser tu amigo.
Me dijo con naturalidad. Me tendió la mano para que se la estrechara y sonrió. Sus dientes eran blancos y desentonaban un poco con su cabellera. Era tétrico, pero era guapo. A pesar de lo lindo que se portó en este momento había algo que no me agradaba en él. ¿Sería lo de anoche?
Creo que se empezó a impacientar, pues retiró su mano y se despeinó aún más el cabello. Me miraba ahora con un ceño fruncido.
- Mira, sé que anoche casi te mato, y la verdad es que no quiero que seamos enemigos, así que qué dices ¿Amigos?
Me volvió a preguntar. ¿Enemigos? Apenas lo conocí ayer . . . . ¿Cómo odiar a alguien tan pronto? Dudé una vez más, pero estreché su mano de todos modos. Él sonrió complacido. Se acercó más a mí y me . . . . ¡¿ME ACABA DE BESAR?!
- ¡¿QUÉ DIABLOS TE PASA?!
Le pregunté una vez que me separé del beso. En ese momento entraron Edward y Christian entraron por la puerta.
- ¿Qué pasa? ¿Estas bien?
Me preguntaron al unisono. Nos miraban a ambos sorprendidos, Christian con asombro y Edward con incredulidad. Después yo misma me miré a mí y a Shaden. Él me abrazaba por la cintura y nuestros rostros estaban a unos centímetros del otro. Aparté a Shaden de un empujón.
- Rosa . . . ¿Qué haces con él?
Me preguntó Edward primero. Lo miré extrañada.
- No tengo idea.
Respondí mirando de reojo a Shaden. Él ya no estaba. ¿Qué pasó aquí?
- Rosa, creo que es momento de que hablemos.
Me dijo Edward. Parece que solo él tenía la habilidad para hablar.
- Ya madura.
Le dije a Christian al pasar a su lado. Edward me tomó de la mano y me condujo a un pasadizo antiguo. A cada paso que daba las paredes iban envejeciendo. Del blanco marfil hasta piedra musgosa nos rodeaban a mi silencioso acompañante. Caminamos por un buen tiempo hasta que entramos en una cueva subterránea. Era de tonalidades azules y moradas, tenía un brillo que era de fantasía.
- Éste es el cuarto de la profecía, tú profecía Rosa.
Me dijo, mirándome directamente a los ojos. Sus ojos verdes me penetraban como cuchillos.
- ¿Y quién era él?
Pregunté a secas. Él sabía a qué me refería. Soltó mi mano y empezó a buscar entre las rocas. De una sacó un polvo verde y lo puso en su palma.
- ¿Éstas lista para conocer tu profecía?
Me preguntó.
- Lista.
Él sopló aquellos polvos en mi rostro y, cuando la nube verde se hubo esfumado, estaba frente a una versión mía, pero me veía algo diferente; tenía una armadura que estaba llena de sangre. La espada en mi mano estaba cubierta de sangre también. Tenía una mirada salvaje y miraba directamente al horizonte. De pronto, una voz sonó en mi cabeza.
"Desde tiempos remotos Candeler ha sufrido de calumnias horribles, pero la peor fueron las tinieblas. Hubo una vez un rey que deseaba el poder infinito, sin límites; así que fue con el mago de las montañas a pedirle aquel poder que tanto ansiaba, pero, al recibir la negativa del anciano él sacó una daga y arrancó su corazón.
Después de tal horrible acto conjuró un antiguo hechizo prohibido; los poderes del viejo mago serían transferidos a él, pero, por la brutalidad del asesinato, viviría siendo tan simple como el aire. Se convirtió en una Sombra.
El rey, ya con su poder infinito, creó su propio reino de tinieblas, todos en aquel reino son sombras que él ha creado a base de sus poderes. Pero una vez él quiso tener un hijo, quien sería destinado a ser el legítimo heredero al trono.
El niño nació con los poderes de su padre, pero un conjuro se salió de control: el niño estaría destinado a tener un poder destructivo dentro que nadie, ni siquiera él, podrían detener una vez desencadenado. Al mismo tiempo del nacimiento del Destructor, nació una niña, La Salvadora. Ella es una diosa que aparecerá en el pueblo y que poseerá una gran belleza, además de un grandioso poder. Estos dos niños están destinados a pelear hasta que ambos mueran a manos del otro, al morir ambos en el mismo momento restaurarán la paz entre los hombres, ya que una representa la bondad, y el otro la maldad."Salí al instante de aquel trance, justo en el momento de las últimas palabras. Mi corazón latía a velocidad alarmante y sentía que no podía respirar.
- Estoy . . . Estoy . . . ¿Destinada a morir?
Pregunté al aire como si este me diera la respuesta. Miré directamente a Edward y una lágrima silenciosa salió discretamente. No quería destruir ni ser destruida. ¿Quién será el destinado a ser mi enemigo? Él se acercó a mí y apoyó mi cabeza en su hombro, de ahí solo lloré.
- Quiero que me digas todo lo que has echo con él.
Me dijo, ahora muy serio. Le conté todo, desde lo de anoche hasta la mañana.
- Rosa . . . Creo que ya sé quien es tu enemigo . . .
Comenzó, pero de repente un viento sobrenatural sopló muy fuerte. De pronto, y creo que fue una alucinación, los ojos rojos de Shaden aparecieron frente mío.
- ¿Qué haces aquí?
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Holaaaaaaaa!!!!!
Ya es el capítulo 4 de mi libro.
Les quiero recomendar un libro que una chica muy talentosa se llama Mi ciego esclavo. Pero es Yaoi, así que si no les gusta el Yaoi . . . . Nimodo :3
Comenten sus opiniones e ideas para el próximo capítulo!!!!
Bybe bye!!!
ESTÁS LEYENDO
El libro de Rosa
AdventureRosa es una joven que ama leer. Sus compañeros de clase la molestan por ello, pero un día ella encontrará un libro muy especial que transportará tanto a ella como a Christian, su novio, a un mundo que necesita un héroe que luche contra Las Tinieblas.