- Necesito advertirte algo.
Parecía alarmado y el miedo se reflejaba en sus ojos. Quería que se fuera, no sé por qué. Su personalidad evasiva y su sobre naturalidad sombría extrañamente me fascinaban. Me agradaba su compañía, aunque solo haya estado a solas con él en dos ocasiones, en la primera, muerta de miedo. Edward trataba de pasar entre el remolino que se había formado alrededor de nosotros, per en cada ocasión salía volando.
- ¿Sobre qué?
Le pregunté apurada. Parecía algo importante, pero seguía asustada por la profecía.
- Yo . . . .
- ¡Shaden!
Gritó una voz anciana pero fuerte. Él me miró con miedo, directamente a los ojos. Algo lo jalaba hacia la nada, y poco a poco fue desapareciendo.
- No confíes en tu sombra . . .
Alcanzó a gritarme antes de desaparecer por completo, no sin antes darme un beso en la mejilla. Algo malo le pasaba, y tenía que descubrirlo. Estaba alarmada y ahora preocupada. Edward llegó y me abrazó fuerte.
- ¿Estas bien?
Me preguntó cuando me soltó. Yo tenía la mirada perdida. Estaba recordando lo de momentos antes: la voz, la advertencia, todo.
- Él está en peligro.
Le dije mirándolo a los ojos. Yo sola no podría y él era el único que podría ayudarme. Esperen un momento . . . . ¡Christian puede ayudarme!
Salí corriendo sin importar la veces que Edward gritaba mi nombre. Corrí, subí escaleras . . . La urgencia que llevaba me hacían recordar los pasillos para llegar a mi habitación, de ahí a la de Cristian. Cuando por fin llegué, entré como un bólido en la habitación.
- Chris, necesito tu ayuda, Shaden está en peligro y . . . . .
- ¿Y a mí que me importa el tal Shaden?
Me respondió. Estaba parado en frente de mí, ceñudo. Ya era el colmo.
- ¿Qué es lo que te pasa? Ya te dije que yo te amo a ti y a nadie más . . . . Pero si tú no respetas mis amistades . . . . No puedo seguir así ¡Simplemente no puedo! Tengo que soportar tus celos aun cuando ya te lo he dicho muchas veces . . . .
Dije, ya echándome al llanto. No puedo creer que él siga de este modo. ¿Cree que a mí no me duele? Si tan solo él supiera a lo que estaba destinada . . . . . Le conté todo lo que la profecía había dicho. Se quedó inmóvil, escuchando con atención a mi relato, cuando acabé él seguía mirándome.
- Entonces . . . ¿Me ayudarás?
Le pregunté una vez más.
- No ayudaré al ladrón que te está robando de mí.
Me respondió, mirándome ceñudo. Esto es el colmo, ¡Ya no puedo más! Solté las lágrimas. ¿Cómo es posible que piense de esa forma? ¡Yo no soy un objeto de colección! La desesperación de ayudar a Shaden y la rabia de la necedad de Christian me sacaban de mis casillas.
- No puedo creer que pienses en mí como un objeto de tu propiedad, que en cualquier momento puede ser arrebatado . . . .Terminamos.
Dije ya soltando el aliento. Me dolía, pero si piensa en mí como un trofeo . . . . Ya no puedo soportarlo.
- Necesito que regreses a casa . . . . Yo lo haré sola.
Le dije, ya cuando las lágrimas habían parado de caer. Un has de luz roja rodeó a Christian y fue desapareciendo de poco en poco, hasta que ya no podía verlo más. Cuando por fin hubo desaparecido, lloré como nunca lo había echo. Cuando miré por la ventana de mi habitación ya eran más de la media noche. Pegué mi rostro contra el cristal, mirando al castillo de las Tinieblas.
- Te voy a salvar Shaden, ya sea lo último que haga.
Susurré a las penumbras, y caí dormida, apoyada en el cristal.
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Holissssss!!!!!
Que triste el capi verdad? :(
Pero pues ni modo.
Dejen sus comentarios y sugerencias.
Gracias y bye bye!!!!
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El libro de Rosa
AdventureRosa es una joven que ama leer. Sus compañeros de clase la molestan por ello, pero un día ella encontrará un libro muy especial que transportará tanto a ella como a Christian, su novio, a un mundo que necesita un héroe que luche contra Las Tinieblas.