Corro por el campamento, siguiendo el barullo de voces, hacia donde se encuentra la manada de Aaron.
Me detengo en seco, jadeando por la sorpresa. Había esperado que hubieses al menos unas cuantas personas, pero jamás imaginé esto.
Apuesto a que todo el campamento se encuentra aquí.
Distingo a Basil y Lucas, mas adelante, parados sobre una mesa de madera, intentando calmar a todos. Basil me ve y me hace una seña. Todas las cabezas se giran hacia mí.
"Que lindo recibimiento"
Avanzo entre la multitud. Puedo reconocer a la manada de Aaron, a Tana, la cambiaformas,con un grupo de los suyos, a Silas e incluso los ancianos de aquelarre que me miran intrigados y no falta la desconfianza en su mirada. Sé que ellos son a los que más tengo que convencer.
Cuando llegó al lado de la mesa, miro a Basil desconcertada.
- ¿Como lo hicieron? - digo y sacudo la cabeza - No pensé que todos vendrían.
Basil me estira una mano y la tomo. Me ayuda a subir a su lado y veo que Lucas baja para hacernos espacio, quedándose lo más cerca de la mesa posible.
- Es un don, preciosa. - me sonríe travieso - ¿Tienes alguna duda de que alguien se podría resistir a esto? - se señala y yo pongo los ojos en blanca. "La arrogancia domina"
- Tan adorable como un cachorro. - digo y frunce el ceño.
- Creeme, un cachorro no conseguiría esto.
"Eso es cierto"
- Les agradezco, a ambos. - miro de Basil a Lucas - Espero que me ayuden con lo que sigue.
Lucas sonríe
- Cuenta conmigo. - se pone la mano en la barbilla, pensativo. - Además, si no lo hiciera, Violet me arrancaría la cabeza.
Me río y miro a Basil, que se encoge de hombros.
- Tu mandas, entrenadora.
"Bien" Asiento y vuelvo mi atención a la multitud. Las voces poco a poco se van cayendo, como si intuyen que voy a hablar. Pequeño blanco se remueve inquieto, como si detestara ser el centro de atención. Lo acaricio para que se tranquilice.
En la línea del fondo, más alejados de la multitud, veo a Orión y Aaron, juntos, ambos cruzados de brazos con aspecto peligroso. Ambos tienen sus ojos fijos en mí.
Mi compañero ladea la cabeza, sus ojos se vuelven penetrantes, llenos de orgullo e intensidad , como si el verme parada sobre una mesa, avivara el deseo. Tengo que mirar para otro lado, inmediatamente, o puedo sentir como mi cuerpo comienza a temblar por su mirada. Una reacción tan parecida a cuando lo conocí. Una intensidad y sentimiento tan puros como entonces. Y dentro de mi alma, puedo saber que eso nunca va a cambiar. Todo lo que él es, a lo que yo reacciono, es lo que amo. Y todo lo que yo soy y él no entiende, es lo que ama de mi. Somos así. Complementarios y unidos. Para siempre.
Respiro profundamente y miró a la gente que tengo delante de mí. Personas que han sufrido, que han perdido y que tienen esperanza de recuperar. Ellos son esa fina línea que separa a las personas de la salvación y la esclavitud. Pero para ello, debemos volvernos más fuertes. Debemos ser más que ellos.
Alzo mi voz
- Supongo que aquí todos sabrán lo que ocurrió el día de hoy. - trago saliva, reviviendo las expresiones que tenían cuando expulse mi energía al ver a Violet tendida en el suelo. - Si. Soy poderosa. - sonrió con tristeza, imaginando que quizá piensen que soy arrogante. - Pero este poder también destruye y aniquila. Y por el momento, para protegerlos...para protegerme, debo mantenerlo en control. - abro la boca, después la cierro, pensando mis palabras con cuidado. - Se ha perdido gente hoy. Y se seguirán perdiendo... - transmito toda la franqueza y sinceridad a mis palabras - A menos que hagamos algo. Y ese algo, es algo pequeño, que podría salvarlos de una situación en la que sus vidas estén comprometidas. - mis ojos pican, con el dolor de las muertes de hoy y por todos los que posiblemente no podré salvar. - Les pido que me dejen ayudarlos. Entrenarlos. Hoy. Ahora. Cosas básicas y simples que podrían hacer la diferencia. - susurro recorren la multitud y aprieto los labios. - Los que quieran intentarlo, quédense. - digo - Los demás... - no termino de hablar, porque está bastante claro que deben irse. No puedo obligarlos.