Darren Lachance - Recuerdos rotos

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—¿Sabéis algo de Vi? —pregunté nada más llegar a la sala donde todos los días desayunábamos y manteníamos reuniones.

Estas últimas noches no había podido dormir bien por culpa de algo horrible que ocurrió justo después de nuestro partido contra Inglaterra. Habíamos vuelto al área japonesa y le propuse a Violet a salir a dar una vuelta por allí, para poder acercarme algo más a ella. Violet era una gerente que llevaba con los chicos desde los inicios del equipo, y con la que mejores migas había hecho. Pero entonces, me arrepentí totalmente de haber salido con ella esa noche. Un coche se saltó un semáforo mientras íbamos cruzando tranquilamente, y si no fuera por Violet, yo quizá no estaría vivo. Violet me empujó hacia delante, y salí ileso, pero ella no salió tan bien parada. Pude ver como su cuerpo golpeaba en el coche. Yo no sabía reaccionar en ese momento, me alteré y comencé a llorar, agarrando su cuerpo, que estaba encima del capó del coche. El conductor de éste y otros transeúntes llamaban a emergencias, mientras se me disculpaban, pero lo que más sufría en ese momento era ver a Violet inconsciente y con sangre por una parte de su cara. La ambulancia llegó rápido, y trasladaron a Violet al hospital. Los médicos me tranquilizaron y trataron de controlar mi actitud, pero yo estaba asustado, con miedo. Había presenciado un accidente y mi amiga había sido la víctima.

—Sigue igual —respondió Camellia, negando con la cabeza—. Os mantendré informados, ahora tenéis que desayunar.

Todos miraron atentos a Camellia, y comenzaron a desayunar. Trataban de llevar todo bajo control, aunque no podían evitar andar algo decaídos. Mark, siempre positivo, conseguía que en los partidos sacásemos lo mejor de nosotros mismos y jugábamos cada partido por Violet. Porque sabíamos que ella quiere que llegásemos a lo más alto. Y era lo que me daba fuerzas para seguir adelante.

Violet no recibió graves golpes, una leve herida en la sien y hematomas por el brazo izquierdo y su pierna, parte con la que impactó. Lo peor de todo no era eso, sino que, aparte de ser trasladada al hospital y estar allí durante mucho tiempo, del mismo golpe, perdió completamente la memoria. No recordaba absolutamente nada, ni su infancia, ni sus padres, ni a nosotros. Y me da miedo ir a visitarla por el hecho de que no me conozca. Quería a Violet. Y mucho.

Violet's POV

—¿Reconoces el que esta a tu lado en esta foto?

El que decía ser mi médico me mostraba una foto mía junto a un chico con pelos rosas y piel muy morena. Ambos llevábamos unas camisetas de equipación o de algo parecido, pero no tenía ni la menor idea de quién era. Sonreíamos. Parecíamos muy felices.

—No —contesté, tajante.

Me habían contado unos rollos impresionantes. Que yo era gerente de la selección japonesa, que ese de la foto era mi amigo, que yo iba al Raimon... un cuento chino.

—¿Y de aquí, reconoces a alguien?

Me mostró otra foto en la que salía con tres chicas más. A una la había visto venir a verme, que tenía los pelos de color malva y una cara muy mona. Siempre me decía que ninguno del equipo podría venir hasta el día de hoy. Y aun así, no recordaba nada.

—No.

—¿Y dice usted que es amnesia temporal? —murmuró la que decía ser que era mi madre. Era muy guapa.

—Según el pronóstico, sí. Aunque no podemos confirmar nada aún —contestó el doctor.

—¿No hay terapias de rehabilitación más eficaces y rápidas? Creía que la medicina... —decía mi "padre".

—La única terapia para la amnesia, es el ser humano. Sus compañeros. Ustedes. Pero... si Violet no llega a recuperar la memoria, tendrá que empezar su vida de cero. Así que nos fiaremos de las terapias que tenemos ahora —comentó el doctor.

One-Shots Inazuma Eleven e Inazuma Eleven GODonde viven las historias. Descúbrelo ahora