Gabriel García - Con sabor a chocolate

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El entrenamiento de aquel día había terminado y estaba colocándome la chaqueta del chándal para volver ya a casa. Además, para el día siguiente teníamos preparada una fiesta sorpresa en mi casa para el cumpleaños de Riccardo, y debía de ultimar algunas cosas. Tuve que esperar a que mi hermana llegase a recogerme para ir a casa, ya que solía ir con sus amigos a hacer atletismo —ella cursaba ya el último año antes de ir a la Universidad— y era la que se haría cargo de controlar la fiesta del día siguiente, ya que mis padres no estaban. Mientras esperaba en la puerta, vi que Gabriel miraba a ambos lados y corría hacia mí, sonriendo.

—He pensado que podríamos hacerle una tarta a Riccardo y traerla mañana al club. Así, como primera sorpresa, ¿sabes? —me dijo.

—¿Ahora? —cuestioné, ladeando un poco la cabeza.

—Sí, a ver, el entrenamiento de mañana es temprano, Kat. Vamos a mi casa y lo hacemos. Creo que tengo lo esencial.

—Eh, bueno, se lo digo a mi hermana y vamos —contesté.

Gabi sonrió ampliamente y esperó junto a mí a mi querida hermana, que parecía que se había entretenido un poco. Llegó con una toalla sobre el cuello, y se soltaba el pelo de color rojizo, similar al mío. Me daba pereza parecerme tanto a ella.

—¿Os he hecho esperar mucho? —dijo con una sonrisita de superioridad—. Venga, dime lo que me tengas que decir.

—Queremos hacerle una tarta sorpresa a Riccardo, y traerla mañana al club —dije, señalando el edificio Fútbol, por señalar algo, vaya.

—Ah, ¿en casa? No sé si tendremos... —comenzó a decir, pero Gabi le frenó.

—En mi casa —dijo, poniéndose ante ella—. Así que no te preocupes, Rose.

Mi hermana me miró y echó otra miradita a Gabi, para luego suspirar.

—Terminaré las cosas de la fiesta por ti. Pero no vengas muy tarde, Katherine Taylor. Bastante confianza me han dejado ya papá y mamá...

—¡Vale, gracias hermanita! Te amo —le dije, y Gabi cogió mi mano arrastrándome de allí.

Salimos del recinto del instituto y fuimos dirección a casa de Gabi, mientras él me recitaba una receta de una tarta de chocolate. Dijo que era la favorita de Riccardo y que sin duda triunfaría. Al llegar a su casa, pidió permiso a su madre para usar la cocina, que en ese instante estaba ella recalentando algo en el microondas. Lo sacó y nos dejó la cocina para los dos.

—Te aviso de antemano, Gabi, soy de lo peor cocinando —dije, secándome las manos tras lavármelas.

—Yo te enseño —dijo, posando una bolsa de azúcar en mis manos—. Nos saldrá genial.

Comenzamos pesando los ingredientes y removiéndolos poco a poco porque, según Gabi, sería lo mejor y la tarta sería perfecta.

—¿Sabes que Víctor ya se lo huele? —preguntó, partiendo las onzas del chocolate.

—¿El qué? —dije, sin saber. Yo estaba pesando las onzas que Gabi me daba.

—Que a tu hermana le gusta Vladimir —contestó, dándome una última onza.

—Cómo que a mi hermana le gusta Vladimir —repetí, soltando las últimas onzas en el bol.

—No me puedo creer que ni su propia hermana lo sepa. Víctor la ha pillado varias veces en el hospital.

—Yo la mato —murmuré, y oí a Gabi soltar una risita.

Continuamos con la tarta y llegó el momento de derretir el chocolate y mezclarlo con la nata. Gabi quiso hacerlo todo de manera tradicional, así que calentamos el chocolate a fuego lento, y lo mezclamos con la nata, el azúcar y la levadura. La mezcla que hicimos antes eran galletas con algo de mantequilla y azúcar, nada difícil. Mientras Gabi removía la mezcla, yo le observaba.

One-Shots Inazuma Eleven e Inazuma Eleven GODonde viven las historias. Descúbrelo ahora