Before I Love You (Pausada) | Robbie Kay & Tú |

Lo que sintió mamá

Capítulo 3

Debo admitir que su pregunta me había dejado sin palabras. Al menos no entré en trance como la otra vez. Sonreí y asentí.

— Sí, me encantaría. — Dije. Quería sonar lo más tranquila posible pero Abby sabía que en estos momentos estaría brincando de la emoción.

— Asombroso. — Concluyó.

— Genial. — Comentó Abby. — Ahora todos tenemos pareja. — Todos sonreímos.

Finalizadas las últimas clases que nos tocaban por fin salimos de la escuela. Ahora nos encontrábamos Abby, Nora, Robbie y yo afuera de la escuela esperando a los padres de Abby y al mío. Abby seguro quería hablarme pero estaba haciendo un gran esfuerzo por guardarse todo.

Segundos después los autos de nuestros padres, el de Abby y el mío, llegaron uno detrás del otro y todos nos despedimos para vernos al día siguiente.

— Papá él es Robbie, mi asesorado. Robbie él es mi papá Harold McCartney. — Los presenté una vez estando arriba en el auto.

— Hola muchacho. — Saludó papá.

— Hola, mucho gusto señor. — Robbie saludó.

— Cassie, antes de ir a casa tienes una cita con el doctor Bennett. — Dijo papá. Me quedé estática un momento. Había olvidado que papá iba a ir a hacer una cita.

— Oh, cierto. Lo olvidé. — Volteé a ver a Robbie. — ¿Robbie, te importaría acompañarme a la cita médica? Prometo que después de eso iremos a casa.

— Claro, no hay problema. — Me sonrió dándome confianza.

En el camino nadie habló. Yo me sentía muy nerviosa porque no sabía que iba a pasar. Me sentí tan mal por eso que me puse a temblar del miedo y para disimular imite a Robbie quien parecía escribir mucho. Puede que sus amigos de Evanston lo extrañaran mucho. O quizás su novia. La idea me carcomio la cabeza unos minutos y me ayudó a llegar a la clínica.

Una vez que estuvimos en la sala de espera papá nos dejó solos para ir a avisar que ya estábamos ahí. Entonces los nervios volvieron y esta vez no pude evitarlos.

— ¿Te da miedo? — Pregunta.

— Algo así. — Asentí. — Sí.

— Cassie. — Papá me llamó. — Ya puedes pasar.

— Ahora vuelvo. — Él asiente.

— Suerte y — Respira y suelta el aire. — relájate. — Sus movimientos con los brazos arriba y abiertos me hicieron gracia y entré con una sonrisa al pasillo de los consultorios.

Entré a la habitación del doctor Bennett. Él ha sido mi pediatra desde que nací. Se encontraba sentado detrás de su escritorio con su típica bata blanca. Me senté y él me miró. Los recuerdos me invadieron un poco.

— Hablé con tu padre en la mañana y me dijo que esto era urgente ¿Qué tan urgente es para ti? — Claramente el doctor Bennett ya conocía el motivo de mi llegada por lo que sabía que no era necesario hablar mucho.

— Sólo quiero saber que ocurre conmigo. Si tiene nombre o no — Dije. — Y luego tomar una decisión.

— La causa de muerte de tu madre dio indefinida en la autopsia. Pero los estudios realizados en todo su cuerpo tienen ciertas características poco comunes. — Comentó. — Ya te programe estudios; una resonancia magnética, un electrocardiograma y estudios de sangre y adn que compararemos con los de tu abuelo. — Dijo. — Lo que sea que estuviese fuera de lo normal, te lo haré saber.