Cassandra
Cada segundo que pasaba, cada segundo que era más difícil respirar. Daría lo que fuera por tener a Mike o a papá conmigo. Las lágrimas vinieron por consiguiente y no sabía cómo controlarme, bajé mis manos a la barra del lavabo para intentar relajarme pero me fue casi imposible. Cuando menos me di cuenta la sangre había dejado de fluir.
Me lavé un poco intentando arreglar el desastre que era en esos momentos. Me dolía un poco la cabeza y me sentía mareada pero parecía que lo peor ya había pasado. Aunque aún no dejaba de llorar. Siento que esto es demasiado para una sóla persona.
- ¿Cass? - Escuché a Robbie hablar. Y cuando me di cuenta ya estaba dentro del baño de chicas. Me miró un momento, no quería admitirlo pero tuve miedo. Entonces corrí a sus brazos y él me abrazó fuertemente dejándome llorar en su pecho mientras acariciaba mi cabello. - ¿Estás mejor? - Asentí con duda.
- ¿Podemos salir de aquí? - Él asintió sonriendo para darme ánimos. Se quitó el saco y me lo puse para que no se notara mucho la sangre en mi vestido. - Necesito aire fresco.
Comenté mientras caminábamos fuera de los sanitarios. Por suerte, nadie lo vió entrar ni salir. Cuando estuvimos fuera de la escuela Robbie se detuvo antes de cruzar calle.
- Mmm - Habló pensando. - ¿A dónde vamos? - Pregunta.
- Hay un parque aquí atrás. Podremos sentarnos. - Dije.
Una vez ahí nos sentamos en una de los columpios grandes, más o menos, del tamaño de una banca. Robbie se sentó, y aunque no pedí permiso para hacer lo que iba a hacer, me acosté recostando mi cabeza en sus piernas sin pensar lo que me diría, no me importaba en esos momentos. Sólo necesitaba descansar mi cabeza un poco.
Él no se quejó en lo absoluto al contrario, pasaba su mano de manera tranquila por mí cabello mientras me observaba sonriente. Yo correspondí a su sonrisa y luego miró al cielo. Estaba estrellado, tanto como se podía observar y la luna estaba justo encima de nosotros.
- ¿Qué es lo que te ocurre, Cassie? - Escuché al fin. Sabía que en cualquier momento haría la pregunta, al menos ya sabía responderle.
- No lo sé. - Respondí. - Estamos haciendo estudios ¿Recuerdas? - Pregunto al recordar mis nervios ese día. - y aún no sé lo que tengo. Sólo que es bastante peligroso.
- Ya veo... - Dijo triste. No quería llenarlo de información, realmente podía que le preocupara de más, y aunque yo estaba preocupada por mí, no veía la necesidad de tener agobiantes preguntas todo el día todos los días hasta mi muerte.
- Deberé ir al médico después del día de hoy. - Continué. - No sé si esto vaya a ser algo de qué preocuparse...
- ¿Puedo acompañarte? - Preguntó con pena interrumpiendome.
- Por supuesto. - Accedí. Quizás necesitaría contarle a alguien lo que me pasa, de vez en cuando. Estaba Abby en primer lugar pero no quería preocuparla, ella tenía suficiente con su hermana.
Nos quedamos en silencio, no un silencio incómodo y al parecer no nos preocupaba donde estuviéramos. El viento estaba fresco y así a lo lejos, se escuchaba la música del baile. En esa ocasión sonaba A thousand years de Christina Perri. Me senté bien para estar a su altura, suspiré con calma.
- Lindo vestido rojo. - Me dijo con una sonrisa y yo le miré.
- ¿Es tu color favorito no? - Asintió con una sonrisa. - Por cierto. En cuanto llegue a casa, lo primero que haré será revisar tu lista de deseos.
- Oh, sobre eso. Te la daré mañana, la encontré en tu silla el otro día, creo que se te cayó. - Entonces recordé que la llevaba entre mis libros. Me sentí torpe por eso.
- Lo siento mucho, soy muy distraída. - Él rió un poco. - No sé porqué lo digo, ya lo has de saber. - Su risa aumentó un poco más.
Me miró a los ojos, los suyos brillaban como en ninguna otra ocasión. Acarició mi mejilla apartando mi cabello un poco. Entonces supe que retomariamos lo que habíamos dejado atrás el otro día.
Nos acercamos al mismo tiempo hasta que nuestros labios chocaron en un beso, al principio fue sólo el roce de nuestros labios pero cuanto tomamos un poco de confianza no dudamos en volver a acercarnos.
Él era lento y dulce, pero apasionante. Se sentía tan cálido y cómodo. Sus labios eran suaves y carnosos. Entonces, cuando nos separamos, nos sonreímos el uno al otro.
- ¿Volvemos a la escuela? - Me pregunta con una sonrisa tímida.
- De acuerdo. - Murmuré igualmente sonriente.
Él se puso de pie primero y luego tendió su mano para sostener la mía y así caminamos hasta la escuela consientes de qué pasaría después de que los chicos nos vieran.
— Rob... — Dije preocupada mientras le detenía. — ¿Podríamos no decir nada de lo que pasó hoy? — Él frunció el ceño confundido. — No...esto... — Le apreté la mano. — Sino, lo que te conté sobre mí.
— Ah, ya. — Me miró extrañado. — ¿Acaso Abby no tiene idea? — Negué. — Bueno, descuida. No le diré nada a nadie, pero deberías decirle a ella. Es tu mejor amiga ¿No?
Robbie tenía razón, han sido años de amistad con ella y se preocuparía demasiado si no se lo decía. Puede que incluso se molestara por mantener lo que me ocurre en secreto. No sabía cómo reaccionaría, pero tenía que decirle.
— Creo que tienes razón. — Él asintió sonriendo y se acercó más para besar mi frente. Esa era la primera vez que me daba un beso así, pero no creí que con el tiempo, se volvería algo habitual.
Terminamos de llegar a la escuela, los chicos aún no salían, pero ya era hora de irnos. Mi padre me prohibiría salir de nuevo si llego más tarde.
— Eh... — Habló Robbie. — ¿Vas por los chicos y yo busco la limusina? Ya es muy de noche y no quiero que tu padre me mate por llevarte tarde. — Reí ante su dramatización.
— Bien, bien, yo voy por los chicos. — Seguí riendo mientras me alejaba de él.
Por suerte los chicos ya venían saliendo de la fiesta.
— ¡Cassie! ¿Dónde te habías metido niña? — Pregunta Nora. — Parece que Robbie y tú desaparecieron al mismo tiempo. — No pude evitar sonreír.
— Ya vamos, es hora de irnos. — Evité sus preguntas.
Cuando finalmente estuvimos en la limusina, esta nos llevó a las casas, una por una más cercana. Dejamos a Derek y a Sean casi juntos, a Nora en la suya y a Abby también. Al final, llegamos Robbie y yo a la mía.
Nos detuvimos en el patio de la casa antes de entrar, pero Mike estaba esperando a Robbie para llevarlo a su casa.
— Justo a tiempo Kay. — Habló mi hermano fuertemente. — Aumentas puntos. Ahora, besala ya y vámonos.
Reí ante las acciones de mi hermano quien se encontraba subiendo a su auto. Lo miramos y negamos.
— ¿Te llamo mañana? — Pregunta. Asiento y como era de esperarse me dio un corto beso que me dejó insatisfecha. — Adiós.
— Adiós.
Los vi alejarse para luego entrar en la casa, el aire estaba frío así que metí las manos en el saco de Robbie. Sentí algo frío y pequeño dentro de este y cuando saqué el objeto, no pude evitar sonreír.
— Para Cassie, antes de amarte.
No comprendía su mensaje, pero el gesto lo dejaba un poco más claro. El anillo era precioso y me quedaba a la perfección.
Suspiré. No quedaba duda alguna de que todo estaría bien. Me sentía a salvo cada que pensaba en Robbie y también sentía algo así como un sabor amargo por lo poco que podría durar esto, o yo, principalmente. Pero, ¿que más da? Si así es como se siente el amor, quiero morir amando.
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Before I Love You (Pausada) | Robbie Kay & Tú |
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