Parte 29

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Atsushi se encontraba en uno de los patios del hospital, finalizo la llamada que había salido a realizar y suspiro. La fortuna de ser el jefe es que no requería dar explicaciones para faltar a su trabajo, aunque claro, Todoko no estuvo muy contenta de recibir aquella llamada tan tarde, pero confiaba en que la chica se encargaría de lo necesario en la oficina. Ahora solo debía aguardar a que terminaran de atender a Karamatsu para poder retirarse a descansar. Regreso al interior del lugar para continuar aguardando en la sala de espera cuando distinguió en las bancas tres rostros muy familiares, volvió a suspirar, esta vez con fastidio por topárselos nuevamente; consideraba entre acercarse o fingir no haberlos visto.

- Atsushi –

El susodicho escucho detrás de sí y al girarse se encontró con Todomatsu – Totty – le nombro como saludo para después mirar a los hermanos y regresar su atención al de rosa – Veo que falta uno de ustedes –

- Sí, Osomatsu niisan, él está bien, creo, esperamos para verlo – respondió sin ánimo.

- ¿Qué ocurrió? –

- Estuvo en una pelea, pero llegamos a tiempo y por fortuna él es un cabeza dura así que dudo que tenga algún daño – intento reír un poco ante su comentario.

- Si puedo hacer algo... -

- Gracias, no te preocupes por ello. ¿Y Karamatsu niisan? –

- Aguardo a que terminen de revisarlo, por fortuna el material de yeso era impermeable y lo que hiciste con la secadora ayudo mucho –

Todomatsu asintió ante el comentario. El silencio permaneció un momento antes de que el menor se decidiera a hablar – Así que, ¿Te llevaras a Karamatsu niisan? –

- Él decidió acompañarme –

- ¿Cuándo se irán? –

- En unos días – Todomatsu bajo la mirada – sé que es una noticia repentina, pero Karamatsu esperaba apoyo de su parte – al notar que no había respuesta del otro prosiguió – no discutiré otra vez su forma de actuar, pero al menos podrían ir a despedirlo al aeropuerto, te enviare después los datos. Por ahora iré a comprar algo de beber – sin esperar respuesta alguna se encamino a uno de los pasillos en busca de alguna máquina expendedora junto a la cual dejar pasar el tiempo y evitar la convivencia con los hermanos de Karamatsu.

Todomatsu le observo alejarse y se dirigió con el resto para contarles que su hermano mayor se encontraba también en aquel lugar.

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Karamatsu salía de uno de los consultorios con muletas nuevas, tras la revisión de un doctor le fue indicado que era recomendable colocarle nuevamente el yeso para evitar alguna infección por causa de la humedad; sin embargo, el Matsuno se negó, lo único que deseaba ahora era volver a casa con Atsushi y descansar, eso, y dejar de pasearse por todos lados en pijama. Ante la terquedad, el doctor le hizo hincapié en estar al tanto de cualquier molestia en la piel y acudir en seguida. Karamatsu prometió estar al pendiente.

- ¡Chico lindo! –

Karamatsu se detuvo al escuchar aquello, observando a un conocido enfermero avanzar apresurado en su dirección.

- Sabia que eras tú, bueno, las muletas te delatan – le hablaba con una gran sonrisa – dime, ¿Regresaste por tu baño de esponja? La última vez ni siquiera te despediste – sujeto las mejillas del menor presionando suavemente.

- Eh... yo... - Karamatsu no sabía responder ante aquello.

- No importa, te perdono esta vez – le soltó antes de continuar – por cierto, si buscabas a tu hermano sólo debías aguardar con los demás, te aseguro que él se encuentra bien –

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