Parte 24

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Al día siguiente de la petición de Atsushi, Karamatsu salió temprano en dirección a casa de su familia, conociendo la rutina del lugar llego en el momento justo en el que sólo su madre se encontraba despierta, lista para preparar el desayuno.

Matsuyo se encontraba contenta por la visita de su hijo, quien no perdió tiempo en ofrecer su ayuda para preparar los alimentos. A ella no le sorprendió ver a su hijo con muletas, al parecer él seguía accidentándose.

- ¿Y cómo te va? – cuestiono la mujer con una sonrisa.

- Bien, muy bien – sonrió ampliamente en cuanto la imagen de Atsushi pasó por su mente.

- Me alegra escucharlo, te ves muy contento, dime, ¿Cuándo conoceré a la chica? –

La pregunta provoco que Karamatsu dejara caer un plato, de inmediato se hinco para levantar los pedazos – L-lo siento, te comprare otro, te comprare una docena – hablo apresurado sin levantar la vista.

Matsuyo sonrió y se agacho junto a su hijo, levanto un par de trozos del suelo – no te preocupes – comento suavemente.

Karamatsu retiro las piezas rotas de las manos de su madre, sujetando con una mano los pedazos contra su cuerpo uso la mano libre para sostenerse de la muleta y poder levantarse, su madre le sujeto con cuidado de la cintura para ayudarle.

El sextillizo tiro el plato roto y se quedó de pie frente al bote de basura – Mamá... - le llamo sin girarse, seguro de que ella le prestaba atención – yo, yo quería presentarles a alguien, pero... tal vez, no será lo que esperan – sentía el sudor comenzando a brotar de sus manos ante el nerviosismo. Él no había planeado contarle a otros sobre su relación, no era que quisiera esconderlo, pero simplemente sus hermanos lo sabían y eso le parecía suficiente, hasta ahora.

- Karamatsu... - el nombrado seguía negándose a girar siquiera el rostro – si esa persona te hace feliz, es lo único que importa – regreso su atención a la estufa.

Kara respiro profundamente y sonrió, se acercó donde ella para continuar ayudándole – gracias – pronuncio para después inclinarse y depositar un beso en la mejilla de su madre.

Matsuyo termino antes de preparar el desayuno gracias a la ayuda extra; su hijo le indico el plan de la cena para esa noche y ella acepto gustosa mientras recibía una hoja con la dirección del lugar.

- ¿No te quedaras a desayunar? Seguramente tus hermanos estarán felices de verte –

- Eh, no, tengo algunas cosas de hacer, de hecho... ¿Podrías mantener lo de la cena en secreto? – Mordió levemente su labio inferior, temiendo que su madre se negara o cuestionara las razones de tal petición; pero ella simplemente asintió – gracias – respondió aliviado.

La madre de los sextillizos despidió a su segundo hijo desde la puerta, observándolo subir a un taxi y alejarse.

- ¿Mamá? –

La voz hizo que la mujer se girase para entrar a la casa; Osomatsu bajaba con calma las escaleras.

- Buenos días hijo – saludo ella avanzando a la cocina.

- ¿Qué hacías en la puerta? – el mayor le siguió a la par que paseaba su vista por los humeantes platillos.

- Nada – respondió con simpleza – es un milagro verte levantado antes que el resto – comento divertida y dando fin al tema anterior.

- Tenía hambre – murmuro mientras robaba un bocado aprovechando la breve distracción de su madre; tras hacerlo se quedó quieto observando el platillo – Mamá... -

AguamarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora