El pianista

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Do, re, mi, mi, re, do, si.

La yugular sangrante escupía vida carmesí que teñía el agua donde yacía el cuerpo.

La, la, si, do, do', si, si.

La mano pálida sostenía todavía la copa, ya sin el líquido verdugo que decapitó su vida de raíz, cortando los nervios de su alma.

Do', re, si, do, mi, si, do, la.

Los ojos abiertos todavía sostenían la mirada de horror crónico, pupilas dilatadas en medio del mar verde.

Si, do, re, do, si, la, si, re,

Su ejecutor movía sigilosos los dedos al compás del metrónomo gris y sombrío, repetitivo.

Si', re, re, do, si, fa, sol.

Tocaba tranquilo la sutil melodía del gozo, su rostro sereno oculta la maldad de sus actos y la oscuridad de su alma.

Fa, fa, la si, la', mi, mi'.

El piano era el único testigo del crimen de su pianista.

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