2.CAPITULO: Lucifer

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'' Y cuando te enamores, todas las canciones te recordaran a él,

todos los poemas cobraran sentido

y todos los huracanes llevaran su nombre. ''


Ese día amanecí con un escandaloso pelo rizado, humedad tenía que ser, afuera no hacia ni frio ni calor, tan solo un intervalo entre el sol y las nubes, las hojas de los arboles tenían colores apagados, al igual que el resto del bosque que había tras la casa de mis tíos, el bosque se extendía a lo largo de varias cadenas de montañas y se perdía entre la niebla, haciéndolo infinito, la casa estaba situada al final del pueblo, era más bien una casa solitaria, mi primo ya se había acostumbrado a aquello y yo lo veía como un ciego ve el mundo por primera vez, desde la ventana llena de polvo de mi cuarto podía ver un pequeño rio que se perdía entre las montañas que de lejos parecía una diminuta serpiente. Todo era gris hoy, como el día que llegue, ya había pasado como unos 4 días y todas las mañanas eran iguales, todos los días iguales, la gente estaba acostumbrada en ir en manga corta por la calle pero para mí eso era imposible, el cielo y todo cada vez era más triste y me hacía sentir peor. Me puse una camisa azul vaquera y unos pantalones del mismo color, apagados y tistes, como aquel día. Baje las escaleras y me dispuse a desayunar, todavía no había nadie despierto, en esta casa se levantaban casi a la hora de comer, estaba concentrada en mis cereales de miel cuando desde la ventana puede ver que algo se movía entre las ramas de los arboles del jardín que daba al bosque, ya que estaban pegados. Algo se movió de nuevo y entre las ramas apareció a lo lejos un lobo, un lobo totalmente blanco.

No me dan miedo los lobos, al contrario, me encantan, los lobos era y es mi animal favorito, pero jamás había visto a ninguno, asique deje el desayuno tal y como estaba y me dispuse a salir afuera, sabía que los lobos podían llegar a ser peligrosos pero en ese momento no lo pensé, me acerque poco a poco al lobo y él en lugar de salir corriendo se fue acercando mas a mí, me agache cuando ya estaba a centímetros de mi y no fue nada difícil tocarlo, parecía muy mando, era precioso, tal vez una persona normal lo habría confundido con un perro grande, pero era absolutamente un lobo, con el pelo tan blanco que bajo los copos en invierno tenía que ser casi invisible, aquel lobo tenía algo especial, tenía un ojo de cada color, uno azul, mas azul que el cielo en un día totalmente despejado y otro marrón, marrón pero con un color un tanto amarillento, estaba tan concentrada en tocarle el maravilloso pelaje a aquel lobo que no me di cuenta que Derek Malakai Salvatore estaba justo a mi lado.

- Lo has encontrado.- dijo y me sobresalte.

- hay - dije recuperándome del susto - ¿ Es tuyo ? - le pregunte.

- Si, se me había escapado, pero tú lo has encontrado - me dijo agachándose también

- Bueno más bien el me ha encontrado a mi - le dije sin parar de acariciarlo y sin mirarle.

- Se llama Lucifer - me dijo, el también se puso a acariciarle.

- ¿ Como el demonio ?

- No, como el ángel - dijo y sus manos rozaron las mías entre el pelaje del lobo.

- Es precioso - dije, no sabía que mas podía decir y el sonrió de una manera que me hizo quedarme helada.

Estuvimos unos segundos sin decir nada hasta que el dejo de acariciar a su Lobo y empezó a mirarme hasta que dijo.

- Lucifer y yo nos tenemos que ir - dijo levantándose.

Deje de acariciar al lobo y me puse de pie casi como obligándome.

Alas rotasWhere stories live. Discover now