Estoy aquí, ¿puedes verme?

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*POV Callie.

Me desperté tras oír el despertador chirriar como un loco. ¿En serio? ¿Ya se había acabado el fin de semana? ¡No quería ir al instituto! De hecho, quizás lo que debía hacer era dejarlo; porque de tanto moverme de uno en otro, me saltaba la mitad de las clases, y luego era imposible entender algo. Además, la verdad es que no me había importado nunca demasiado. Tenía otras preocupaciones en la cabeza, más concretamente Jude. ¿Cómo se suponía que iba a vigilarle ahora? No podía dejarle solo simplemente, y ya está. Se sentiría demasiado abrumado.

Me levanté de la cama, y fui a por algo de ropa. Mariana ya no estaba en la habitación, lo que era realmente un alivio. No sabía si me había considerado una ladrona o algo, pero había escondido algunas cosas suyas para que yo no pudiese cogérselas.

Más bien, tenía poca ropa. La que me había traido del reformatorio apenas eran tres camisas, a cada cual me quedaba más grande que la anterior; y un par de pantalones. Como decía Jude, era todo lo que se podía tener cuando prácticamente ibas de casa en casa; pues las cosas se te perdían, o nos las robaban.

Me recogí el pelo en un moño, sin ni siquiera mirarme al espejo, y bajé a la cocina. Se podía oír la voz de Stef desde mi cuarto.

Jude estaba tomando el desayuno cuando llegué. Le sonreí, y me cogí un café recién hecho de la cafetera, ante la mirada atónita de todos los presentes.

-¿Quieres echarte leche?

Negué con la cabeza, dirección a Lena; y bebí dos sorbos del café. Era lo que bebía normalmente.

-¿Puedo tomar yo uno?

Jesús se acercó a mí, y Stef y Lena actuaron al mismo tiempo, como si estuvieran sincronizadas.

-¡No!

Fui a dar un beso a Jude cuando terminé, y dejé la taza en el fregadero.

-Hola, Callie.

Me giré, y sonreí a Brandon. No parecía ser tan mal chico realmente. Incluso me había parecido simpático, en la conversación de ayer.

-Hola, Brandon.

Tampoco sabía muy bien de qué otra manera saludarle.

-Bien Callie, los libros los tengo aquí.- Stef fue a un cajón de la cocina, y sacó cuatro o cinco cuadernos. Menudo sitio para guardarlos.- El horario es el mismo que el de Brandon, así que él puede enseñarte el instituto. ¿Quieres?

Apreté los labios, y asentí. No podía sonreír, ni aún de manera falsa. La verdad es que el único que me había sacado una sonrisa desde que llegué fue ayer, y fue Brandon. A parte de Jude, claro. 

-Brandon, ¿los llevas al colegio?- él asintió, y Stef le tiró las llaves del coche.- Gracias, cariño.

*POV Brandon.

Iba a ser difícil para Callie incorporarse a las clases, sobre todo no habiendo empezado el año escolar en el correcional. Esperaba que mis madres no me pidieran ayuda para ella. Ya tenía suficiente con las clases de piano. Necesitaba centrarme al ciento veinte por ciento.

-Justo ahí.

Le señalé a Callie dónde estaba la clase de matemáticas, y empecé a caminar en la dirección contraria.

-¿No vienes?

Negué con la cabeza, y seguí caminando. Talya estaba bajando del autobus en ese momento. Tenía por costumbre esperarla.

-Sí... es que voy a hablar con Talya primero.

-Vale.

When the stars fall. (Brallie The Fosters FanFiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora