Capítulo 7

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Los ruidos de los crujidos de ramas me sobresaltan y abro los ojos. Es Ivy, que entra por el agujero.

- Buenos días Lilith -parece tranquila.

- Buenos días -repito ayudandome a levantarme.

- Saldremos de aquí nada. Hay que dejar el campamento.

Le digo sí con la cabeza y salgo detrás de ella. Hannah nos espera al pasar la esquina, nos saluda con energía y empieza a correr por los callejones.

Nos acercamos más al centro del laberinto, los sonidos de balas y gritos cada vez son más frecuentes y las bestias cada vez son más rápidas.

Llegamos a un cruce de tres caminos sin contar por el que venimos. Nos paramos y observamos el camino de la derecha, el del centro, y el de la izquierda. Decidimos ir por el de la derecha. Los caminos son iguales, pero con menos vegetación. Al cabo de unos minutos, otro cruce idéntico al de antes. Tiramos por el del centro y a los diez minutos volvemos a otro cruce. Apostamos por el de la izquierda y entonces es cuando recuerdo los caminos. Poca vegetación, la piedra vertical antes del cruce. Estamos encontrando siempre el mismo cruce. No hay tres, hay solo uno.

- Estamos repitiendo los caminos una y otra vez -suelto por fin cuando estoy lo suficiente segura.

- Lilith tiene razón. Algo no va bien. -Hannah reafirma mi teoría. Volvemos a atrás hasta el cruce y entonces hablo:

- Separémonos. Llevamos toda la mañana así. A las 22.00 quedamos en este mismo cruce. Si alguna no llega antes de las 10.00 de la mañana del día siguiente, seguimos cada una por su cuenta.

- Bien. Yo iré por el de la izquierda, Ivy, tú por el centro y Lilith, iras por el camino que habíamos venido.

No hay nada más que hablar.

Doy media vuelta y me encamino por donde he venido. Camino lentamente. Me he cansado de correr. Los pájaros silban, el viento es leve y el sol quema mi piel.

Giro a la derecha, a la izquierda, y otra más a la derecha. Subo entre las enredaderas como de costumbre y visualizo el campo de batalla des de allí.

Doy vueltas y vueltas buscando algo, algún movimiento, alguna bestia, lo que sea, pero al mirar al frente veo lo que menos esperaba ver.

A unos kilómetros aproximadamente, hay un círculo rodeado de árboles con flores blancas y rosa claro.

" La prueba consiste en llegar al medio del laberinto con la ayuda del contenido del cofre."

Recuerdo lo que dijo la máquina antes de entrar en el laberinto.

Si, tiene que serlo. Tiene que ser el final. El centro del laberinto. Esbozo una sonrisa de alegría, pero aún no estoy allí. Todavía puedo morir. Aparto los pensamientos mientras los truenos suenan con fuerza. Me apresuro a memorizar el camino, no será complicado, siempre me han dicho que mi memoria es fotográfica.

Las primeras gotas empiezan a caer. Primero pausadamente luego más rápido.

- ¡Venga ya! - la lluvia es fuerte, tanto que resbalo y caigo hacia el vacío. Antes de caer al suelo me agarro a las enredaderas, pero estas resbalan y me hacen bajar con rapidez. El brazo derecho me duele, he debido de rasgarme mientras caía.

Me suelto de las plantas y me dejo caer. Los pies tocan el suelo, pero vuelvo a resbalar y caigo de lado. Pego un chillido cuando mi muslo se hunde sobre una piedra.

DISTRITO 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora