Se despertó tratando de llegar a su teléfono móvil para apagar la alarma que desde hace una hora con pausas de 5 minutos no dejaba de sonar, era Lunes 19 de febrero, - las 5:30- musito casi dormida con su mirada perdida en un zapato; solo le quedaban 30 minutos para alistarse, desayunar y llegar a la parada de buses para así poder llegar en punto de las 6:30 a la universidad.
Amalia no sabia como, cuando, ni porque había llegado a su cuarto año de la carrera la verdad es que tampoco fue que le importaba mucho, siempre expreso que la ingeniería no era lo suyo. Lo suyo era estar en un salón de clases, impartiendo alguna clases de química o español. Sin embargo
en el país donde había tenido la dicha de nacer, ser maestro o músico era sinónimo de burlas o preguntas que no la hacían sentir nada cómoda.Salió de sus vagos pensamientos para poder tomar una taza de café, su madre aun no despertaba y su padre estaba fuera de la capital, mientras que su hermano había completado turno y estaba reposando.
- Miro el reloj de la sala y un pequeño jadeo salió de su boca. - !Las 5:55! !Llegare tarde!, !OTRA VEZ!.
Trago rápidamente el liquido que le quemo su lengua, tomo su mochila destartalada, guardo en ella su almuerzo preparado la noche anterior, su cepillo de dientes y la pasta. Corrió lo más que pudo para llegar a tiempo; para suerte de ella, la parada quedaba a escasas cuadras de su casa, sin embargo, un lunes, en punto de las 6 de la mañana, los carros iban y venían sin piedad alguna por la carretera principal. Obligandola a tener que esperar que el semaforo diera el paso, mientras tanto, hacia un repaso mental de las cosas que llevaba, - a ver - musito - Llaves, cuadernos, memoria, teléfono, cargador, tarjeta, ¿Tarjeta?, ¡TARJETA! ¡Dios, lo que me faltaba, mi tarjeta!- tanteo sus bolsillos y no encontró su tarjeta del transporte.
- Pensó en regresar corriendo, pero su reloj ya marcaba las 6:30, si lo hacia, tendria que tomar un taxi, que le cobraria lo que a duras penas habia podido recoger la semana pasada, y de igual forma llegaría tarde, empezo a rogar que el chofer del bus aceptara monedas.
- ¡Por favor Diosito, que sea uso mixto!- y como si Amalia se hubiera encontrado dinero en el bolsillo, se embriago de felicidad al leer en la ventanilla USO MIXTO. Subió rapidamente, pago con algunos centavos restantes de la semana anterior, y camino hasta el fondo del bus.
Se dispuso a colocar sus audífonos y disfrutar el trayecto. Al bajar en su destino, leyó en la caseta donde vendian revistas y papeleria en general en primera plana de uno de los periódicos más importantes del país. "Construcción de Carretera da hincapié a que colonos entren a la reserva natural".
Mientras entraba al recinto fue pensando en las consecuencias de estos hechos, pero se vio interrumpida al darse cuenta que ya estaba en su facultad. Al llegar al despacho dio los buenos días de costumbre, ya llevaban la primera semana de clases y esperaba una maravillosa noticia.
- Buenos días Amalia.
- Buenos días profesor- ¿Ya reviso mis notas y el curriculum?- cuestiono mientras llegaba a la oficina de su facultad y
colocaba su bata de laboratorio.- Claro que si jovencita, pero.. - dijo con aire de preocupación.
-¿Pero que profe?- ella lo miro con tristeza, el profesor Calero, sabia de la situación de Amalia, siempre le gusto la docencia, pero por insistencia de su familia opto por algo "mejor", ella había participado en todos los foros sobre medio ambiente y química en la universidad, no era la mejor pero su esfuerzo y dedicación la hacían sobresalir
y la facultad al dar la apertura a estudiantes que quisieran ser ayudantes de docentes e inclusive maestros ella no dudo ni un instante en ofrecerse, aunque fuera sin pago alguno.- Pues que solo falta firmar y ya oficialmente estarás trabajando para la universidad.
-Y en un arranque de felicidad, Amalia grito en la oficina, la semana iniciaba de la mejor forma, no encontraba la manera de
hacérselo saber a su madre, ya seria un ingreso extra al hogar, por muy miserable que fuera, pero ya era algo- Parece que el día de hoy, será el mejor de todos, llegue a tiempo, usted me recibe con esta maravillosa noticia - lo observo mientras terminaba de acomodarse la bata - y lo mejor, estudie para mi examen.
- Pero si apenas es la primera semana, ¿ya están acumulando nota? - El profesor la miro con curiosidad - déjame adivinar. - menciono- es la Zelaya, ¿verdad?
- ¿Que come que adivina? - pregunto Amalia mientras sonreía con pesar.- La verdad es que no me molesta, entre mas
rápido acumulemos notas, mas rápido salimos de vacaciones y se libra de mi - Bromeo mientras salía del despacho.- ¡No olvides firmar el documento antes de irte! - gritó calero mientras ella se iba - será una buena maestra - musito-.
Las clases del laboratorio aun no empezaban si no hasta la tercera semana, pero ella no perdía el tiempo se dispuso a preparar el material y practicar una de las guías para estar aun mas segura de lo que haría a lo largo del cuatrimestre. Observo su reloj.
- Las 7:00 de la mañana - susurro, y mientras buscaba los materiales que iba a utilizar medito en las noticias que había leído en el periódico sobre los colonos que se habían tomado parte de una reserva natural, una de las más importantes del país. - Son unos idiotas - suspiro.
- Y de los buenos querida.- sonrió mientras se acercaba a ella, siempre que se la encontraba la escuchaba hablar sola. En un principio pensaba que estaba loca, pero,
tiempo después, el que estaba loca por ella, era él.Gracias por leer está historia, espero sea de su mayor agrado, no olviden comentar y votar. Los quiero.
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Siempre te amare.
Romance¿Qué hacer cuando de un día para otro tu mundo se desploma?, ¿Como reaccionar ante la desesperanza y la despedida del amor de tu vida? Amalia Orellana, joven de 20 años, cruzando sus últimos años en la Universidad, se ve ante la desesperanza y el ab...