Capitulo 3

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Mientras salía de la biblioteca rumbo a la parada de autobús, Amalia recordó la promesa, aquella promesa que junto con el poema de Mario Benedetti le había hecho retomar las riendas de su vida, aunque él no hubiera cumplido su parte, ella si lo haría. Recordó, sus ojos se llenaron de lágrimas, era un torbellino de emociones, dolor, angustia, nostalgia, pero también felicidad. Eran las 5:00 de la tarde, hora pico, el bus iba lleno, encontró lugar donde sentarse, mientras el transporte cruzaba la capital recordó el poema, su poema: "Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo..."

- Amalia – Escucho su nombre pero sus pensamientos no estaban en su cuerpo, hasta que una fuerte sacudida la obligo a volver a la tierra.

– Pensé que no me habías escuchado hermana -

– La verdad es que no, - le dijo mientras sonreía al ver a su hermano – ¿Vienes del trabajo?- pregunto.

­ Si, como todo negro, terminando la jornada. – Respondió - ¿y vos? ¿Qué tal todo? Vistes a Luis he de suponer, porque te ves fatal.

- cinco largas horas con él, escuchando el montón de mujeres que conoció en su viaje a chile, a cuales tuvo en su cama y con cuales se protegió – Conto – Es un pendejo, no me asustaría que me dijera que tiene que huir porque embarazo a una niña y no se quiere casar – añadió.

- ¿Te imaginas si hubieras aceptado entrar en una relación con él? – Cuestiono Guillermo –

No había terminado de formular su pregunta cuando Amalia golpeo el hombro de su hermano mayor, mientras Guillermo se quejaba de dolor, ella reía y se asqueaba. Al fijar la vista en su ventana ambos se dieron cuenta que ya estaban bastante cerca de llegar a su destino. Bajaron del colectivo y él cargo su mochila, como en años atrás cuando iban a la secundaria. Eran distintos pero parecidos.

El, con su mirada penetrante, ojos oscuros, piel canela, cabello rizado y alto, porte elegante y labios finos; mientras que ella, era baja, cabello liso, de color negro azabache como sus ojos y sus cejas pobladas, delgada, de piernas hermosas y manos de princesa, a como él le llamaba, y su piel, oh su piel, un poco más blanca que él. Era su mimada, su hermanita, su flor a la cual cuidar y amar.

Caminaron en silencio tomados del brazo, por la diferencia de color, los desconocidos pensaban que eran de las parejas disparejas, pero sus amigos y conocidos sabian que eran hermanos. Entraron su hogar y su madre los recibió con brazos abiertos. Hablaron y se dispusieron a cenar. Mientras comían, Amalia soltó la noticia que alegraría aún más a su madre. - ¡Escuchen!, como ustedes sabrán, metí los papeles para la plaza de maestra en la universidad; y...

-¡Te aceptaron! – Exclamo con emoción Marian Miller – yo ya lo sabía, desde el momento que el profesor calero te pidió tus papeles ya tenías el puesto asegurado. Y muy bien ganado, deja que te de un abrazo de oso mi niña bella.

-¡Espera mama! Pase el día sin comer, deja que termine de tragar, por favor, ¿sí? – le suplicaba a su madre mientras realizaba la misma técnica que Luis, de poner la boca en pico y mirada tierna

-Donde he visto esa técnica antes – pregunto Henry Sandoval - ¿Cómo se llama este tu amigusho raro?, ese que le gusta andar desnudo mientras bebe café

- ¿meñique? – añadió Guillermo

- ¡Papá! – Río Amalia mientras sus mejillas se tornaban rojas de la vergüenza ajena – Fue un accidente – añadió – además, andana en calzoneta, eso no es andar desnudo.

- ¿te imaginas cariño? – bufoneo - Mi sorpresa de ir a dejar a tu hija y a sus compañeros a su casa en el norte, y cuando toque el timbre me recibió en "calzoneta" con el torso desnudo y con una taza de café, y diciéndome para colmo "Cariño, mi cuerpo frio te ha estado esperando desde anoche que me dejaste" – menciono en risas mientras se levantaba del comedor a servirse un vaso de jugo de naranja – Yo tenía años de no sonrojarme, desde que salíamos a caminar, en nuestra juventud Marian ¿y que me salga un niño con esa propuesta indecente?

- pero a todo esto papá, - pregunto Guillermo – ¿qué le respondió usted?

- no me dio tiempo de responder porque me cerró la puerta en la cara.

- ¡Es cierto! – dijo Amalia mientras chasqueo los dedos – y yo tuve que decirle que no sacara a los perros, que usted era mi padre y que me había ido a dejar y que para acabarla de matar le dijo, lo siento bebé, me gusta anotar en la cancha del contrincante, no los autogoles.

- ¿Padre?,- ironizo el moreno- sí que eres lame botas – menciono Guillermo entre dientes – dile a como siempre, viejo, papá, ingeniero, no padre.

- También le digo papito idiota, además, no podía faltarle el respeto en frente de mis compañeros de clases, eso sería, pasar la raya. – Confeso con mirada de culpa ante sus padres y hermano – aquí porque estamos en confianza, y bromeamos, como hace unos momentos.

- ¿y cómo le harás cuando traigas a un novio a la casa mía? – cuestiono su madre. – novio, no amigo, ni compañero de clases, ni ahora compañero de trabajo.

- Mama, - suspiro Amalia – sabes que a mí no me interesan esas cosas, creo que en este momento de mi vida eso no es prioridad.

- sí, pero la vida y el tiempo no perdona, porque tu corazón haya sido lastimado una vez, no significa que volverá a pasar. – Respondió Marian – si no lo usas, no sabrás que se siente.

- Bueno papa, aquí venimos siendo como los amigos gay – bromeo Guillermo mientras se estiraba en la silla – iré por el maquillaje ¿Qué dices pa?

- ¿Disculpa cabrón? Serás vos el amigo gay, porque yo puse la semilla para que nacieras, naciste de estos testículos – hablo mientras se los agarraba con orgullo - así que prefiero ser la planta en medio de esta conversación de mujeres, - reclamo graciosamente ofendido mientras se levantaba de la mesa a dejar el plato en el lavabo – además, - añadió – mi niña no me estorba, cuando te sientas preparada para formalizar y traer a un pobre diablo a la casa, hazlo, mientras tanto disfruta, vive y sonríe.

- no importa que no tengas novio, eres nuestro más grande orgullo – susurro su madre mientras depositaba un cálido beso en la frente de su hija

- ¿y yo que soy mamá? – pregunto alegremente su hermano.

- tu eres una mala planificación, algo así como un condón roto – declaro su padre – pero aun así te amo, aunque todas las chicas no te hagan caso.

- no pues – ironizo Guillermo – el que me asesino, fue a la vela.

- y luego te lloro, y beso el ataúd – añadió Amalia.

- y guardo luto por 7 días – termino de mencionar Marian.

- Ya basta, - Aclaro - El punto es que, ninguno me estorba, los amo, y disfruto complacerles en lo que puedo, me gusta ver la risa de tu madre cuando salimos a pasear los domingos, la mirada dulce de tu hermana al comprarse un libro nuevo y me encanta que me acompañes a comer con tu estomago de vaca que nunca se llena. Aun con todas nuestras dificultades, pero eso nos hace una familia. Y nos hace valorarnos y querernos con nuestras fallas

La casa quedo en completo silencio, pero no unsilencio incomodo, si no, un silencio de paz, de aquellos que se disfruta, enlos que se puede escuchar latir el corazón y el pulso en las venas, luego deesas palabras de amor, como en noches anteriores, padres lavaban y secaban losplatos y los hijos se encargaban de arreglar la cocina y dejarla limpia, no sinantes, preparar sus respectivos almuerzos. En seguida de terminar, cada quiense despidió a descansar. Sin embargo las palabras Vida y Tiempo rondaronpor la mente de Amalia toda la noche, y en sus sueños se transportó al futuroque anhelo y a la persona que amo, y que aun en sus sueños se hacia presente.    

Siempre te amare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora