Capitulo 4

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Hace 2 años atrás...

- ¿estas segura de continuar con esto? – exclamo él-

- Más que segura – musito con cierto aire de tristeza. – tal vez, más adelante, la vida me dé nuevamente la oportunidad.

- ¡Pero es lo que siempre has querido! No entiendo tu actitud, siempre te quejas que esto no es lo tuyo, pero cuando sale la oportunidad la dejas ir como un gato a su presa. – menciono con reproche.

- Te equivocas, el gato juega con su presa antes de comérsela, y ese, claramente no es mi caso. –menciono mientras volteaba sus ojos, dejando ver la blancura de ellos

- Lo que sea, pero, es la oportunidad de tu vida, ¿no piensas quedarte como un simple alumno ayudante de por vida no? ¿Amalia?

- ¿Y si es así que? – por su tono de voz, pudo deducir que su paciencia se estaba agotando, pero él necesitaba presionar lo suficiente, no quería dejar ir esa oportunidad para ella. – escucha, apenas estamos en finales del 2do año, sin embargo tu promedio y las clases avanzadas que llevas, prácticamente estas a mitad del 3er año. Solo piensa, Chile, argentina, Alemania o Francia, la universidad te ofrece todo, estadía, boleto ida y vuelta, maestrías y doctorados, no estoy diciendo que aquí no sean buenos, pero otro país, ¡por favor! Conocerás otras culturas, comidas, bebidas y hasta podrías descubrir el amor de tu vida – respondió con firmeza y cariño a la vez.

- No insistas más, no aceptare. – reprocho, mirándole a los ojos, a esos ojos que ya no la miraban como una simple amiga.

- Y si te digo que me gus...

- ¡LOS TÓRTOLOS! – Entro gritando Nathan – ¿arruino o interrumpo algo?

- Para nada – replico con rapidez- bueno, yo ya me retiro, tengo que sacar fotocopias del libro de física.

- Uy, perdón, no pensé que te ofendiera tanto lo de los tórtolos. – bromeo Nathan, mostrando sus dientes con suciedad del almuerzo entre sus brackets. – solo fue un comentario.

- En serio, necesito ir a sacar copias. Además, yo no hago falta aquí – dijo con cierto aire de molestia. – nos vemos luego – y se despidió sin ver a Amalia, sin pensar que ese día, sería uno de los últimos que hubiera podido disfrutar con ella.

Despertó por las vibraciones de la alarma, el sueño de su equivocación se estaban repitiendo constantemente, cuando ya no se podía hacer nada, su ego y su dignidad de macho lo habían hecho perder una vez más, observo a su alrededor y vio que no estaba en casa, estaba lejos, a kilómetros, miles y miles de kilómetros, donde le calaba más el frio de la distancia que cualquier otra cosa. Trato de volver a dormir, se colocó encima su colcha favorita, sin embargo, por más que intentara conciliar nuevamente el sueño, sus recuerdos lo atormentaban. Se sentó en el borde de su cama y pensó "¿Qué estará haciendo?; ¿Me extrañara?; ¿Seguirá enojada?; ¿Se habrá dado cuenta de mis sentimientos?; ¿Me seguirá amando?" Mientras repasaba sus pensamientos no se dio cuenta que el tiempo se le estaba agotando. 06:30 AM su rutina lo esperaba, Salir a correr durante 30 minutos alrededor del conjunto de apartamentos, para luego hacer otros 30 minutos de ejercicios, desayunar en 15 minutos, bañarse en 15 minutos y salir a la biblioteca a estudiar, para luego esperar el almuerzo, esperar a sus amigos para repasar las tareas pendientes y estudiar a "conciencia" y por la noche recibir sus últimas clases de ayuda para presentar su examen de grado y tesis. Cada vez estaba más cerca. No importaba el no dormir, el estrés, las humillaciones de algunos docentes por ser extranjero y ser el mejor. Solo tenía una meta, volver, aunque nadie sabía de sus verdaderas intenciones. Había dejado demasiados cabos sueltos que necesitaba atar. Buscar como formalizar, trabajar y remunerar a sus padres todo lo que habían invertido por su bien. Y él, ya tenía todo fríamente calculado, pero se le estaba olvidando algo muy importante, como lo que era, el destino y la vida, que cuando más nosotros planeamos meticulosamente algo, es cuando peor o muy difícil se realiza.

- Que no vaya con vos, no significa que yo he de cambiar mis sentimientos, - murmuro con voz casi imperceptible - pero si vos sentís la necesidad de llegar hasta aquí, no pondré oposición alguna, yo... yo cumplo mis promesas, por eso, no te detengas...

- Si me dices que me vaya, lo haré, aunque después cambies de opinión no voy a...

- No te pediré volver, no voltees a ver hacia atrás, porque yo – dijo a punto de estallar en lágrimas – Yo no lo haré, Adiós Doctor Salamanca – y giro en sus talones mientras su cabello danzaba al son del viento.

Él era demasiado orgulloso para mostrarle sus sentimientos, y no porque alguien del pasado lo lastimara, sino porque, pensaba que mostrarle miedo o preocupación al enemigo, sería darle le victoria, pero ¿ella?, ¿La considero todo el tiempo de la charla su enemiga?

- No te pediré volver, no voltees a ver hacia atrás, porque yo – dijo a punto de estallar en lágrimas – Yo no lo haré...

Sus lágrimas empezaron a brotar sin detenerse, recordó que en esa ocasión, antes de hablar con él, se prometió a si misma no mostrarle sus lagrimas, y su terquedad había dando resultados, pero sus sueños y sus recuerdos le hacían malas jugadas, como la de ese momento, era una corriente imparable de dolor, la última vez que había llorado de esa manera, había sido en el sepulcro de su abuela, ella era la que le había aconsejado amar sin condición ni distinción, sin embargo ese consejo, le había dejado repercusiones dolorosas, se levantó de su cama y se dispuso a bañarse e irse a trabajar. El día paso sin ninguna anomalía, pero sus ojos, sus ojos tan oscuros como el color de su cabello, reflejaban tristeza y melancolía. Su horario era perfecto para la ocasión, tomo el colectivo y se dirigió al cementerio donde se encontraba su abuela, compro un ramo de margaritas en la entrada y camino por en medio de las tumbas olvidadas hasta encontrar a la única que tenía un color que no era funesto, mientras se acercaba, desahogo su ser.

- Me prometí a mí misma ser fuerte, pero no puedo,-grito con reproche y tristeza - ¿sabe?,me di cuenta que aún tengo sentimientos que no puedo olvidar, sueño con él cuando las cosas me salen bien, como que quisiera que él me felicitara o se diera cuenta, pero necesito olvidar – sollozo – necesito descansar, decidí no volver a ver atrás, pero al recordarla a usted y al verlo a él en mis sueños me doy cuenta que no seré capaz de cumplir mi promesa. Mamita, te necesito, y a él también.    

Siempre te amare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora