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—Jin... El control.

Jin suspiró de flojera y miró el control en la mesita de centro, frente a él.

—Tú lo quieres, tómalo tú. —Resongó.

—No mames, te lo estoy pidiendo, no seas flojo.

El castaño hizo ademán de estirar el brazo pero no llegó.

—No jodas, no llego.

—Yo tampoco.

—Entonces nos quedamos viendo Masha y el Oso.

—Pues sí, supongo.

El de hoy era un domingo de cojones. Estaba seguro de que Corea jamás había tenido un día tan caliente como aquel. Estaba perfecto para ir al mar o a la piscina, pero ninguno de los dos tenia ganas de moverse del sofá. Llevaban media hora peleando quién de los dos se inclinaba a buscar el control remoto.

—Bien, piedra, papel o tijera el que busca el control. —Dijo Jin, alzando el puño.

YoonGi lo miró por unos segundos y luego alzó la mano.

—Piedra papel o tijera. —Dijeron ambos y ambos sacaron tijeras.

—A la mierda, veamos Masha y el Oso. —Contestó YoonGi.

—Igual está interesante. Mira, pobre osito.

—Si...

SeokJin suspiró derriendose contra el sofá, su cuerpo deslizándose y la camisa enrollándose sobre su estomago.

—¿Jin?.

—¿Mmh?.

—Se supone que en los libros los días de calor son sexys.

—Esto no es un libro. —Dijo Jin, con flojera.

—Pero sí un día de calor. Deberíamos ir a ducharnos.

Jin volteó la cara para mirarlo.

—¿Que insinúas Yoonie?.

YoonGi abrió los ojos de par recordando las tan delicadas reglas que había trazado Jin. Volteo la cara hacia la Tv.

—Que deberíamos seguir viendo la tv. Sí, eso.

Jin sonrió. Estaba ganándose a YoonGi y YoonGi se lo estaba ganando a él. Se ganaban el uno al otro y la primera palabra que se le vino a la mente para definir aquello era: estás enamorándote, hijo de perra.

Bueno, era una frase, pero eso daba igual. En esencia era lo mismo.

Miró la mano de YoonGi en el sofá, tan grande y tan delgada, sus piernas estiradas hasta apoyarlas en la mesita de centro y su cuerpo cuvado por la flojera.

YoonGi se había portado bien esa semana que estuvieron probando si entre ellos podía o no resultar algo. Apenas se besaban, YoonGi amaba dormir con él y además, no había insinuado nada raro. Jin se inclinó hasta el control y se pegó a YoonGi. El calor se le espantó. Se sentía tan vivo como nunca.

—¿Jin?. —Dijo el pálido. SeokJin buscó su mano y la dejó encima de su muslo, buscó entre todos los canales.

—Te has portado muy bien estos últimos días, cachorrito, te mereces una recompensa.

El rostro de YoonGi pareció desorbitado y lo entendió. Dio con un canal de porno.

—¿Un canal porno?. —Preguntó el más pálido, enderezándose en el sofá. —¿Estas seguro, Jin?.

—Sólo vamos a tocarnos. Tú y yo. Masturbando al otro. ¿Asi o más grafico?.

YoonGi asintió.

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