Prólogo

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En la cima de aquel monte, bajo la sombra de un árbol, SeokJin miró el móvil entre sus manos y lo analizó. Era el de su ex de hace unos trece años, que aún recordaba como tinta sobre su piel. Era un modelo anticuado como la mierda, la pantalla estaba rasgada y la pintura todavía peor. Entrecerrando los ojos, pudo notar que era un modelo barato, no costaba ni la décima parte de su móvil actual.

Se pregunto porqué, cuando volvió al departamento, ello era lo único que había quedado.

No sabia si su ex quería darle un mensaje o qué. Como sea, para Jin fue dolorosa esa caída. Sobre todo porque mirase por donde mirase estaba él, su aroma, su piel. Sabia que superar un ex no era cosa fácil pero pasaron tres años hasta que por fin alguien volvió a acercarse a él y salio de ese hoyo. Se volvió a encontrar con sus amigos, todos ellos con sus vidas gas echas y se sintió como el adolescente que era en la universidad.

Ahora ya era alguien nuevo, tenia un buen trabajo. Una vida estable, tranquila. Nunca más quiso volver a enamorarse de nadie, jamás. Su corazón no soportaría otra caída de esas. Incluso estaba planeando en poner su propia pastelería con diseños franceses. Ya tenia distribuidores. Cada cierto tiempo hablaba con sus amigos y se reunían como los viejos tiempos. Con ellos volvía a sentirse joven, no importaba que tan para la mierda volviera a su casa.

Jungkook se casó con Jimin, hacían una bonita pareja. Lo sabia porque cada tiempo llegaban a visitarlo a su casa y se quedaban con él para darle ánimos. Gracias a eso Jin no se rendía.

Taehyung también lo visitaba seguido, ese idiota se quedaba días, semanas durmiendo en su casa y lo agradecía. Jin aveces se deprimía pero sabia salir de eso como un buen guerrero.

Sonrió. Su vida era maravillosa. El móvil no encendió ni tampoco encendería. Tomó el aparato con su mano y lo arrojó por la colina hacia abajo. Escuchó como se hizo trizas.

Su alma respiro en alivio y no supo porqué.

(...)


—Podrian poner una cinta, un diseño femenido y delicado siempre atrae gente.

El chico de los planos era guapo, sus ojos mas rasgados de lo común y miraba con una picardía única a Jin. SeokJin le decía con su lenguaje corporal que no quería nada con nadie pero el ojos gatunls simplemente no podía dejar de mirarlo. Era una copia exacta a su ex.

—Lo que ordene señor Kim. —Respondió el chico anotando unas cositas en los planos. —¿Se decidió por el color?.

Jin se pasó una mano por el pelo, tirándolo hacia atrás, eso despejaba su cabeza.

—Durazno en la cinta. En el logró podría ser un rojo mas fuerte, brillante para que resalte más.

—¿Escarlata?.

Asintió. Algunos cabellos yéndose a su frente.

—Sí, eso seria idea.

Su negocio se llamaba “Kim's and Kim's” y estaba plenamente orgulloso de ello. Después de tener un bebé, seria como su segundo sueño.

—Señor, ¿Puedo preguntarle algo?. —Dijo el chico. Jin desvío los ojos el plano para mirarlo, asintió.

—Adelante.

—Se me hace conocido y eso es porque mi padre antes de morir nos hablo de usted. —Jin inhaló suavemente. Resistiéndose a que los perros de sus recuerdos no lo persiguieran. —Nos dijo que era como un cachorro. ¿Como se conocieron usted y mi padre?.

Negó con una sonrisa. —Discúlpame, pequeño, yo no sé quién es tu padre.

—Lo siento mucho señor. —El chico se quitó el gorro de construcción que llevaba y su pelo negro como la noche cayó por encima de sus orejas. Sus ojos se llenaron de lágrimas. —Mi padre era Min YoonGi. Soy su hijo, el mayor de ellos.

RoomatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora