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—YoonGi, está bien, ¿Sabes?. —Dijo apoyando la mejilla contra la almohada, no podía nisiquiera mover las manos. —No duelen, y van a sanar. Vas a ver.

YoonGi se mordió el labio. Estaba duro como una roca, su polla palpitando apretada en sus boxers mientras le daba crema en la espalda. Jin tenia unas nalgas como para darle toda la noche, pálidas y redonditas. Había usado toda su fuerza de voluntad en no morderlas y azotarlas. Se veían tan bonitas.

Ni qué hablar de sus piernas, eran largas, delgada, pálidas, suaves y tan bonitas. SeokJin era todo un sueño y nisiquiera habían llegado a la mejor parte. La siguiente escena del plan era mas arriesgada, requería de más concentración y encantos naturales para que Jin la tomara o mejor aún, para que YoonGi la tomara.

—SeokJin, estas muy tenso. —Dijo pasando los dedos por sus hombros. Era mentira, pero tenia que intentarlo.

—Sí claro. —Respondió su mejor amigo, YoonGi tragó duro aplastándole un poco la suave piel. —Auch.

—¿Ves?. Necesitas un masaje.

—Te estás comportando encerio muy extraño YoonGi. —Dijo. YoonGi esbozó una pequeña sonrisa bajando las manos hasta la cintura, haciendo círculos con los pulgares. Lo escuchó jadear suavemente y no fue el corazón lo que se le paró. —Tu... Agh...

—Date la vuelta, hombrotes. —Dijo poniéndose de pié. Jin comenzó a protestar por lo bajo pero accedió. Su cabello castaño cayendo le elegantemente sobre los ojos, su pecho bien formado, sus manos grandes, su cintura estrecha, su pene medio duro y sus gloriosos muslos. A YoonGi se le hizo agua la boca por probar ese maravilloso cuerpo pero se controló, necesitaba continuar con el plan.

—Ponte esto. —Le extendió unas gafas para dormir, para taparse los ojos.

—Ya. —Accedió el castaño poniéndola sobre sus ojos, apartándose el pelo. —Ahora me vas a atar y yo voy a gemir como perra en celo, ¿Me equivoco?.

—Si no quieres un masaje, vete Jin. —Dijo con voz segura. —No te estoy amarrando.

—Entonces me voy. —Dijo quitándose la cosa de los ojos y poniéndose de pie. YoonGi lo vio tomar su ropa y sus cosas antes de salir.

Se quedó sólo al interior de la carpa. Su cuerpo sacudiéndose por la vergüenza, sus ojos aguándose y en su interior preguntándose como haría para verlo a la cara. Mierda, mierda. Había metido la pata hasta el fondo.

(...)


El viaje en un principio había parecido buena idea, pero ya no. Tuvo que dormir toda la noche en una roca medio tapado con una toalla que encontró por ahí y se sintió como un idiota total. Despertó a la mañana siguiente con un dolor de cuello terrible y la mirada inquisidora de Tae, que fue el primero en levantarse.

—¿Que te pasó?. —Dijo aguantándose la risa.

—No es gracioso, idiota. —Respondió gruñón, sobandose la nuca, los músculos de ahí estaban tensos y rígidos por la noche anterior.

—¿YoonGi te quería lejos o qué onda?. —Repitió gracioso.

"Yo lo quería lejos". Quiso responder Jin.

—Comamos algo. —Respondió cambiando el tema. —Hay galletas.

—Idiota, ese no es un desayuno. —Respondió Tae agitando su cabello liso. Jin se mordió el labio. Tae se veía muy lindo haciendo eso. —Tengo pan, también jamón. ¿Se te antoja?.

Su estomago rugió y asintió.

Comieron tranquilamente, entre bromas, Jin le explicó la verdadera razón de porqué no había querido dormir en la misma carpa de YoonGi.

RoomatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora