¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Blair.
Anthony tuvo que ir por mí ya que el estúpido, jodido idiota, imbécil y todos lo insultos que pueden existir de Tayler me dejó plantada. Estábamos en la feria, él quiso traerme para recompensar lo idiota que fue Tayler, estábamos jugando a esos juegos de bailar Anthony es demasiado malo en esto.
—¿Tan fea soy? Tengo trasero grande, soy un fenómeno o no lo sé—mis esperanzas de que un chico notará mi existencia se fueron por la alcantarilla.
—Cállate, si él no se dió cuenta de lo maravillosa que eres no es el indicado— sonrió por este tipo de razones amo a mi hermanito— sigue buscando a tu Romeo pequeña Julieta.
—Te quiero idiota—me acerque para abrazarlo con una sonrisa.
—Tambien yo— se separó de mi con una expresión sería. What the hell?
Me voltee encontrándome con el rey de los imbéciles. Tayler Holder
—Alejate ya tuviste tu oportunidad— Anthony se colocó enfrente de mí, mirándolo con odio.
—Quiero hablar con ella— me miró.
—Dejalo Anthony— tomé su hombro, él asintió y se alejó hacia otra máquina sin antes darle una mirada de advertencia.
—Se que quieres una buena explicación— empezó— de porque te dejé plantada.
—Vaya que la quiero—dije con sarcasmo.
—El problema es Hossler— mi rostro es una obra de arte en estos momentos.
— Jaden, Jaden Hossler– repetí alzando las cejas sorprendida, confundidas tal vez.
Mi mente estaba procesando toda esta información. Era poca lo sé pero mi cabeza estaba apunto de explotar, si esto era una broma era de mal gusto.
—Si, me dijo que no saliera contigo— Jaden no era capaz de eso a él no le importaba nada de mí.
—Espera que—esto era más confuso que mis ejercicios de matemáticas.
—Si, y no es de ahora, es de siempre Blair— osea que los chicos no me invitaban a salir por culpa de el.
—Espera, ¿Hubo más?
—Carajo—murmuró—no le digas que te dije.
—¿Te vale lo que diga Jaden?— chasquee mi lengua buscando las razón de porque diablos hace eso.
—Unas bobbies no justifican una nariz rota— se encogió de hombros.
—Lárgate—señale la salida.
–¡No lo justifican!—dijo dirigiéndose a la salida.
Marica.
—¡Para tu información mi bobbies valen una nariz rota!— chillé, luego me di cuenta de mí palabras y las personas que me rodeaban— fuck.
