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Narra Craig

Un día más estando vivo, lamentablemente.

Hice mi rutina como de costumbre, obvio no podían faltar las miradas juzgonas de la gente cuando iba caminando a la parada de autobús y en los pasillos de la escuela. Sorprendentemente hoy las cosas estaban un poco más tranquilas, algún otro chisme estará robando la atención.

Tomé asiento en el último pupitre del salón y esperé alegremente a que el bendito profesor apareciera.

Los asientos se fueron llenando con el pasar de los minutos, esta clase la comparto con Tweek así que estaba atento para cuando cruzara el umbral de la puerta, es a lo único que puedo aspirar ahora.

Por fin esa bella cabellera rubia apareció, pero no estaba sólo, el gótico de Pete lo acompañaba. Sabía que últimamente se habían hecho cercanos, ¿pero llegar agarrados de la mano? Me miento a mi mismo diciendo que me alegra, por supuesto que no, toda esta mierda me supera y por mucho.

Varias miradas estaba sobre mí, la gente quería ver mi reacción a ello, hice mi mejor esfuerzo por no voltear a verlos ni a nadie del salón, pero el corazón me ganó y terminé volteando por última vez. Mis ojos se encontraron con los bellos ojos de Tweek, sólo fueron unos segundos, pero se sintió como una eternidad; probablemente el momento con más calma que he tenido desde que empezó todo esto.

En el pasado, siempre que me sentía fatigado, sus ojos me hacían olvidarme de todo y sólo me enfocaba en admirar sus peculiares colorores.

El profesor llegó y Tweek se fue a sentar junto con ese tipo. Intentaré dormir para no pensar en nada.


Narra Tweek

¿Qué mierda fue eso? Tenía confianza cuando entré al salón de la mano con Pete, quién afortunadamente aceptó ayudarme; pero después crucé miradas con Craig y todo fue tan confuso, joder ¿Por qué todo lo relacionado con él me hace sentir tan extraño? Es un revoltijo de emociones, entre odio, amor y anhelo.

Parece que Pete se dio cuenta de eso y toda la clase intentó distraerme con pequeños dibujos en la parte de atrás de mi libreta. Agradezco que sea tan atento conmigo.

En el receso, fuí con él a una parte algo escondida de la escuela.

— Perdón por traerte hasta acá, sé que dije que te ayudaría pero esos conformistas son demasiado metiches.

— Está bien, tampoco quiero que te sobre esfuerces.

Estuvimos un rato sin decir nada, sólo disfrutando de la calma en el ambiente, hasta que su voz interrumpió el momento.

— Y bueno, ¿Quieres hablar de lo que pasó en el salón con ese conformista?

— ¿D-de qué hablas? No pasó nada.— me hice el loco.

— Por favor, si algo he aprendido pasando desapercibido entre las personas, es a observar. Esa mirada fue muy intensa como para que no sea nada.

Te odio maldito lenguaje corporal.

— Está bien, tú ganas.— me acomodé para verlo mejor— Ni siquiera estoy seguro de lo que pasó, antes de todo esto, cuando éramos pareja, él solía quedarse viendo mis ojos por un largo tiempo, decía que lo relajaba. Esa mirada en el salón me recordó eso, pero él mismo dijo que todo eso no importó una mierda porque nunca me amó.

— ¿En serio dijo eso?

— Sí, incluso fue enfrente de mis amigos. Intento que nuestra relación me importe un carajo como a él, pero yo sí lo amé con todo el corazón y es muy difícil borrarlo de ahí. ¿Alguna vez haz amado a alguien de forma que tú corazón arde y duele?

Se quedó callado un momento, tal vez intentando empatizar con mis sentimientos.

— La verdad es que sí, creo que entiendo un poco como te sientes. Hay alguien a quien he amado por mucho tiempo, pero ya sabes, las condiciones dificultan que me le acerque si quiera.

—Wow, la verdad no creí que me responderías eso, creí que el amor era algo muy conformista o algo así.— Se rió suavemente.

— Sí es muy conformista, por eso mismo el aceptarlo fue muy doloroso.

—¿Puedo preguntar de quién se trata?

— Sólo voy a decir, que es alguien que mis amigos nunca aceptarían, se supone que somos algo así cómo rivales. Pero aún así surgió.

Puse mi mano sobre la suya, demostrando que empatizaba con sus sentimientos. Así es como dos tontos que sufren por amor terminan haciéndose amigos.

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