Capítulo 1 El Baile.

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  • Dedicado a Oriana Roldan
                                    

Eran las 10:00 pm del viernes por la noche. En una esquina del salón de usos múltiples del San Ignacio de Loyola, estaba parada observando como todos los presentes, fuesen hombres o mujeres, no podían evitar la tentación de voltear a mirar hacia donde estaba con mis tres amigas. No necesitaba verificar la dirección exacta en la que se enfocan todas las miradas; lo sabía de facto; en María Teresa. Todos excepto 4 hombres que nos daban la espalda. Nuestros hermanos. Mi vista se concentraba en mis otras amigas, Sophie y María Gabriela. Mentalmente hice la acotación de la situación, a la vez que la imagen de las 4 arreglándonos para ir a la fiesta de graduación de la promoción anterior a nosotras, se presentó en mi mente. Mi vestido lila todavía estaba guindado en el perchero mientras peinaba a María Gabriela y Sophie maquillaba a María Teresa. "Todas somos hermosas" Sonó la voz potente y autoritaria de María Teresa que sentía rabiar porque nos menospreciáramos. En ese momento pensé que éramos muy afortunadas en tenernos las unas a las otras e inmediatamente la imagen de nuestros hermanos invadió mi mente.

Algo tramaban y no podía ver qué era. Ciertamente su aspecto era galante por no decir bonito, pero una idea se apoderó de mis pensamientos, una idea con el tono de Sophie "Pero, ¿Por qué ellos tenían que venir también?" No pude contestar, solo moví mi cabeza en signo de negación y me dediqué a distraerme en otros pensamientos menos agresivos, que comenzaban a formarse en mi cabeza con el tono de María Gabriela. Tuve que entrar al baño para no escuchar nada más y no dejar que mi fuerza actuara por sí misma. Me refresqué el maquillaje mientras ponía mi mente en blanco. Al salir descubrí que Sophie y María Gabriela bailaban con sus respectivas parejas y parecían más que encantadas. "Por lo menos ellas están felices" Soltó la voz de María Teresa con un suspiro de nostalgia en mi cabeza. Le dediqué una mirada entre comprensiva y de lástima. Desde hacía mucho que ella estaba enamorada de mi hermano Mario, pero él al parecer le era indiferente y la veía como una niña todavía. Me entristecía ver todas sus ilusiones y ver que Mario ni volteaba a verla. Ella me devolvió la mirada y estiró sus manos hacia mí para que las tomara. Estando así decidí hablar en voz alta porqué sabía que solo así se tranquilizaría y además no se vería tan raro:

-¡Ay Mari Te! ¿Qué hacemos contigo?-

-Pueden dejarme ir y quedarse. ¡De qué vale que te crean hermosa si el que quieres que lo haga te ve como una niña!- Me respondió dolida. No la culpaba. A ella no realmente.

-¡NO!- Le solté yo molesta por su actitud derrotista y además porqué no pretendía QUEDARME SOLA- Vamos hacer una cosa, yo voy a buscar unos refrescos, nos los tomamos y si después todavía te quieres ir, nos vamos tú y yo. ¿Te parece?-

-"Sí"- Me contestó su voz mental.

Caminé hacia la mesa en donde el Prof. Rodrigo Herrera vigilaba que nadie se pasara de listo con las bromas. Saludé al Prof. de Química Orgánica y le pedí el favor de que me pasara dos coca-colas. Me sonrió con agrado, en el Colegio San Ignacio de Caracas, los 8 somos conocidos por nuestras buenas notas, nuestros conocimientos científicos y mecánico-motrices. Personalmente, no veía la hora de ver química orgánica con el Prof. Herrera, y este pensamiento mío tenía eco en la cabeza del profesor: "Espero pronto darle a clases a la segunda generación de extranjeros fantásticos" No soportaba el sobrenombre pero eso era lo que éramos. Mientras esperaba los refrescos, se me acercó un joven muy apuesto: cabello corto y color castaño claro, ojos verdes, alto y con músculos bien definidos. Nunca antes lo había visto, sin embargo sentía cierta familiaridad en él. Con una sonrisa torcida que me intrigó, estiró su mano para saludarme:

-¡Mucho gusto mi nombre es Manuel Johnson!-

-Mucho gusto Manuel yo soy Marie Affinge!- Estiré mi mano en respuesta.

QUÉ MÁS PODRÍA SALIR MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora