'La comida'

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Capítulo 33.

Viernes por la noche. Faltaban horas para mi cumpleaños y mis nervios aumentaban por segundos. No se cumplían diecisiete años todos los días, ¿o si?.

Me tumbé en la cama e intenté coinciliar el sueño, pero fue imposible. No podía parar de pensar en la comida de mañana. ¿Qué clase de maldición me habían echado? ¿A caso había echo mal a alguien para que me torturase de esa manera? si es así, por favor, suplico tu perdón. PERO ESA MALDITA COMIDA NO PODÍA OCURRIR.

Decidí dejar de pensar por un rato y conecté los auriculares al ipod para poder evadirme del mundo. Pulsé aleatorio y dejé que la música me llevara a otro lugar, un lugar en el que no había comidas de cumpleaños, un lugar en el que mi corazón no estaba roto, un lugar donde no había preocupaciones. Estaba claro que sin música, mi vida no tendría sentido.

Y sin darme cuenta, me dejé envolver por el sueño.

- ¡ BUENOS DÍAS CUMPLEAÑERA! .- gritó mi madre mientras corría las cortinas.

Abrí un ojo y después el otro. Hoy era el día. Hoy era mi cumpleaños.

Mi madre se tiró sobre mi cama y empezó a darme besos y abrazos.

- ¡17 años! ¡No me lo puedo creer! ¡Mi niña ya es toda una mujercita! ¿Cuándo ocurrió eso, eh?.- dijo sonriéndome.

- No lo sé, ¿cuándo ocurrió?.- dije riendo.

- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS FEA!.- entró mi hermano y se tiró en la cama.

Menos mal que mi cama era doble y cabían más de dos personas.

Miré a la puerta y allí estaba mi padre, que andaba con mucho cuidado y atento a sus movimientos, pues llevaba una bandeja. En ella había un plato con tortitas, un zumo de naranja y un paquete envuelto con papel de regalo.

- ¡El desayuno especial, para la cumpleañera más guapa!.- dijo posando un beso sobre mi pelo.- Feliz cumpleaños cariño.

Miré el paquete y despues miré a mis padres, que me hicieron señas para que lo abriera.

Lo desenvolví con cuidado y después lo abrí. En él había un colgante de plata, di la vuelta a la estrella que estaba colgando en él y descubrí que tenía mi nombre y mi fecha de nacimiento grabada.

- ¡Gracias! ¡Me encanta!.- dije mientras mi madre me lo ponía.- ¡Es precioso! Lo llevaré siempre conmigo.

Desde ese momento, no pensaba quitarme ese colgante nunca. Además de bonito, era muy significativo, pues me lo habían regalado las personas que más quería en el mundo.

- Eso no es todo, ven conmigo.- dijo mi madre.

La seguí hasta su habitación. Encima de su cama había una bolsa blanca con un lazo, muy sotisficada.

Me dirigí a ella y deshice el nudo del lazo, para ver que contenía.

Wow.

Saqué de la bolsa el vestido más espectacular que jamás había visto. Era un vestido de color crema, era ceñido hasta la cintura y después caía con un poco de vuelo hasta por encima de la rodilla. El escote estaba formado por pequeñas piedras doradas en los bordes.

Decir que amaba ese vestido se quedaba corto. Mi madre tenía demasiado buen gusto, mucho mejor que el mío, para ser sinceros.

- ¡MAMÁ! ¡ES PRECIOSO! ¡ES INCREIBLE!.- me tiré a sus brazos.- ¡ES DEMASIADO!.

- Sabía que te iba a gustar.- dijo devolviéndome el abrazo.

- ¿Gustar? ¡ME ENCANTA!, gracias, de verdad.

I CAN'T LOVE HIM, BUT I DODonde viven las historias. Descúbrelo ahora