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La noche había caído, Regina se fue en su caballo hasta el castillo, al llegar no pudo imaginar lo enorme que era el jardín frontal, bajó del caballo y caminó Hasta la enorme puerta, allí se detuvo al ver la cantidad de gente que había, tomó un suspiro y decidió entrar, Regina se sentía extraña, comida fina, gente con excelencias y risas altaneras, la campanilla de aviso saco a Regina de sus pensamientos

- Atención por favor - habló un hombre fornido, el mayordomo - demos una calurosa bienvenida a la Reina Angela Williamson, su hijo el rey Nicolas y el príncipe Esteban - al terminar todos aplaudieron

- Quiero brindar por esta noche y que se disfrute al maximo - habló Esteban

La celebración estaba llegando al excelente punto, Esteban estaba aburrido sentado en su trono observando a cada persona, la joven doncella con la que se encontraba hace unos días observando el cielo, se acerco un poco al altar de los reyes he hizo una pequeña seña para que Esteban se acercara, la cual el accedió, la chica le coqueteaba, Regina se cruzó por el lado de estos dos y Esteban cedió su atención a la desconocida que acababa de cruzar.

Regina estaba irreconocible para el príncipe Esteban, durante la noche antes de empezar el vals el decidió en ir tras ella y buscarla, finalmente la había encontrado sentada en la pila que estaba en su jardín frontal, cuando Esteban dio el paso para entrar al jardín la anterior joven lo detuvo

- Esteban, es hora del vals - habló la mencionada

Frustrado entró agarrado del brazo de la joven doncella, esta Lo obligó a bailar con ella sin darle turno a las demás doncellas, Regina entró en ese instante he hizo un camino entre las personas, la luz se opaco y el reflector bajó sobre ella, la gente empezaba a murmurar, el príncipe Esteban dejo a un lado a la chica y se acercó a Regina

Los Príncipes No Van Con Las PlebeyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora