Todo entre ellos ya era costumbre.
Siempre juntos, día y noche.
Los chicos creían que llegarían a ser más que amigos algún día y esa idea no les disgustaba, al contrario.
Wonwoo era algo frío y serio, Mingyu era cariñoso y amable.
Polos opuestos se atraen, después de todo.
O eso dicen.
A decir verdad Mingyu también creía o esperaba ser algo más que un amigo para Wonwoo.
Un día el menor se armó de valor y le confesó sus sentimientos a Wonwoo.
Su relación era buena, les gustaba estar juntos, se la pasaban de maravilla.
Todo parecía perfecto, pero eran muy diferentes.
El sentimiento de amor parecía ser mutuo, aunque no estaban muy seguros de que tipo de amor sentían.
A veces no podían estar de acuerdo en algunas cosas.
Al mayor le gustaba el orden, el silencio, la tranquilidad.
El menor era muy alegre, ruidoso y cada momento con él parecía una fiesta.
Estaban bien, pero a la vez había algo que no les hacía sentir del todo cómodos.
No había mucha diferencia entre ser amigos o novios.
Se hablaban igual, hacían las mismas cosas, todo seguía siendo igual.
Se querían, mucho, pero no se podían engañar a ellos mismos, sabían que no estaba bien.
A pesar de todo siguieron juntos, siempre juntos.
Después de cierto tiempo en que la relación perdió su encanto, Wonwoo con algo de decepción se acercó a Junhui para contarle sus penas y tristezas.
Se volvieron más cercanos y Junhui hacía de consejero de pareja.
Hablaba con Wonwoo cada vez que este se sentía mal o algo cansado, le daba algunos consejos, le decía lo que él consideraba mejor.
Wonwoo se apoyó demasiado en Junhui y cada día se fue apartando más de Mingyu.
Mingyu por otro lado, estaba dolido.
Lo que pasaba con Wonwoo era algo que él había deseado por mucho tiempo y sintió algo de decepción por como terminaron siendo las cosas.
Wonwoo comenzó a apartarse, sus charlas se volvieron más cortas, sus abrazos se volvieron más fríos y los besos que compartían fueron desapareciendo.
Mingyu estaba desconsolado, pero al contrario de Wonwoo lo que él quería era estar solo.
Sus ojos perdieron el brillo, su voz se hizo más débil, su sonrisa casi no se mostraba ya.
Se volvió más callado, su fuerza disminuyó, así como las ganas de levantarse cada día.
El sueño que había tenido por años acabó siendo una triste realidad, donde se dio cuenta de que no era el "amor" que él esperaba.
No era mágico, le hacía sentir especial, pero no de la forma que él imaginó.
Se dio cuenta que Wonwoo no era la persona indicada, lo apreciaba, lo quería, pero no lograba ir más allá.
El anhelo de los dos se acabó.
Todos respetaron la decisión de Mingyu.
Si no quería hablar, no le hablaban, si no quería salir, no le insistían.