(Mingyu y Minghao, 17 años)
No llores Hao-dijo Mingyu limpiando las lágrimas de sus mejillas.
No me pidas que no llore por ti, Mingyu-dijo con la voz temblorosa mientras tomaba la mano del antes mencionado entre las suyas.
Si tú sufres, yo sufro-dijo Mingyu y con su mano libre acarició el cabello del chino.
Minghao sonrió con tristeza-¿Pues qué crees?, si tú sufres yo sufro también.
Lo siento, de verdad-dijo Mingyu y bajó la mirada-hacerte sufrir me duele más que cualquier otra cosa.
Minghao le dio un beso en la frente-Mingyu, prometeme que te vas a poner bien.
No puedo prometerte algo que no sé-sonrió débilmente y se le llenaron los ojos de lágrimas-esta enfermedad... Muy pocas personas han salido de ella...
Minghao comenzó a llorar a grito abierto abrazando fuertemente a Mingyu, quien yacía en la cama del hospital.
¡No digas eso! no quiero escucharlo, no quiero-dijo Minghao aferrándose más a él.
A...aunque me duela, es la verdad-dijo Mingyu con la voz entrecortada mientras lágrimas corrían por sus mejillas.
No, no-dijo el chino-hay que ser positivos, yo te voy a cuidar y te voy a mimar todos los días hasta que salgas de aquí.
Gracias Hao-dijo Mingyu y le sonrió aún llorando.
No tienes nada que agradecer, te amo-dijo el chino y besó los labios de Mingyu.
Mingyu correspondió el beso del chino y acarició su cabello, entrelazando los dedos de su mano libre con los de Minghao.
Quería disfrutar cada instante con él, cada momento, porque tal vez sería el último beso que le daba.
Tal vez era la última vez que lo vería, la última vez que podría acariciar su cabello y entrelazar sus dedos con los de Minghao.
Dejó que el chino tomara el control del beso y correspondió cada movimiento del contrario, Minghao se separó de él con lágrimas en los ojos y fue turno del coreano de tomar el control.
Besó con ternura al chino, haciendo pequeños movimientos, y poco a poco se fue haciendose más profundo.
Cuando quedaron sin aliento se separaron.
A Mingyu le encantaba ver los ojos de Minghao después de cada beso, ya que estaban brillantes y un leve sonrojo se apoderaba de las mejillas del chino.
No importaba cuantas veces se habían besado ya, sus ojos siempre brillaban con inocencia y sus mejillas tomaban ese lindo color rosa haciendo que el coreano sonriera tontamente.
Después de admirar y acariciar el rostro de Minghao por un rato, el antes mencionado subió a la cama y se recostó a su lado con la cabeza en su pecho.
Mingyu lo abrazó y comenzó a acariciar su cabello hasta que Minghao se quedó dormido.
El coreano le dio un beso en la frente y se quedó dormido también.
Así había sido los últimos 6 meses, el chino visitaba a Mingyu todos los días saliendo de la escuela, iba a casa a cenar y regresaba a quedarse toda la noche con él.
Mingyu no estaba de acuerdo, últimamente el chino se veía muy cansado y con sueño, él quería que Minghao descansara pero el chino no entraba en razón.