¿Seguimos Siendo Amigos?

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  Era un lunes a la tarde alrededor de las siete,  Dante me llevó hasta mi apartamento en su auto al salir del trabajo. Vivo en un complejo de edificios algo viejo ubicado en un barrio de clase media, a pesar de las pintas que tiene es un lugar bastante acogedor y los vecinos son agradables; una señora que vive dos apartamentos a la derecha del mío me recuerda a mi abuela, siempre me da los buenos días y algo para desayunar lo cual es un alivio porque siempre llego tarde al trabajo y se me hace imposible desayunar en las mañanas. Subí las escaleras porque mi apartamento quedaba en lo que sería el tercer piso y abrí la puerta (eso me tomó unos diez minutos ¡maldita puerta vieja!), entré y encendí las luces ya que al estar en invierno ya estaba oscuro. Al entrar se encuentra el pequeño living, con un sofá para cuatro personas y un puf ambos de color azul marino; frente a ellos un pequeño mueble en donde hay algunas botellas de bebidas alcohólicas, libros y algunas películas. Sobre el mueble se encuentra la tele de cuarenta y dos pulgadas un poco vieja pero al menos sirve, de todos modos no la utilizo mucho. Ya que es un mono ambiente el comedor y la cocina se encuentran también allí, ambos con las cosas básicas porque rara vez como en casa, la habitación está divida por paredes corredizas y en ella no hay la gran cosa; y por último obviamente hay un baño, es pequeño pero tiene una linda tina.
  Dejé mi mochila de trabajo sobre el sofá y caminé hacia la cocina para prepararme un café, tenía que ilustrar unas treinta páginas para mañana así que me esperaba una larga noche. Pasaron alrededor de unas seis horas, yo seguía en el comedor terminando mis ilustraciones y bebiendo mi tercera taza de café cuando escuché el sonido de la puerta (créanme realmente se escucha si la abren o intentan abrirla), me quedé viendo y finalmente se abrió
-Llegué- dijo arrastrando un poco la palabra al entrar y cerró la puerta tras él
-Hay algo de pizza en el horno, por si tienes hambre- se acercó hacia mí y me abrazo con fuerza
-Voy a comerte a ti- me miró a los ojos y sonrió con su cara sonrojada por el alcohol
-Seguro Kyoya, ve a dormir mejor- ¿olvidé mencionar que Kyoya y yo vivimos juntos?
-Está bien mamá – fue quitándose la ropa mientras caminaba hacia el baño - ¿no quieres venir conmigo?
-Tengo trabajo que hacer, además estás muy ebrio
-¿Si no lo estuviera aceptarías? – lo miré y él me sonreía desde la puerta del baño, era lindo verlo sonreír pero era algo triste que solo lo hiciera cuando apenas podía mantenerse de pie
-Claro que no
-Mira estoy bien- intentó hacer “el cuatro” para demostrar su supuesta sobriedad pero lo único que logro fue caerse. Me levanté de la silla del comedor y caminé hacia él para ayudarlo a levantarse
-Kyoya ya eres un adulto deberías dejar de beber tanto, mañana debes trabajar
-Lo sé, lo sé- suspiró y  caminó hacia la tina
-Si sucede algo me llamas- salí del baño y cerré la puerta detrás de mí.  Tres horas después al fin terminé mi trabajo y estiré al levantarme de la silla, solté un gran bostezo, caminé hacia la habitación y cerré la puerta corrediza detrás de mi. Kyoya estaba durmiendo en mi cama en lugar de la suya, suspiré y camine hacia él
-Kyo esta es mi cama- lo sujeté del hombro y lo sacudí un poco- Kyo – lo sacudí mas fuerte- ¡Kyoya ya muévete!- abrió los ojos y sujetó fuerte mi brazo para luego jalarme haciendo qu cayera junto a él
-Liam eres demasiado ruidoso
-Estoy cansado y tu no te movías de mi cama- se puso sobre mí y me sujetó ambos brazos con fuerza
-Solo cállate -se acercó a mi rostro e instintivamente moví mi cara hacia un lado
-Ya deja de bromear- sentí su respiración cálida en mi cuello haciéndome estremecer
-¡Maldita sea Liam cierra la boca!- pasó su lengua a lo largo de mi cuello, forcejee un poco intentando zafar al menos una de mis manos y lo logré así que lo empujé con poca fuerza debido al gran agotamiento físico que tenía
-Ya déja… - mis palabras fueron interrumpidas con sus labios, eran cálidos y húmedos, que use tanto bálsamo labial para que no le queden secos ha funcionado. Sin darme cuenta había estado correspondiendo su beso durante unos minutos y mis ojos se habían cerrado instintivamente, la sensación de un beso ya había sido borrada de mis labios ¿cuánto ha pasado desde mi último beso?, supongo que desde… Jack.
-Debo dormir- dije al alejar bruscamente a Kyoya de mí, él volvió a poner su rostro serio y frío de siempre y caminó a su cama sin decir una palabra- lo siento- no sabía exactamente por qué me disculpaba
-Olvídalo Liam- luego de lo que acababa de pasar ¿cómo miraría a Kyo en la mañana?,¿lo recordará? Nosotros… ¿seguiremos siendo amigos?.

Imperfect LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora