El tono de rojo que quiero usar para escribir tu nombre en mi lista está atrapado en tus venas.
El llamado a la oficina del director nunca llego. La ansiedad por la espera me estuvo atando y aún así, no me arrepiento.
Ni Jason ni Jennie volvieron antes de que acabara la hora del almuerzo y cuando la campana sonó quienes quedábamos en la mesa nos fuimos en silencio.
Luego de eso he estado esperando ser llamada a la oficina del director, pero, dado que son las 5 y ya la campana marcó la salida doy por hecho que no estoy en problemas.
Mi ansiedad vuelve cuando veo a Jason nuevamente con la vista perdida y la misma seriedad del mediodía parado en la puerta principal. Si me paro a hablarle probablemente llegue el resto del grupo y todo sea bastante incomodo así que lo mejor sería pasar de largo, lamentablemente su expresión inquieta mi curiosidad.
— Hey ¿saliste antes de tu clases? — pregunto al llegar a él.
Mira a todos lados, al parecer buscando algo, antes de centrar su mirada en mí. A diferencia del mediodía la sonrisa no vuelve a su cara.
— ¿Quieres escuchar algo gracioso? — pregunta con un toque de diversión en sus ojos.
Esto es nuevo.
Jason se unió hace un año y medio al grupo, lo conozco desde hace relativamente poco y en ese tiempo nunca lo había visto sin su amistosa sonrisa, incluso en discusiones que tuvimos mantenía un tono tranquilo y esa sonrisa. ¿Que pasa con el niño dulce hoy?
— Te escucho. — respondo luego de un momento de duda.
Ahora es cuando su habitual sonrisa me está dejando de parecer tan acogedora porque ha vuelto a su rostro y está alzando la mano en forma de saludo a alguien a mis espaldas. Cuando me doy la vuelta veo a Scarlet bostezando y acercándose. Creo que es hora de irme antes de que lleguen los demás.
Doy una sonrisa a Scarlet cuando llega a nuestro lado en forma de despedida y cuando estoy dispuesta a marcharme Jason abre la boca otra vez.
— Ah, Mariannette, espera un momento, sé que te dije que nos iríamos ya pero Scarlet tene mi libro de historia. — cuando acaba la frase estoy incluso más perdida que antes.
"Irnos" suena a dos y hasta donde sé yo me voy sola.
Scarlet alza una ceja mientras saca el libro de su bolso para entregárselo a Jason.
— ¿Se irán juntos? — pregunta mientras Jason guarda el libro en su propio bolso.
Estoy a nada de negarlo cuando la risa de Jason me interrumpe.
— No pienses mal, Scarlata. Nette solo quiere ayuda con unos trabajos de química. — responde sonriendo. Lo observo a detalle, no hay ni un signo de que esté mintiendo, se escucha tan sincero que hasta yo me lo puedo creer.
Scarlet ríe también.
— Gracias por el libro, los dejo para que se vayan, yo debo buscar a Delly.
Apenas ella termina la frase Jason le da una ultima sonrisa y sale del instituto conmigo siguiéndolo, se está dirigiendo a la parada de autobuses que van a mi ruta mientras el vive al lado contrario.
Y esa sucia seriedad ha vuelto para confundirme más.
— ¿Que estaba diciéndote? — pregunta como si nada viendo su reloj.
¿La seriedad es actuada? o ¿las sonrisas son actuadas? Algo en mí está gritando que diga lo menos posible porque todo podría ser usado en mi contra.
— Me ibas a contar algo gracioso. — respondo dudosa.
Él asiente pasando una mano por ese oscuro cabello. Su físico tiene demasiado peso cuando está tan serio. 1.85, pálido, cabello azabache, rasgos finos y la heterocromia parcial en su ojo izquierdo dejando convivir el verde y el gris en su iris mientras que su iris derecha es únicamente gris. Cuando parece un cachorro feliz lleno de amabilidad todo eso es suavizado pero ahora está alertando mis sentidos.
— Ah, genial, ya llegó el autobús, vamos. — indica subiendo al autobús que debo tomar para ir a casa. Al parecer lo de ir a mi casa no era mentira, estoy a nada de creer que necesito ayuda con un trabajo de química.
El camino es silencioso, quiero preguntarle por qué rayos está yendo a mi casa pero estoy segura de que me ignorará de la misma forma que lo ha hecho anteriormente. Cuando bajamos del autobús él comienza a caminar sin indicación alguna tomando el camino exacto que hago cada tarde para llegar a mi edificio, lo gracioso es que nuca lo he traído a mi apartamento.
— ¿Como sabes donde vivo? — pregunto cuando se detiene en la entrada de mi edificio y me da paso para que abra.
Él ríe.
— Una vez dijiste que no podíamos hacer un proyecto en tu casa porque vivías muy lejos, te pregunté que tanto tardabas en llegar y dijiste que de 30 a 40 minutos — va explicando en el ascensor — otro día fui a la parada que usas a devolverte un libro y pude ver en que autobús te ibas, y un día más salí temprano así que decidí ver donde vivías, entonces tome el autobús, esperé 30 minutos y me senté en la cafetería frente a la parada a esperarte, cuando llegaste a la parada solo tuve que seguirte.
El ascensor abre sus puertas y caminamos a mi apartamento, abro la puerta y cuando él entra cierro. Me dio la vuelta esperando encontrarlo de pie en medio de a sala pero él ya está acostado en uno de los muebles. No sé que mas debo preguntarle, no sé que debo creerle de lo que ha dicho. Un jodido año y medio viéndolo casi todos los días en el almuerzo y no sé quien carajos es Jason.
Hay demasiado que procesar pero mi cerebro está trabajando a una velocidad increíble para poder seguirle el paso. Tomo asiento en el posa brazos del mueble en el que está quedando del lado de sus pies desde donde puedo observar su rostro perfectamente. Está sonriendo pero ya no es acogedor, ahora luce divertido, es una burla ¿Ha estado burlanose durante un año y medio y yo no lo he notado?
— Lo gracioso, lo que te iba a contar antes, es que todo se dio como esperaba y tu curiosidad fue tan grande que me dejaste entrar a tu casa solo para conocer la respuesta a la pregunta que te hice en el instituto.
Me atrapó y lo sabe.
— ¿Ese era todo tu punto? ¿Venir a mi casa sin pedírmelo? — pregunta fingiendo estar relajada.
Él se incorpora en el mueble dejando espacio para que me siente pero yo me mantengo en el posa brazos manteniendo mi vista fija en lo que sea menos sus ojos. No pienso mantenerle la mirada ni rogar para que me diga todo lo que pasa en su cabeza, no admitiré que mi curiosidad es gigante ni que me ha dejado atrás. Muerde su labio reteniendo una risa, lo comienzo a detestar.
— Entonces ¿Miriam o Jennie? — pregunta con una gran sonrisa mientras mi mente enciende una luz roja.
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Pequeñas fantasías.
RandomLo que comienza en la mente puede acabar en la realidad, una pequeña idea puede ser el comienzo de grandes hechos. Muchas personas cumplen sus sueños gracias a esto ¿yo? Yo solo me condené. Una pequeña fantasía que alimentó al monstruo que veo en el...