XXXIX. El valor de la amistad

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Pocas cosas importaban más que la amistad. La honestidad y el amor, por ejemplo.

Sentada en el pupitre que daba a la ventana, soltó un suspiro mirando el reloj en su muñeca. Siempre odió esperar por los demás, pero agradeció que por lo menos tenía una vista del lago negro y con ello, podía observar cómo los alumnos disfrutaban del cálido clima. Después de abanicar su rostro, se quitó la túnica y chaleco y aflojó la corbata hasta el tercer botón de la camisa. Un moño alto le refrescó su cuello, no obstante, seguía sin la paciencia para esperar a sus amigos.

Gruñó irritada cuando de hecho su propia magia formó una bruma que la rodeó provocándole más calor.

—Vaya, que discretos. Casi ni noté que nos seguían —Miró sobre su hombro divisando a sus mejores amigos.

Aleks fue el primero en entrar al aula a la par de Jarel, cuando ellos miraron a la pelirroja, notaron que su ceja alzada y ese gesto de impaciencia no predecía nada bueno. Últimamente no la veían con mejor ánimo por mucho que se esforzaban. Los dos se dirigieron al escritorio en silencio, sentándose en él a la espera del otro par.

—Yo les dije que fingir noviazgo no levantaría sospechas —comentó Cameron abriendo las puertas de par en par y cediéndole el paso a la rubia que minutos antes se aferraba a su brazo. Recibió un chasquido en respuesta y lo obligó a caminar primero.

Jarel y Aleks rieron por lo bajo intercambiando una mirada cómplice. Tal vez sí veían futuro como relación, después de todo, decían que los opuestos se atraían. Lena los miró uno a uno y apenas alzó la comisura derecha ante el semblante escéptico de la rubia.

—Hogwarts creería más que tú y yo salimos mientras Aleks conquista a Loraine.

La pelirroja miró de un lado a otro. Posiblemente serían una buena pareja. Aunque físicamente eran muy contrarios, ambos en el fondo eran tranquilos y fieles, en eso Jarel tenía razón. Pero a Cameron no le gustó eso, sus iris miel casi parecían congelar cualquier cosa y ese movimiento de ceja solo retó al rubio a que continuara, que iniciara una discusión. Nada de eso sucedió porque Aleks estaba demasiado ocupado riéndose con Loraine.

—Punto para Gryness. —La rubia caminó hasta Lena, se sentó a su lado y tomó su mano de forma disimulada, Withmore se quedó a una distancia prudente. A la única que realmente conocía era a Lena; no confiaba en Gryness con Storm tan cerca—. ¿Estamos bien, Sheathes?

Lena le devolvió el gesto antes de levantarse y recargarse en el umbral de la ventana, dándoles la espalda. Que cruzaran sus barreras personales le daba jaqueca, los últimos días maldecía siempre que le preguntaban eso cada cinco minutos. Atravesar un duelo, y sentirse dolida y un poco frágil, sí, pero no era lo mismo que darse por vencida... Tenía muchos pendientes por resolver antes de si quiera pensar en la idea de derrumbarse.

—Sigo lidiando con toda mi mierda, si es lo que quieren saber.

—Me parece que lo que queremos escuchar es, ¿ya arreglaste tu maldita vida social? ¿la amorosa?

La pelirroja soltó una risotada muy lejos de ser divertida. —¿Comprobando tus posibilidades, Withmore?

—Yo diría salvándote de tu miseria.

Aleksander y Jarel solo sonreían observando todo ese intercambio seco de veneno. Conocían el carácter fuerte de Macnair, toda una explosión si la juntaban con lo mordaz de los Withmore y esa frialdad de los Sheathes. De hecho, era más curioso verla medio en contra de Lena y medio ayudándola.

—Quiero ver eso.

—Par de tortolos, sigo aquí y, como novia falsa comenzaré a ponerme celosa, ¿oyeron?

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora