IV. La verdad de los Sheathes
Al primer paso que dio en el amplio salón sintió que ese era el lugar correcto. Sonrió mientras recorría con la mirada los cuadros que adornaban las blancas paredes, se trataban de pinturas caras y hermosas, otros eran dibujos infantiles enmarcados.
—Vayamos con el resto —incitó su hermano Gustave, abrazándola por los hombros y guiándola por el pasillo de la izquierda.
Lena soltó un suspiro cuando se encontraron en el umbral de la puerta y dudó en entrar cuando notó el túmulo de gente: alrededor de una larga mesa se hallaban adultos y adolescentes riendo. El hombre a la cabeza se levantó al notar su presencia. Lena se removió incómoda cuando la mirada de la mayoría se dirigió a ella. De hecho, retrocedió un paso cuando el hombre pelirrojo traspasó su espacio personal y la envolvió en un fuerte abrazo. Quiso hacerse de lado y zafarse, pero el apretón que Gustave le dio en la mano le pidió que lo soportara un poco.
—Eres la mezcla perfecta de ese par —comentó sin soltarla.
Los ojos se le veían ligeramente cristalizados y Lena se relajó cuando notó el frenético palpitar en el pecho del hombre. No sabía quién era, pero si conocía a sus padres a ella le gustaría hacerle un par de preguntas; cedió al final y sintió su suspirar en la coronilla cuando le rodeó la cintura.
Ya no había murmullos y temió que la atención de todos estuviese en ella.
»—Creí que él nunca nos dejaría conocerte.
La poca confianza que decidió otorgarle en ese abrazo se esfumó al mismo tiempo que las dudas en sí crecieron. Tal vez él no sabía nada sobre su padre y el tema de la información secreta... O él, como los demás, sabía todo.
Al percatarse de la rigidez, el pelirrojo la liberó con suavidad antes de darle un corto beso en la frente. Cuando se miraron, Lena recién notó el parecido que tenía con su padre: la forma de sus ojos era muy similar pero la tonalidad se inclinaban más al celeste, mientras los de Robert y los de ella eran grises; Su altura era muy similar y la forma de sus hombros era innegablemente idéntica.
—Bueno, ya saben que yo soy Lena, ¿quién eres tú?
Respingó cuando su hermano pellizco su costado, pero no cambió su postura.
—Russell, hermano mayor de tu padre... y del resto de mis descolocados hermanitos.
Varias voces protestaron pero Lena no les dio importancia en ese momento, quería encontrar más de Robert en Russell.
—Acompáñanos a comer, Lena —habló otro hombre llamando su atención. Lena giró su cabeza y sonrió al notar un parecido más entre él y su padre.
Gustave la empujó por la espalda baja, guiándola a uno de los asientos disponibles. Mathias y Jeremías ya se encontraban situados y mantenían una amena conversación con una mujer rubia al lado de su tío Russell.
Agradeció que su hermano estuviese a su lado y tras sentarse, tomó el plato y miró con adoración la comida. El bacalao y merluza le hicieron un guiño junto las papas en vinagre, pero el olor del pie de ternera a la cerveza era alucinante. Llevó una mano hacia las salchichas pero se encogió al chocar con el chico a su costado.
—Lo siento, son las favoritas de muchos y si no me apresuro suelen terminárselas —acotó sirviéndose unas y ayudó a la pelirroja a colocar otras cuantas en su plato. Lena sonrió ante la mirada curiosa que el chico le dio. Veía su reflejo en él, en ese tono grisáceo, aunque unos tonos más oscuros—. Soy Layton, uno de tus muchos primos.
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Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]
Fiksi PenggemarTodos saben que Albus Dumbledore fue uno de los magos más poderosos y talentosos de la comunidad mágica, siendo todo un maestro si de hechizos se trata. Sin embargo, al morir... ¿Qué sucede con todos los hechizos que él hacía pero nunca nadie los ap...