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Disclaimer: MARVEL & Disney © y sus personajes no me pertenecen. La historia sí.

Notas de la autora: Lo que empiece con (...) es flashback.

ADVERTENCIA: Capítulo para +18. Si eres menor de edad, lee bajo tu propia responsabilidad.

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Al entrar a la habitación, la rubia cerró la puerta rápidamente con seguro y se abalanzó a hacia Steve rodeándole la cintura con sus piernas, donde él la atrapó y la besó intensamente los labios y guiándola hacia la cama para poder continuar más cómodos.

Steve subió su vestido hasta poder quitárselo por completo, dejándola solo en ropa interior. En cambio, Natasha tiró de la camisa de su amante, donde varios botones salieron disparados, pero eso no le importó mucho, sobre todo al rubio. Él ayudó quitándose el cinturón del pantalón lanzándolo lejos de ahí. La tomó por la espalda y comenzó con un ataque de besos desesperados que ella respondía de igual forma.

Suspiros...

Gemidos...

E iba a suceder lo inevitable...

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15 minutos antes.

Ambos escucharon unos pasos que se acercaban. Escucharon la voz de Shuri que se acercaba. Natasha rápidamente se quitó los tacones para no hacer ruido y tomó la mano de Steve, donde ambos subieron rápidamente las escaleras. Pudieron escuchar algo que ella conversaba con una tercera persona.

—Sam está como loco, no para de beber —mencionaba Shuri un poco atareada. Falcon estaba haciendo competencia de quien bebe más con la misma gente de la fiesta ahí y se estaba saliendo de control.

—¿No crees que estás exagerando? Todos hacen eso, lo que pasa es que Sam es más extrovertido, además la está pasando bien...

Steve miró a Natasha preocupado. Tampoco quería que Wilson armara un alboroto en la fiesta. Tenía pensado en ir a verlo un momento, pero la rubia lo detuvo tomándolo del brazo. Y la verdad era que no quería esperar ningún minuto más.

—Falcon estará bien —respondió ella al rubio—, es un adulto, sabe cómo comportarse.

—Lo sé, es sólo que...

—Rogers... menos plática y más acción ¿quieres? —Natasha le dedicó una sonrisa de medio lado, sabiendo donde iban a terminar.

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Ahora...

Natasha arqueaba su espalda cada vez que Steve saboreaba su cuerpo. Dejaba marcas en sus pechos, brazos y piernas mediante besos. Hasta llegar ahí abajo, donde al principio, al ex capitán américa le parecía algo invasivo poder explorar, pero luego de intentarlo varias veces y que su actual pareja lo convenciera para que lo hiciera, ya era algo que no ni siquiera le preguntaba, sino que lo hacía con mucho gusto.

El sexo oral era algo que Steve obviamente nunca pensó probar en su vida. Y tenía que admitir que le excitaba más poder hacérselo a ella que viceversa. Y eso se relacionaba porque él prefería tener el control y tener a Natasha Romanoff a su merced.

Mientras jugueteaba con su lengua dentro de ella, un pequeño recuerdo vino a su mente de pronto...

(...)

— Es como...si te tomaras un helado. Solo...tienes que pasar eso... —Natasha con su dedo índice, toca los labios de Steve. Ella observó lo nervioso que estaba su chico, ya que él tragó saliva rápidamente cuando ella hizo ese acto—, en mi-

— Natasha... —interrumpió de pronto—, no creo que pueda hacer algo así... quiero decir... —Intentaba aclararse. Romanoff sólo soltaba pequeñas risitas al ver a Steve tan nervioso. Así que intentó relajarlo de alguna manera.

— ¿Tienes miedo...? —respondió la rubia que sólo llevaba una toalla alrededor de su esbelto cuerpo—, ¿Qué podría salir mal Steve? Hemos hecho muchas cosas juntos este último tiempo...

— No es miedo, es... —el ex soldado no sabía cómo expresarse frente a ella. Se sentía expuesto y en realidad, se sentía siempre de esa manera.

— Entonces si no sabes... —dijo tranquilamente empujándolo en la cama, donde poco a poco, Natasha empezaba a desabotonar el pantalón de su amante. Lentamente, introdujo su pequeña mano, acariciando a su otro 'compañero'— déjame enseñarte...

(...)

Dejó aquel recuerdo de lado, para poder concentrarse en su tarea de seguir devorando la intimidad de su novia. Jugueteaba con su lengua de adentro hacia afuera, para luego, succionar un poco aquellos labios. Lo hacía como todo un profesional, y eso que había practicado muy poco con ella.

De pronto, sin haberse dado cuenta, tenía a Natasha sobre él besándolo con fuerza y con mucha necesidad de querer entrar. Y él también la necesitaba en ese momento. Así que antes de que ella quisiese subirse arriba de su miembro, el rubio la tomó por la espalda y se invirtieron los papeles. Separó las piernas de la rubia y, automáticamente, rodeó la cintura de Steve, acercándolo hacia ella.

—Steve...

Alcanzó a decir ella, cerrando profundamente sus ojos, cuando de pronto, él ya se había abierto paso a entrar y empezar un vaivén algo más rápido de lo normal, pero le gustaba demasiado.

Ambos empezaron a acelerar a sus ritmos. Los gemidos de Steve no se hicieron esperar. Con sus manos, tomó bien el trasero de la rubia, apegándola más a su intimidad para sentirla. Estaba derrochando placer por doquier dentro de Natasha. La necesitaba, la quería con él, la quería dentro.

En cambio, Natasha, que al igual que Steve, también quería tener el control, pero no lo lograba. Con el tiempo, se había vuelto más fuerte que ella y simplemente no podía luchar en contra. Que Rogers tomase siempre la iniciativa era algo que la descolocaba y a la vez, le fascinaba.

En cada entrada que él le hacía, Natasha apretaba más sus brazos alrededor de la gran espalda de Steve, mientras le clavaba sus uñas en el acto. El muchacho podía escuchar claramente lo excitaba que estaba su compañera, y eso, obviamente hacía explicar que su trabajo estaba siendo más que bien, perfecto. Le hacía mucha falta tenerlo así de cerca.

De a poco, Natasha estaba a la par con el ritmo de su compañero. No sabía si era su imaginación, y quizás se debía a que hace bastante tiempo no tenían sexo, pero la rubia tenía esa sensación de como si hubiese sido la primera vez que lo hicieron: nerviosa, ansiosa. Su corazón latía a mil por hora y todo por culpa de ese hombre que la estaba haciendo suya una vez más. Y se lo permitiría que lo hiciera toda la vida.

Steve soltó un quejido ronco, que hizo que Natasha se alertara que tal vez, el estaría llegando a su clímax. Los gemidos de Natasha empezaron a aumentar de intensidad, ya no podía callarlos por siempre, porque Steve era jodidamente bueno en la cama.

Ambos terminaron de satisfacerse el uno con el otro...

porque se necesitaban.

porque se amaban...

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[Continuará...]

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Para la gente que ama el fondue, ahí tienen, ya que es lo único que leen jajaja.

Saludos a todos :)

Atte,

Kuchi_

Three Years Later IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora