Capítulo 7

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Capítulo 7

Me habían hecho un nombre para el final del día. Me había convertido en "El Doncel que le Lanzó Comida a Ellos." Esperaba un contraataque en cada pasillo y cada clase, especialmente cuando vi a uno de los chicos Sabaku No en mi clase de Historia y a una frescamente vestida y malhumorada Ino en su casillero.

Nunca ocurrió.

Sai se disculpó efusivamente antes de que la clase de gimnasia comenzara, y luego me abrazó por lo que hice. Trató de hablarme cuando nos alineábamos para jugar Volleyball, pero yo me encontraba... entumecido. No había manera de mal interpretar el hecho de que Ino me odiaba. ¿Por qué? No podía ser por el bastardo. Era más que eso. No sabía lo que podía ser.

Luego de clases manejé hasta casa, tratando de entender todo lo que había ocurrido desde que me había mudado. El primer día sentí algo en el porche y en la casa. El día en el lago a Sasuke le habían brotado escamas. El destello de luz con el oso y la librería tenían que ser lo mismo. Y toda esa basura que Karin había dicho.

Sin embargo, una vez que llegué a casa y vi varios paquetes en mi pórtico, toda la mierda del día desapareció. Algunos tenían caritas felices en ellos. Brincando como un Naruto de 9 años en navidad, recogí las cajas. Adentro habían libros, libros recién publicados que había pre ordenado varias semanas atrás.

Subí al piso de arriba a toda velocidad y encendí mi portátil. Revisé la reseña que había publicado anoche. No había comentarios, la gente apestaba. Pero había ganado cinco nuevos seguidores, la gente era genial. Cerré la página antes de empezar a rediseñar todo. Luego busqué en Google "personas de luz" y después de que los primeros resultados me mostraran varios grupos que estudiaban la biblia, busqué "El Hombre Polilla." Oh. Por. Kamisama.

La gente de Kohonagakure no Sato estaba demente. En Tokio de vez en cuando alguien afirmaba ver al Hachibi (Buey de Ocho colas) en los bosques, o al Chupacabras, pero no a una gigante cosa voladora o lo que sea que fuera. Parecía una inmensa mariposa satánica.

¿Por qué demonios estaba yo viendo esto?

Era una locura. Me detuve a mí mismo antes de empezar a buscar extraterrestres en Konoha. Tan pronto como llegué abajo, tocaron la puerta. Era Sai.

—Hola, —dijo—. ¿Podemos hablar?

—¿Seguro? —Cerré la puerta y caminé hacia adentro—. Mamá aún duerme, ttebayou.

Asintió mientras me sentaba en la mecedora. —Naruto, lo siento tanto, tanto, por lo de hoy. Ino es una completa perra a veces.

—No es tu culpa que ella haya actuado así. —dije sonriendo comprensivamente—. Pero lo que no entiendo es por qué ella y Sasuke actuaron de esa forma. —Me detuve, sintiendo ese estúpido ardor en la garganta—. No debí haberles arrojado la comida, pero nunca me había sentido tan avergonzado en mi vida, de veras.

Sai se sentó a mi lado, cruzando los tobillos. —Creo que en realidad fue gracioso, lo que tú hiciste, no lo que ellos hicieron. Si hubiera sabido que iban a hacer tan terribles con todo, me hubiera encargado de que no lo hicieran. —Agua pasada, supuse. Suspiró. —Ino no es novia de mi estúpido hermano. Ella quiere serlo, pero no lo es.

—No me pareció así, ttebayou.

—Bueno, ellos sí... salen.

— ¿La está usando? —sacudí la cabeza, asqueado—. Que imbécil.

—Creo que es mutuo de ambas partes. Honestamente, el año pasado sí salieron por un tiempo, pero luego todo se enfrió. Eso es lo máximo que le he visto a él prestarle atención en meses.

Scarlat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora