No Todo Se Trata De Las Cartas Kaiba (Yu-gi-oh)

11 "Pican mas los celos que las pulgas"

Era sábado por fín! Estaba ansiosa de enpezar el día, se encontraba escogiendo un atuendo ideal para ir al parque con Bakura, después de tanto tiempo por fín podría relajarse, mientras terminaba de alistar su bolso escucho el timbre.

- Anya vienen por ti! - le aviso el señor Moto.

- en seguida bajó.
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- hola Bakura - lo saludó con una de sus hermosas sonrisas.

- hola, espero que estes preparada porque te llevare al parque más grande de la ciudad.

- muy bien, en macha!

Mientras ambos caminaban hablaban de varias cosas, gustos, chistes, anecdotas, preferencias y opiniones, tenían muchas cosas en común, eso hizo que todo el camino estubiera lleno de risas y alguno que otro rubor por parte del peliblanco.

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La junta con los socios no pudo ser cancelada por desgracia, apenas despertó esa mañana sintiéndose maravillosamente curado, su garganta y cabeza no le daban ningún malestar, sentía su cuerpo ligero y bien descansado, si, volvía a ser el mismo y era de esa forma en la que lo celebraba? Asistiendo a una de sus aburridas reuniones solo para revisar maquinaria y hecharle un vistazo a los empleados? Que estúpido pensó, cualquier otro día podia ir y venir a hacer esas cosas, menos mal solo le faltaba ir a revisar los planos de la futura atracción que querían montar, depués podría largarse y porque no? Pasar (si era posible) el resto del día con su hermano. Por alguna razón se sentía...bien? O feliz? Talves por los cuidados de cierta chica que no dejaba de rondar por su cabeza, estaba agradecido solo eso verdad?

Al llegar a la oficina central que tenía una vista periférica de todo el parque uno de los sujetos con traje le cedio un asiento, mientras el supuesto jefe de construcción le explicaba el tiempo y esfuerzo que requeriría ese proyecto Kaiba no podía oirlo porque le pareció reconocer una hermosa cabellera rubia a la distancia.
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-Estas lista? - preguntó un chico sumamente entusiasmado mientras tapaba los ojos de su acompañante con las manos.

- si, lo estoy, deja el misterio, me muero se curiosidad! - exclamó claramente emocionada, cosa que le pareció tierna al peliblanco.

- de acuerdo...abrelos!- pidio dejandola admirar el parque mas grande que había visto, claramente ese sitio podía tener más de 50 juegos! Simplemente increible.

- y...que te parece? - le preguntó esperando que a ella le gustara el lugar pero solo recibio un profundo silencio - ...Anya estas...

- gracias, gracias, gracias por traerme, eres el mejor - dijo como una niña mientras abrazaba a Bakura del cuello.

Apenas pusieron un pie dentro se dispusieron a explorar todo el lugar, subieron a algunos juegos que los dejaron mareados pero con ganas de más, mientras ambos conversaban Anya descubrio que el dueño de tan increible lugar no era otro más que su "antiguo paciente" al pensar en él una duda lo acompaño, se encontrara en mejor salud? O posiblemente ya este curado, alguien tan ocupado como él no puede darse el lujo de enfermarse por mucho tiempo seguramente.

Con todo el ánimo posible siguieron con su recorrido, al final del paseo el peliblanco le dijo que podían subir a la rueda panorámica, era el lugar perfecto para admirar la vista de toda la ciudad, con esa descripción logró captar la atención de la chica, quien luego de unos minutos le dijo que iría por un algodón de azucar, claro, Anya no sabía que al ir a la tienda de algún modo sería reconocida por el dueño del lugar.
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Seto Kaiba un hombre joven de negocios estaba por primera vez en su vida prestando atención a los movimientos de una chica, ignorando olímpicamente a las explicaciones que le daba uno de sus empleados, tenía la mirada seria como siempre pero se podía ver en sus ojos cierto calor.

Mientras la observaba en silencio pudo apreciar ciertas cosas de ella, su cabello estaba suelto con unas ligeras ondas al final, el conjunto de ropa que usaba era de colores cálidos y sus ojos, aunque no pudo apreciarlos muy bien, estaban observando el lugar con total alegría, al reconocer esto lanzo una pequeña sonrisa que desapareció casi de inmediato al ver con quien se juntaba y conversaba tan felizmente, no conocía su nombre pero intuía que era uno de los amigos de su rival Yugi Moto, acaso estaban en una cita? Posiblemente, claro, era lo más lógico, ojala pudiera ignorarla como antes, ojala pudiera sentirse indiferente ante esto...pero no podía, no podía.
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- después de ti - le cedio paso su acompañante con elegancia.

- gracias- respondio ella siguiéndole la corriente.

Cuando ambos subieron a sus respectivos asientos el juego comenzó a girar de manera lenta, dajandolos disfrutar de la vista, cosa con la que cierta ojiazul se sentía maravillada tanto asi que no fue conciente de ser el centro de atención de alguien a su lado, Bakura era algo tímido cuando se trataba de chicas, durante un tiempo fue el sueño de muchas de ellas, recibía cientos de cartas de admiradoras y peticiones a citas, esas cosas no le interesaron mucho, talves porque no sentía nada en especial con alguna de ellas, Anya era diferente, diferente a todas las chicas con las que antes tuvo una "cita" por no decir otra cosa (encuentro forzado) ella era dulce, tierna, tenía mucho carácter cuando era necesario, estaba tan cerca de él, perdida en la vista a la ciudad y se debatía internamente que hacer, tomar su mano disimuladamente o pasar el brazo por su hombro fingiendo un bostezo? Agarrarla firmemente de las manos y confesarle sus sentimientos? Robarle un beso rápido de aquellos hermosos labios y afrontar las concecuencias de sus acciones? Esta última era la que más rondaba su mente, pero, tambien era la que más lo aterraba y hubiera seguido asi de no ser porque escucho su nombre un par de veces.

- hey Bakura?

- dime.

- gracias por pasar este tiempo conmigo, sin duda alguna me divertí mucho.

- de nada - respondió con una pequeña sonrisa que llamó la atención de la chica.

- oh, no quieres un poco? - le ofrecio algo de su algodón mientras trataba de controlar el ligero rubor en sus mejillas.

- si, gracias - dijo y arranco un pequeño trozo de la golosina mientras observaba como Anya se disponía a dar otra probada del dulce. Solo fue cuestión de segundos para que se llenara de valor suficiente.

- Anya

- si?

...
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-Pero señor Kaiba todavía no le hemos mostrado todos los planos correspondientes.

- mandelos a mi oficina, ahora estoy ocupado - ordenó el castaño con un tono mucho mas frío del normal, casi amenazador, estaba enojado, disgustado, todo lo opuesto al humor que tenía en la mañana, apenas salió del edificio no se molestó en buscar a cierta chica, lo único que quería ahora era irse de ese lugar.

Mientras el hombre de negocios se marchaba en uno de sus autos una pareja compartía un beso en la estrella de la fortuna.

Continuará...