9 " Hay palabras que destruyen todo lo construido"

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Tras un ocupado día de trabajo y las vacaciones llegando, Anya se sentía feliz por la labor que hizo, conoció gente nueva, los amigos de Yugi siempre conseguían sacarle más de una risa en sus paseos, cada vez notaba más el rubor con el que Bakura la miraba, eso le pareció sumamente tierno y aunque no lo había notado antes, se llevaba mejor con Kaiba, pese a discutir muchas veces y a pesar de no haberlo visto en días desde que lo acompañó a dar el discurso, en fín, se podría decir que ya tenía una vida tranquila en esa ciudad, de la que tanto sus padres alardeaban cuando ella era una niña, no se equivocaron, ella era felíz.
A la mañana siguiente su celular no dejaba de sonar, algo adormilada decidió contestar.

  - hola?

  - Anya! Que alivio que estas ahí!

  - Mokuba?

  - si, soy yo, escucha necesito pedirte un gran favor.

  - que ocurre? Estas bien? -contestó ya mas despierta, el tono de preocupación de Mokuba solo conseguía angustiarla.

  - si, pero mi hermano no. Ayer se enfermó y esta mañana despertó aún peor, además dentro de unos minutos debo salir para un campamento. Podrías cuidar de Seto por favor?

  - ...emmm.

  - escucha sé que te estoy pidiendo demasiado pero eres la unica capaz de ayudarme, no puedo dejarle una enfermera sabiendo que podría robarnos y no administrarle bien sus medicamentos a mi hermano, por favor?

  - ...- un dilema moral, estaba envuelta en un maldito dilema moral. No se sentía cómoda siendo la enfermera personal del gran magnate y niño rico Seto Kaiba, pero sabía que Mokuba la necesitaba, con el corazón en la mano exaló y dijo: - esta bien, iré para allá.

  - gracias Anya, me salvaste.
  Apenas colgó la llamada tenía una gran necesidad de lamentar su mala suerte, pero dejandolo de lado comenzó a prepararse para salir.
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Cuando llegó a la mansión Mokuba la recibió con una cara de alivio, eso la enterneció.

  - puse todos los medicamentos que le recomendó el doctor en la mesa principal al parecer Seto tiene un resfrió pero no creo que dure mucho, de todas formas estare devuelta en 5 días, si necesitas algo dejé un poco de dinero en la cocina, ademas le di tu número a mi hermano por si llega a necesitarte. Yo no podré responderle ninguna llamada mientras esté fuera debido a que mi celular se estropeó, pero trataré de llamarte por lo menos una vez al día.

  - si, de acuerdo, cuídate esta bien?- le dió un calido abrazo.

  - claro, y gracias de nuevo - le respondió antes de entrar en el auto que lo esperaba cerca de la entrada.
  Mientras Anya veía como el auto se marchaba su mente viajaba al pasado, hace un año, exactamente cuando sus padres salieron de casa para ir a sus respectivos trabajos, ella agito su cabeza antes de ver el recuerdo completo, debía concentrarse. Con paso firme se dirigió al cuarto de su "paciente".
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Día 1 - Sintomas: dolor de cabeza, nariz tapada y falta de apetito

Algo nerviosa se aventuró a entrar sin tocar, y lo encontró, Kaiba echado en una enorme cama con dificultades para respirar normalmente y los ojos algo irritados, sip,  estaba enfermo. Apenas ella puso un pie en el cuarto Seto abrió los ojos.

- que quieres? -le exigió con un tono ronco y cansado.

  - solo quería ver como te encontrabas y asegurarme que Mokuba te haya informado sobre el porqué de mi llegada.

  - si, estoy al tanto de todo, ahora largate quieres?

  - ...- ese era el motivo por el cual no quería ir, pero desgraciadamente no podía golpear a un enfermo, tomando un ligero respiro dio media vuelta y se dirigió a la cocina para revisar las medicinas.

Ya casi eran las 3 de la tarde y Anya le llevaba una sopa y su medicamento correspondiente, al entrar Seto ya estaba despierto, mirando algun punto fijo totalmente perdido de la realidad, con un ligero chasquido ella lo despertó y puso la pequeña charola encima de una pequeña mesa cerca de la puerta, luego se dirigio a Kaiba para ayudarlo a sentarse, pero apenas se acerco el retrocedio con una mueca de enojo.

  - y ahora que? - habló algo cansada de su actitud terca y fría.

  - no me toques.
 
  - entonces como podras sentarte para tomar tu sopa?
 
  - no tengo hambre, solo vete y ya.

  - ...no.
 
  - que?
 
  - no me iré hasta que tomes la sopa y la pildora.

  - ese no es tu maldito problema!
 
  - claro que si! Tu hermano me dijo que te cuidara y eso haré!
 
  - ya soy lo suficientemente grande como para depender de una niñera, largate y ve a molestar a tus padres o algo asi.
 
  - eso es imposible.
 
  - a si? Y porque?
 
  - porque estan muertos.
 
  - talves murieron para librarse del asco de hija que tenían, no lo crees?
 
  Rabia...en esos momentos solo sentía rabia, comenzo a apretar los puños hasta dejar sus nudillos casi blancos, lanzandole una mirada de odio a Kaiba y largandose con un paso lento que poco a poco aumentaba de velocidad hasta llegar a uno de los baños del primer piso, cerrando la puerta detras de si logro sentir como el odio era sustituido por una inmensa tristeza, bajando la mirada pudo contar una, dos, tres lagrimas que serían solo el comienzo de su llanto.

Kaiba estaba recostado, tenía un sabor amargo en la boca despues de ver como esa chica se marchaba, su garganta estaba terriblemente seca, vio como aquel vaso con agua cerca de su puerta era la solución a su problema, pero apenas logro levantarse de la cama sintió un fuerte mareo haciendo que cayera al suelo con ambas piernas dormidas, tenía la visión algo borrosa, estaba mal muy mal, sin que algo mas pudiera ocurrirsele comenzó a llamar a la chica. Pasaron unos minutos y nada, volvio a gritar y...nada, estaba solo.

Por mas que lo intentaba sus piernas no respondían, su cabeza no dejaba de dolerle, era algo insoportable, tratando de pensar una solución recordó que tenía el celular en el bolsillo y al prenderlo el número de Anya apareció, sin importarle lo marcó y espero, cuando sintió que la linea fue contestada empezó a ver todo borroso.

  - ayudame - suplico en un susurro casi desgarrador antes de perder el conocimiento.
 
Todo era borroso, pero poco a poco comenzaba a distinguir las cosas, todo iba tomando claridad, al lograr abrir los ojos por completo pudo notar que se encontraba en la cama, y no estaba solo.

  - abre la boca - demando la voz de Anya parada a su lado.

  - eh?

  - dije que abras la maldita boca - lanzó aquellas palabras con tanto odio que aquel moreno solo se dedicó a obedecer, acto seguido le dio un termómetro y se dirijio a la charola que estaba sobre una silla, Seto pudo ver que era la sopa y la pildora que nunca ingirió, supuso que el medicamento era distinto, despues de todo podría jurar que ya pasaban de las 8 de la noche, tal vez ella volvio a calentar el plato.
 
  Vio como ella se dio la vuelta para quitarle el termómetro, no le dijo nada, era un silencio casi incómodo, pero luego ella lo rompió.

  - tu temperatura esta enpezando a subir, tómate la sopa y duerme, volvere mañana. - tan pronto acabo de hablar fue a la puerta.
 
  - no quiero sopa.
 
  - entonces quédate sin comer - le respondio volteandose para verlo a los ojos, Kaiba pudo ver como estos estaban algo hinchados y de un color medio rojizo. Sin esperar respuesta se marchó.

Acaso ella había llorado? Agh esto solo aumentaba su dolor de cabeza, mientras tomaba poco a poco aquella sopa, sintiendo que su apetito iba aumentando tenía una cosa muy en claro, era un verdadero idiota.
 
Continuara...

No Todo Se Trata De Las Cartas Kaiba (Yu-gi-oh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora