Capítulo 11

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Año 2007

¡Rayos! Acabo de meter la pata y a Evan le molesta que lo confundan con alguien más

-perdona, ¿cómo estás?- le digo arrepentida y avergonzada

-no importa- responde, parece relajado

-no importa… ¿qué?-

-el cómo estoy- suspira

-a mi si me importa como estés- respondo

-no sé, no sé qué me pasa- siento que está viendo el oscuro cielo, iluminado solo por una hermosa luna llena

-bueno entonces ¿en qué piensas?- pongo alta voz para poder secarme el cabello

-en todo y nada- responde con un tono que se puede ser algo melancólico

-vaya, eso es un problema, ¿te preocupa no entrar a tu carrera universitaria?-

-no, sé que voy a entrar- responde, en su tono de “¡por favor! ¿Con quién estás hablando?” –A veces no sé quien soy-

-Evan… eres un chico increíble, a veces fallas como amigo, pero eres tierno, caballeroso, generoso, lindo, tienes sentimientos puros; cuando hablas conmigo puedo percibir todas tus emociones, eres ese chico alegre que me hace reír en medio de las clases, el que se estresa con los exámenes aunque no lo acepte, eres una buena persona, solo deberías moderar ciertas actitudes…-

-siempre me dejas sin palabras- y ahora no sé qué decir -Ross- susurra

-dime- respondo

-te pasa algo ¿verdad?- ¿cómo lo sabe? ¿Es vidente o algo?

-no importa, mejor continua diciéndome que te ocurre-

-no quiero hablar de ello- suspiro -¿Qué te pasa?- pregunta insistentemente

-¿cómo sabes que me pasa algo?- pregunto

-porque algo me decía que te llamara, pensé que quizá me necesitabas-

-o a lo mejor era tu conciencia que te dijo que me dijeras de una buena vez que te ocurre- sonrió pícaramente, que bueno que no me puede ver

-No, aun no. Bueno respóndeme ¿Quién es Alonso?-

-Alonso es un chico que hace poco conocí- respondo

-ah, ¿y ya te llama?- pregunta incrédulo –no, perdona, no quise decir eso-

-no te preocupes- ¿Qué le pasa? Ahora resulta que es pronto para que un chico nuevo me llame pues yo pienso que es pronto para que vayas a toquetearte con Denisse

Evan y yo seguimos platicando como antes hasta que son las nueve.

-me tengo que ir- dice Evan

-no, espera, es que tengo miedo- logro decir, es que suena tan ridículo que a mis casi diez y ocho años tenga miedo por una absurda película

-¡vez! Si te pasaba algo, tranquila me quedare hasta que te quedes dormida- eso me tranquiliza

Mi mamá llega del trabajo, me saluda y se va a su recamara a dormir, yo sigo hablando con Evan pero la última vez que veo el reloj es la una de la mañana, el suave tono de voz de Evan me tranquiliza, él tiene ese poder sobre mí, todo sobra cuando él está conmigo, me siento indestructible si está conmigo, siento que puedo ser yo en todo su esplendor; mis ojos se cierran poco a poco y solo respondo con monosílabos a lo que me dice Evan, hasta perderme en un profundo sueño guiado por su voz.

Son seis treinta cuando me levanto, ya es muy tarde, corro en busca de mi uniforme y mi mochila, tomo mi café de cada mañana que deja mi mamá en mi termo y salgo corriendo, espero Anat no esté esperándome. Por suerte llegamos al mismo tiempo.

-hola- digo agitadamente hasta subir al auto

-hola ¿se te hizo tarde?- arranca el auto

-sí, un poco-

-¿Qué hicieron ayer?- Anat exento literatura así que solo tuvo que ir a una clase y se podía regresar en cambio yo tuve que estarme la mayor parte del día

-pues nada, fui a desayunar con Tasha a su casa y vimos una película de terror-

-se te hizo tarde porque no pudiste dormir, ¿no?- me empiezo a encoger en el asiento, no le gustara lo que le diré

-no, de hecho fue porque me quede hablando con Evan hasta la una de la mañana- aquí viene el regaño

-¡¿Qué?!- grita sorprendida y frena de repente  

-antes de que me regañes, yo no le llame, él fue el que me busco, lo juro- levanto mi mano en señal de juramento

-¿él te busco?- me pregunta incrédula

-sí, de hecho lo confundí con Alonso- no termino la frase cuando Anat estalla en risas, tanto que se tiene que orillar para terminar de reír –ya, fue un pequeño error- la risa de Anat aumenta

-y con el ego que tiene, sin querer le diste en un punto débil- Anat limpia las lagrimas de risa que salieron –espera ¿Alonso ya te llamó?- hace su gritito de felicidad y la chocamos –fue gracias a mi-

-sí, gracias- Anat pone en marcha el auto, hasta estacionarnos en la escuela

-mira, ahí está el chico que te dije que es gay- me señala a Apolo un chico que entro a penas en preparatoria a este colegio, solo he cruzado un par de palabras con él, pero parece que a Anat le interesa.

-pero no es gay-

-pero Apolo era gay, el también debe ser gay- tocan en mi ventana y las dos saltamos de el susto por estar hablando de Apolo

-creo que te buscan- dice Anat viendo fijamente la ventana, ¿Por qué tenía que quedar de espaldas?

-¿Quién es?- digo nerviosamente

-gírate y míralo por ti misma- sonríe 

Trece Cartas (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora