"...A veces el camino a la verdad..., no siempre se dice de la manera correcta..."
Mientras tanto, Rin seguía aquel ser demoniaco de amplia fama, su andar era lento, elegante e imponente, aunque ella no le parecía intimidante, de alguna forma algo en su interior le insinuaba que no le haría daño alguno, pero tampoco tenia que confiarse del todo, en tanto Jaken solo miraba la situación, cauteloso, claro sabia que su amo jamás lastimaría a la chica a quien le había estado mandando mensaje con él todos esos meses, sin embargo aquel acto inocente, nunca lo cuestiono, y menos preguntarle, no es tan estúpido o recibiría una paliza, el asunto era ¿Qué planeaba? ¿someterla como una esclava? ¿Cómo un capricho o compañera de viaje? ¿obtener su poder de sanación? ¿o tal vez...?
-¿Por qué estamos aquí?-cuestionó Rin caminando detrás de Sesshomaru mirando hacia todos lados, se habían alejado lo suficiente de los soldados de Bankotsu, entrando a un lugar mas oscuro y oculto ¿Cómo sabia él de ese lugar y ella no? Se preguntaba así misma la azabache mientras avanzaba
-¿no querías salir? Este es el mejor lugar-contesto fríamente el dai youkai sin detenerse
-creí que saldríamos por la puerta de entrada-respondio Rin con voz suave e inocente
-sabias que el nuevo rey de tu imperio no quiere que salgas y menos tu hermana, aunque dudo que lo haga-dijo lo ultimo como comentario sarcástico al recordar lo que sucedió en los aposentos de la princesa, él sabia a la perfección que el guerrero y la reina se encontraban en la sala de baño, su olfato no fallaba jamás, no podía equivocarse y lo comprobó al leve vistazo que vio hacia el baño encontrándolos allí en aquella situación embarazosa ¿Por qué tiene que hacerlo en otros sitios? Se cuestiono el demonio,-eso no debe importarme-pensó- además deberían agradecerme por sacar a la princesa de allí, aunque hubiera sido divertido que los hubiera descubierto-dibujo una pequeña sonrisa maliciosa-no hubiera sido mala idea...
-hay como odio a ese idiota!-musito entre dientes Rin, haciéndolo detener
-¿lo odias?-pregunto dándole la espalda
-por supuesto, me ha quitado todo-respondió sin mayor filtro alguno-ahora mi hermana es como su prisionera y lo que es peor nos quito nuestra libertad a ambas, y asecino a personas inocentes-exclamo la joven como un enorme desahogo que tenia en su alma
-¿y tu me odias, Rin?-pregunto mirándola de frente, abriendo los ampliamente los ojos de la joven, al ver su silencio reitero-¿me odias?-la mandíbula de Jaken en el suelo
-etto...la verdad...no lo se...
-soy un asecino al igual que él, tome tu palacio igual que él, ¿Por qué es diferente? ¿Por qué no lo sabes?
-porque me salvo de esos hombres que querían abusar de mi-respondió con voz sincera
-hmp!
-y usted no me da miedo...
-¿de verdad?
-si-contesto segura de si misma
-entonces...-se acerco lentamente hacia ella, el cuerpo de la azabache comenzó a retroceder de manera inconsciente, deteniéndose de manera abrupta en esperarlo, no sabia que intentaba hacer, pero a la vez estaba expectante de cualquier movimiento de aquel youkia plateado, extendió una de sus garras hacia ella, mientras ella frunciendo su ceño ante aquel acto, tratando de traspasar el limite que la azabache le proporcionaba
Una corriente eléctrica quemaba aquella garra demoniaca, notándolo fácilmente la joven princesa, ahora entendía el porque de su pregunta, ella lo veía de manera inconsciente como una amenaza, cerro sus ojos lentamente, tratando de relajar su cuerpo y tranquilizar su energía espiritual, cuando siente que un pequeño mechón de cabello es jalado levemente hacia adelante levantando la mirada encontrándolo enredado en los finos dedos de el dai youkai, hasta que el ruido de una rama quebrándose distrayéndola de inmediato liberando nuevamente aquella barrera espiritual, haciéndolo apartase de ella abruptamente
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Presa del destino...
Fanfiction...¿somos presos del destino?... Kagome, una joven princesa que asumio el trono de su fallecido padre en los peores momentos de su pueblo, una crisis, al borde de la rebelión y desacuerdos por doquier, ya no hay salida, solo una pequeña esperanza...