Capitulo 2: Error y misión.

2.3K 103 34
                                    

Habíamos pasado el día en aquella iglesia. El padre Gabriel nos había dado ropa limpia y algo de comida.

La herida de mi mano estaba un poco mejor pero era obvio que necesitaría un par de puntos para que cicatrizara debidamente, por lo que tome una aguja e hilo que llevaba en mi mochila y se la tendí a Andrew.

-Oh no, no, no, olvídalo, no puedo cocerte esa herida Lu.- él se negaba por su “asco” a la sangre.

-Vamos Andy, necesito que me cosas, yo no puedo hacerlo sola.- no podía creer que aun le tuviera asco a la sangre después de todo lo que habíamos pasado.

-Primero no me digas Andy, sabes que lo odio, así me decían las estupidas del orfanato. Y segundo no me gusta ver tu sangre salir de tu cuerpo, perdona.- lo mire, frustrada tome la aguja dispuesta a intentar cocerme yo, pero una mano tomo las mías.

-Yo lo haré, he cocido unas cuantas heridas antes.- y sin decir nada deje que Gabriel lo hiciera.

Mientras él estaba concentrado en su tarea yo estaba intrigada por saber más sobre él.

-Cuéntame de ti padre Gabriel, que haces aquí? Estuviste en algún grupo.- él levanto su mirada regalándome una pequeña sonrisa.

-Dime Gabriel, no creo que nuestro Señor este contento en que me llame Padre con todo lo malo que he hecho. No tengo perdón alguno.- pude notar en sus ojos un brillo, pero era un brillo de dolor, de pena. Había algo que estaba estrujando la vida de ese hombre.

-Lo siento, fuimos criados en un orfanato, nos han acostumbrado a decirle Padre a todo sacerdote. Pero intentare llamarlo solo Gabriel. No quiero ser entrometida, pero que ha pasado para que usted se encierre aquí y diga que no tiene perdón por lo que hizo?- comenzó a vendar mi mano.

-Cuando esto comenzó la gente entro en pánico, algunos corrían buscando alguna manera de huir, otros buscaban a su familia… y otros se refugiaban en la Fé. Se aglomeraban en la puerta de esta iglesia para pedir el perdón de Dios y para buscar ayuda. Intente ayudar, pero cuando esos demonios invadieron las calles me asuste, tuve tanto miedo que cerré las puertas de la iglesia, les prohibí la entrada a la casa del Señor… deje que gente muriera en la puerta de mi iglesia…- podía notar sus ojos inundados, reteniendo las lagrimas para poder continuar.- Cuando me di cuenta lo mal que había hecho habían pasado dos años, abrí las puertas y salí buscando quien necesitara mi ayuda, creí que debía remendar mi error, pero no halle a nadie en el pueblo. Volví aquí, pero no podía darme por vencido, sabia que no estaba solo en el mundo, por lo que tome un auto y me fui a un pueblo cercano, pero no encontré nada. Recorrí las calles buscando alguna señal, y llegue a un pequeño cementerio. Encontré al lado de una tumba a una pareja… se habían disparado en la cabeza, habían elegido el suicidio antes de luchar, habían sido cobardes como lo fui yo... Y ahí fue donde sentí cual era mi deber. Tome los cuerpos de ambos y los lleve hasta la casa que estaba más cerca y la acondicione como una funeraria, quería darles una santa sepultura a esas personas y a toda persona que haya muerto. Me llevo casi dos años poder dejar esa casa en buen estado para poder arreglar, vestir y maquillar a los muertos, pero lo logre. Y creo que ese es mi castigo por haberles cerrado la puerta al rebaño de Dios.- si bien la historia de Gabriel me había sorprendido, podía ver en sus ojos el dolor y arrepentimiento por lo que hizo.

-Creo que es hermoso lo que haces. Nadie se preocupa hoy en día por darle una sepultura a un desconocido. Has cometido un error, todos lo hemos hecho, pero lo estas enmendando, creo que tienes el cielo ganado con esto.- tome su mano, no era una mujer de dar afectos, pero aquel hombre lo necesitaba.

-Y durante todo este tiempo estuviste solo?- pregunto Andy.

-No, hace unos meses estuve con una pareja y un niño, pero un día me fui para la funeraria a hacer “mi trabajo” y cuando volví la puerta estaba reventada y se habían robado algunas cosas. Solo encontré al hombre muerto, lo habían asesinado. Supe que habían sido saqueadores porque se llevaron parte de las cosas que había aquí. Por eso te golpee, creí que venían a robarme.- toque mi cabeza pero la verdad el dolor ya había mermado.

-Lo entiendo, cualquiera hubiera hecho lo mismo… Escucha Gabriel, no tenemos un lugar a donde ir, te importaría que pasáramos unos días aquí hasta que juntemos provisiones y algunas armas. Prometo que luego nos iremos.- no quería molestar a aquel hombre, no quería interponerme en su misión.

-Tengo una proposición para hacerles.- Andy y yo lo miramos asintiendo para que continuara.- Escuche que en Washington hay un refugio, estaba solo por lo cual no podía ir, y pensé que quizás ustedes podrían ayudarme a buscar gente para formar un grupo e ir allí. A cambio les daría un lugar para dormir, comida y armas.- su propuesta era algo tentadora. Pero si queríamos ir a Washington debíamos ir con un grupo grande, ya que solo tres personas no podrían hacer la diferencia.

Mire a mi hermano, esperando su respuesta, él solo asintió.

-No tenemos donde ir, ni sabemos de ningún lugar que sea seguro… por eso aceptamos. Pero debes saber que quizás tardemos años en encontrar un grupo bastante grande. Debes armarte de paciencia.- Gabriel sonrió y asintió.

-Claro. Ahora acompáñenme que les daré algunas armas para que puedan defenderse allí afuera.- ambos seguimos a Gabriel hacia uno de los confesionarios. Corrió la silla y quitó la madera que cumplía la función de piso y de allí saco un arco, unas pistolas y dos espadas.

-Pido las espadas!- grito emocionado Andrew. Cuando estábamos en el orfanato nos daban algunas clases de defensa personal y él estaba en una de ellas.

-Sabes usar el arco? Sino puedo darte las pistolas, pero sabes que no es buena idea por el ruido.- tome aquel arco, era de competición, lo note por su peso y su forma.

-Cuando salí del orfanato tome clases de tiro, me había obsesionado con esto por un amigo, fui durante un año a practicar… Si, se usarlo.- sonreí, al recordar a mi gran amigo Harry, él amaba los arcos y las flechas.

Luego de haber repartido las armas nos propusimos a descansar, al otro día comenzaríamos con la búsqueda de más personas.

Holaaa! Bueno aqui el segundo capitulo de esta historia!

Espero les guste y disfruten.

Un abrazo para mis lectoras y en especial a Caroline que siempre me lee y comenta, gracias por la buena onda de siempre!!

YessiReedus!

The Walking Dead: Corazones SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora