Luna de miel

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He velado su abdomen y recorrido cada rincón de su vientre. Sus ojos dilatados y su respiración a flote. Acaricié sus pezones, y toqué sus entrepiernas con las yemas de mis dedos.
      Me pusé de cuclillas, la tiré del mechón; ruborizada expresaba jadeos e insaciables movimientos de cadera. Saqué mi miembro y la penetré con delicadeza, en órbitas espaciales, llegué al final de mis deseos. Lujuría extrema, mis queridos lectores...

Pensamientos de media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora