Madurar

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Mire mi mano y pensé como puede ser fría y calurosa de vez en cuando. Me quede tendido en el piso y conté las venas de mi cuerpo. Al cabo de unos minutos comprobé que las venas tenían sentido; pero se acortaban en un estrecho camino.
Descubrí que dejamos de soñar cuando algo nos afecta, para estar en equilibrio entran personas o suceden cosas, para comprender que la vida es sencilla y todos nacimos para ser amados. En esa jornada desenmascare mis miedos y mi mano se conservó tibia; mis venas rompieron camino, la esencia estaba en soñar y no cortar trayecto.

Pensamientos de media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora