En la noche oscura
de mi alma
un ángel vino.
Cuando más
oscuro estaba
ilumino mi destino.
De lo que separa
los mundos
corrió un velo fino.
Desplegó sus alas
y a mi lado vino.
Sin miedo a naufragar
como buen marino
a llenarme de paz
a mi lado vino.
No es quimera,
ni un imposible,
ni que bebiera vino.
Un ángel con ojos de sol
a mi lado vino.
Qué locura
de amor, que desatino.
Un ángel de Dios
a mi lado vino.
Invisibles presencias
de seres divinos.
¿Quién me creerá
que un ángel de amor
a mi lado vino?
Alberto Real Borrueco
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Tiempo de Poesía
PuisiLa auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento. Dedicado a todos los que me animaron a escribir.