V El dolor de una caricia

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En algún bar, hace poco más de cinco años atrás.

—¿Eres un asesino? —le preguntó la chica, con una voz débil y temblorosa.

En su rostro se veía el camino dejado por un torrente de lágrimas.

—¿Qué te hace pensar eso? —le preguntó de vuelta, recorriendo el lugar rápidamente con la vista, imitándola.

—Eso es obvio, a este lugar sólo vienen asesinos —respondió.

Su antes débil voz se iba tiñendo sutilmente de ira.

—Soy un ladrón. Lo siento —se encogió de hombros.

Ella intentó sonreír, pero la frágil mueca se le resbaló del rostro.

—Entonces... ¿Podrías robar algo por mí?

La pregunta le causó curiosidad, en parte por la notoria desesperación de su interlocutora, quien no dejaba de mover sus manos, ya fuera para rascarse la cabeza o para acomodar la capucha que cubría su cabello y que de tanto en tanto, amenazaba con dejarlo al descubierto.

—¿De qué se trata?

Si le decía que eran drogas, se decepcionaría, pero en ningún caso le sorprendería.

—De un alma.

Una sonrisa compasiva se dibujó en sus labios, ante lo que le pareció una petición que bordeaba la belleza.

—Esto no funciona así ¿Qué ganaría yo a cambio?

La muchacha se removió incómoda. No tenía dinero ni nada de valor que ofrecerle.

—... A mí —dijo. Su mirada se oscureció.

Chrollo no podía creer lo que oía. A tanto llegaba su deseo de ver muerto a alguien que se ofrecía como pago.

—¿Lo harás? —preguntó, impacientándose.

Acaso para ella ¿Su vida tenía el mismo valor que la de quién quería muerto?

—Él vendrá a este lugar. Estoy segura que llegará pronto ¿Lo harás?

—¿Por qué quieres que lo mate?

Ella bajó la mirada, avergonzada, debatiéndose en responder o no. Sabía perfectamente que para ganar algo, debes ceder algo también y de su honra y dignidad ya no quedaba ni la sombra.

¿Por qué sino se le ofrecería a un completo extraño a cambio de ser su sicario?

Como había dicho, ese bar de mala muerte estaba lleno de asesinos ¿Por qué lo escogía a él?

Quizás su mirada llena de paz y carente de miedo, se decía. Debe tener los cojones para hacerle frente a cualquiera, quería creer, cuando la verdad es que le había parecido "lindo".

Tal vez, él podría salvarla, tal vez podría ser el príncipe que siempre buscó.

Alzó la mirada y volvió a encontrarse con esos ojos grises, que se veían borrosos a causa de las lágrimas que comenzaron a caer desde los suyos.

—Porque abusó de mí.

~❁~

Ciudad Meteoro, trece años atrás.

Tras varios meses de arduo entrenamiento de uso del Nen, era evidente el avance que habían logrado. No sólo sus cuerpos eran más resistentes, se habían vuelto más rápidos y ágiles también.

—¿Crees que algún día pueda correr más rápido que un automóvil? —se preguntaba Shalnark, buscando afanosamente algo en una pila de basura que acababa de llegar.

Los días perdidos de LucilferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora