20 de julio de 2018.
8:27 am.
Ha pasado más de un mes desde aquel viaje en el tiempo, donde viví en carne propia la dura infancia de ese alemán dictador.
En lo que volví a mi realidad, ya bien tarde por la noche, temblando y lleno de miedo por lo que experimenté en ese cuerpo. Decidí no volver a viajar más, no utilizar ese reloj de arena.
Recuerdo, en la oscuridad de la noche y lleno de frustración, haberlo lanzado lejos de mí. Escuchando su repiqueteo, golpeando con el suelo y todo lo que podía estar a su alrededor.
En todo este tiempo, no me he molestado en demasía buscarlo.
Cada vivencia oscura marca a las personas, las vivas cómo las vivas.
Y realmente no me apetecía estar en vidas donde podían asemejarse a mi realidad.
Desde entonces, he tenido muchas pesadillas. Y eso ha hecho que me esté levantando un poco más tarde de lo normal.
En ellas, casi siempre está el señor Oliver. Con su ira cargando sobre mí. También he soñado con el anciano Antoine, a veces con ambos. Y muy pocas, casi de forma borrosa, una mujer jugando conmigo, cargándome, y lo que mejor recuerdo, muriendo.
A veces, estas pesadillas se repetían sin cesar. Cómo si en vez de sueños, fueron recuerdos.
Hoy la señora Madam de nuevo me ha dejado una carta.
Lleva haciéndolo prácticamente de forma semanal, desde que la acompañé a su nueva casa.
No la he visto más, siempre las manda con alguna trabajadora de este sitio. Y ella me las deja muy temprano en la mañana, cuando aún estoy dormido.
En esas cartas, múltiples veces se ha disculpado por no volver a encontrarse conmigo. Dice que ha estado muy ocupada, y que quizá desde la separación con el señor Oliver, su entrada a esta casa sea un poco más limitada.
Sin embargo, hoy fue diferente.
Me llamó la atención que hoy sobre mi cama, se encuentra una especie de mochila un tanto grande, que sin duda parecería un caparazón de tortuga sobre mi cuerpo.
Dentro, encuentro otra de sus revistas. En este caso no era de alguien en particular, ni de bandas de rock antiguas con personas que lucen peinados extraños.
En su portada decía:
APOLO 11, 40 ANIVERSARIO DEL PRIMER ALUNIZAJE.
La historia no contada.
La verdad es que no tengo ni idea de lo que es "alunizaje" y mucho menos "Apolo 11". Pero me pareció interesante, y más que de un lado de esas letras, se encontraba una especie de casco de lo que parece ser un astronauta.
¡Mi sueño es ser astronauta!, pienso.
Me detengo varios minutos ojeando la revista, todas sus fotos e imágenes.
La verdad es que nunca tuve muy claro si de verdad alguien había llegado a la luna, pero sí, y eso me parecía increíble.
Me pierdo en esas imágenes y en mis pensamientos acerca del espacio, de la lejanía, de la libertad, y de estar cada vez más lejos de este restrictivo lugar.
Hasta que llegando a una de las últimas páginas encuentro una carta entre ellas.
Bon jour, Benjamin. Espero que estés bien.
Lamento todo este tiempo sin volver a vernos, ojalá no se te esté haciendo tan largo como a mí.
Sé que pronto volveremos a vernos, e iremos a un sitio que pienso será emotivo y especial.
Espero que te guste la mochila, donde podrás guardas muchas de tus cosas, y la revista, que es algo que al menos te puede entretener.
Con mucho cariño, Madam.
Debo admitir que cada una de sus cartas, llena una parte de mí. Me alegra el día, me motiva.
Nunca me había apegado tanto a alguien, pero era otro caso como los anteriores. Toda persona que llega a mi vida, no tiende a quedarse, por una u otra razón.
Realmente no tengo a más nadie, sólo a mi nueva mochila, revista y...
¡El reloj!
En un salto me levanto de la cama, pero inmediatamente recuerdo lo que viví aquella noche.
Una parte de mí deseaba volver a experimentar la magia de viajar, pero otra, realmente no.
Sacudo mi cabeza, y junto a ella, todo aquello en mi mente.
Piso con mis pies desnudos el frío suelo y flexiono mis rodillas, impactando con ellas, hincándome para poder observar al nivel del piso.
Mi mente se angustia y mi corazón lo sabe, por ello se acelera.
No encuentro el reloj por ningún lado.
Gateo por toda la habitación, y prácticamente acabo con ella. Hasta que por fin lo encuentro.
Aún así, después de más de un mes, repleto de polvo. Saber que tenía la única escapatoria de este lugar, creada de materia inerte, me hizo olvidar cualquier mala noche que pude o pueda volver a experimentar.
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Alunizaje: Término que define el descenso controlado de un vehículo sobre la superficie de la Luna.
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Más allá de lo que ves
AventuraBenjamin Pavard, niño francés, huérfano, amante de los libros de historia y con ganas de vivir una o varias vidas que no sean la suya. Más allá de lo que ves, es una historia de un niño poseedor de un objeto que supera la leyes de la física, de la n...