El primer encuentro

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No se lo que vamos a hacer para explicar las salidas en nuestra casa o para hacer la tarea de la escuela. Más adelante lo averiguaremos.

Finalmente llegó la hora de la comida. La habitación también tenía un gran balcón por donde se podía ver el hermoso jardín. No habíamos visto a ningún chico ya que tenían prohibido estar en nuestros dormitorios y nosotras en los suyos.

-mía, apúrate se nos hace tarde para la comida-dije mientras me acababa de peinar para ocultar las mechas

-si hay voy-dijo mientras luchaba por ponerse un suéter

-mía, creo que sería más fácil si no estuviera al revés-dije con una risita entre dientes

-jaja, muy chistoso no??-dijo un poco enojada

-de hecho si-dije mientras contenía una carcajada

Ambas empezamos a reírnos como locas, mire mi reloj.

-corre, se nos hace tarde-dije mientras la jalaba hacia la puerta

-vamos, hay que apurarnos-dijo mientras corríamos hacia el comedor.

Mientras corríamos hacia el comedor como siempre tenía que chocar con algo o alguien.

-perdóname-dijo una voz que me resultaba bastante familiar, pero donde la había odio?

-no, no paso nada-dije mientras levantaba la vista.

Ahí estaba el, Tomas era brujo, pero aunque no lo conocía, no sé no había algo en su mirada, su voz sonó tan...tan...perfecta, sus ojos, su pelo, su sonrisa...su...todo el, era...era...alguien diferente. Parecía qué estábamos sólo nosotros dos en el mundo.

-hola -dijo con su maravillosa sonrisa-soy Tomás

-jijiji, hola-dije con una risita tímida-soy Liliana

-que haces aquí?-dijo un poco sorprendido

Me levanté un poco la manga del vestido para dejar a la vista la marca de la muñeca. El la miro e inmediatamente hizo una reverencia, como era de esperar me ruborice al instante.

-por favor, no hagas eso, no soy más que tu, ni más que nadie-dije un poco molesta, todo lo de las reverencias ya me hartaron, lo peor de todo por algo que no entendía.

-pero...pero...-dijo el muy confundido

-pero nada, no vas a tratarme diferente a los demás , ni tu ni nadie, entendiste??-dije casi gritando.

-está bien pero no te enojes-dijo mientras se levantaba y me ofrecía la mano para ayudarme a levantar

-gracias-dije mientras tomaba su mano, el tiro de mi para ayudarme a parar pero fue demasiado fuerte así que mi cuerpo y el suyo estaban juntos y nuestros labios a menos de cinco centímetros, todo era casi perfecto, parecía que nuestros ojos no podían ver a otro lugar sólo estábamos ahí mirándonos fijamente.

Mía se aclaró la garganta obligándonos a volver a la realidad, el y yo nos separamos rápidamente, el se pasó una mano por el pelo y yo me volví a ruborizar y solté una risita tímida.

-espera tu ya sabes que hago yo aquí pero tu que haces aquí??-dije para acabar con aquel incómodo silencio

-soy guardián, y me dijeron que ahora tengo una nueva, ummm como decirlo? "protegida"-dijo algo tímido

-quien será??-pregunte, como si fuera una pregunta capciosa, ambos nos reímos

-bueno, nos vamos, no queremos llegar tarde-dijo mía interrumpiendo el encantador momento.

Un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora