Un amor prohibido

El beso

sonó el teléfono. El se levantó y me ayudo a levantar. El número no lo reconocí, sólo conteste.

-hola??

-hola

Era Tomás, como siempre tenía que arruinar todo

-ash!! Eres tu, que quieres??

-pues quiero saber cuando va a ser nuestra cena

-con todo lo que pasó, confórmate con que ahora te hable

-bueno entonces todo mundo se entere de todo, de que eres una mentirosa y manipuladora...

Una lágrima me rodó por la mejilla. No me gustaba mentir, ni engañar a los demás. Sebás tomó el celular.

-déjala en paz, si??

-tu quien eres??

-no te importa sólo déjala en paz

Colgó el celular. Se veía bastante molesto, dio media vuelta. Me puse frente a el. Yo estaba al borde del llanto y el apunto de explotar. Me abrazo, tarde un momento en reaccionar; cuando lo hice lo abrase también. Nos quedamos un rato así, en silencio. Después lo abrase un poco más fuerte y le susurré al oído -gracias- después de eso nos separamos.

-estas bien??-pregunte en voz baja

-no...si...bueno...quieres ver una película??

-si...pero no sabemos los horarios

-no, en el cine no, en mi casa

-suena bien

No fuimos a s casa. No recordaba haber visto ninguna tele en la sala. Llegamos a su casa, pero antes entramos a la mía, necesitaba una sudadera . Había una nota en mi mesita de noche.

Hija tengo que salir de viaje y tu tía llega hasta dentro de dos días así que comportate. Te quiere papa.

Genial otra vez sola en mi casa. Baja las escaleras y el estaba ahí viendo una foto Mia y de mi mama.

-de pequeña eras tierna, y tu mama es muy bonita

-era-dije en voz baja

-era?? O perdón

-no hay problema

Nos fuimos a su casa y lo primero que vemos es a bob ( el novio de su mama ) y su mama besandose. En cuanto nos vieron pararon, Sebastián corrió, y subió las escaleras. Se veía bastante molesto y su mama bastante apenada.

-perdón- dijo su mama

-no...puedo??-dije señalando arriba

-claro

Subí las escaleras, su casa era muy bonita. Había varias puertas pero sólo una medio abierta, ahí estaba sentado de espaldas en la cama. Toqué la puerta y se volteó. Me hizo un gesto para que pasara. Se veía algo triste.

-estas bien? -dije algo tímida

-eso creo

-bueno, oye que película vamos a ver-dije tratando de cambiar el tema.

Me senté en la orilla de la cama. Pareció animarlo un poco, pero no mucho. No me gusta ver a la gente así, aunque no me caigan bien, nadie merece sentirse así, ya que tener el corazón roto es igual que romperse las costillas, nadie lo puede ver, pero te duele cada vez que respiras.