"No te desvíes del camino, caperucita."

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— ¡Alex! ¡ALEXY! —Atrapó a su pequeño mocoso, que estaba corriendo en dirección al baño, por supuesto que no lo dejará ir primero. Necesita entrar urgentemente.

— ¡Jajajaja, oh, para! ¡Te dejaré entrar, hermanita, pero ya para! — Decía el pequeño de 8 años mientras no paraba de carcajear debido al poder de las cosquillas en la barriga.

— Okey, ¡Si tú lo dices! — Corrió en dirección al baño. Una adolescente de 16 años es obviamente más veloz que un pequeño de 8.

— ¡Pero ___ T/N ! ¡Necesito entrar! Por favor. — Trabajó sus pequeñas y cortas piernas para llegar hasta su hermana, con una mirada suplicante.

Dudó unos segundos en si dejarlo entrar o no, pero justo cuando le iba a conceder el permiso de entrar al sagrado santuario conocido como “Baño”, se le escapó una sonrisa que delató su plan macabro.

Pequeño mocoso.

— ¡Ja! Qué bobo eres, nos vemos, tarado. — Dijo, para luego cerrar la puerta con seguro.

Duraron un par de segundos sus golpes a la puerta, frustrado por no poder llevar a cabo una de sus maldades preferidas. Hacer que su pobre hermanita dulce e inocente esté a un paso de mearse encima.
Pero no pasará, no otra vez. O bueno, al menos eso dice, pero de alguna u otra forma aquél niño listo siempre la captura en sus redes.

— Ay, ay, ¡que me hago, que me hago encima! —

Al otro lado de la puerta se escuchaban las risillas de su hermano debido a las vulgaridades que la mayor soltaba al aire.

— ¿Aún sigues ahí, Alex? — Preguntó sonriente.

— Sí, ¡En serio que necesitaba entrar! — Chilló.

— Jaja, pues te esperas. — Dijo la chica al mismo tiempo que se subía el pantalón. Luego tiró la cadena.

Abrió el grifo, se remojó las manos y salió para darle paso a su hermanito.

— ¡Y-Ya era hora! — Dijo Alexy con una mueca de no poder aguantar más el pipí. Y entró.

— Bueno, pero apúrate que ésta vez fui piadosa, pero ya sabes que necesito entrar otra vez para quitarme el mostacho y ponerme cremas y esas cosas. — Eludió mientras se recostaba en el marco de la puerta. Pensativa.

— Sí, sí. Ya va. . . Ahhh. . . — Un suspiro de alivio acompañó la respuesta que se había escuchado del otro lado de la puerta.

Luego de que los hermanos hayan terminado de asearse en el baño, cada uno con sus cosas, bajaron a desayunar.

Sus padres siempre salen a trabajar temprano, ellos son una familia con muy buenos recursos, pero por consecuente los padres de ambos hermanos salen de 6 AM hasta 2 AM. Todo un desvelón.

— ¿Qué quieres? ¿Leche chocolatada o Leche con cereales? — Dijo ___ Mientras abría los estantes superiores, esperando la respuesta para sacar los ingredientes.

— Huh. . . ¿No hay Yogur? — Preguntó.

— Creo que sí. — Dijo mientras caminaba hacia el refrigerador en busca de la bebida. — Sí, sí hay.

— Oh, pues quiero Yogur con cereales. — Dijo mientras se apoyaba en su brazo, observando por la ventana.

— All right. Ya te sirvo. —

La peli___ C/C observaba a su hermanito mirar el bosque, del cual se tenía una perfecta visión con sólo ver a través de la ventana.
Restándole importancia al asunto, terminó de servirse su café y preparó rápidamente el tazón con los cereales.

— Toma. — Le pasó el desayuno a su pequeño mocoso mientras tomaba sin pensar un sorbo de su vaporoso café.

— ¡Ah! ¡Mi dengua, me quemé da dengua! — Dijo casi sin poder hablar mientras se lanzaba aire hacia la boca con la palma de la mano.

Su hermanito simplemente rió y siguió comiendo sus cereales con yogur. Ellos acostumbran a llegar temprano a clases, por lo que siempre desayunan con calma, tomaron la costumbre de sus padres de despertarse una hora antes de la necesaria. Subieron hacia sus cuartos y se vistieron como se sentían más cómodos. No se utilizaba uniforme en su escuela. Tomaron los almuerzos que su madre siempre les deja en el refrigerador antes de salir, y tomaron también sus mochilas. Dentro del almuerzo su padre les suele dejar $85 dentro de una pequeña bolsita.

Salieron y se subieron a su bicicleta. Sus padres de regalo de cumpleaños les compraron una bicicleta roja con una canastita delantera y 2 asientos. Mucho más saludable que un auto, aunque dentro de unos meses le comprarían uno a ___ por su cumpleaños. Típica niña rica.

Ambos hermanos compartían algo en común. Su maravilla por la naturaleza. Nunca entraron al bosque antes. Porque corrían rumores de que habían asesinos merodeando, y junto con el incidente del tal “Ticci Toby” de hace 7 meses, reforzaron la seguridad y es un poco, muy imposible entrar a ese bosque. Pero la curiosidad siempre fue algo que carcomía internamente a ___. ¿Será cierto lo de los asesinos?

‘La casa de los Rogers siempre fue algo alejada del resto de nosotros. Mi madre dice que Toby era un pequeño muy lindo. Ellos nos fueron a dar la bienvenida cuando nos mudamos aquí. Yo tenía 3 años en ese entonces. Pero nunca tuve la oportunidad de ver a Toby Rogers. Y obviamente no lo recuerdo.’

mientras se sumergía en sus pensamientos, iba respirando el aire fresco y purificado que les ofrecían los pinos, robles y árboles, en general.
‘Pero yo, en realidad sie- Oh, ya llegamos.’

Dejaron en un pequeño aparcamiento su bicicleta, junto a todas las demás.

Su colegio era uno primario y Secundario, pero eran 2 edificios separados. Uno exclusivamente para primaria y otro exclusivamente para secundaria. Sólo puedes ir al edificio de al lado en los recesos. Así que se despidió de Alexy y, como ya es costumbre, antes de ir a clases pasó por el casillero de Lautaro y le dejó una flor.

Lautaro era un niño que llevaba mucho tiempo gustándole a ___, y todos le decían que él sentía lo mismo. La cuestión es, que un día lo encontraron partido a la mitad, en las orillas del bosque. En la escuela le hicieron un homenaje, como a todos los otros que murieron a manos de algún misterioso asesino de el bosque. Ese bosque con un aura tan mágica.

Cuando ___ se enteró de la noticia, no pudo evitar deprimirse. Sentía un constante nudo en la garganta. Sentía cómo su propio cuerpo le pesaba. Sentía que le picaban y ardían los ojos de tanto llorar. Sentía que se estaba marchitando. Pero lo superó, nadie sabe cómo, pero un día simplemente le dejó de importar. Y aunque finge que no pasó nada, se ha vuelto algo insensible desde entonces. Como si la tristeza se le hubiese secado.

Entró a clases, dando una última mirada a la ventana. . . ¿Acaso se está volviendo loca o lo que parecen, algún tipo de enredaderas negras y gruesas, se están moviendo? Le hace acordar a los tentáculos de un pulpo.

Se comenzó a sentir mareada. Estaba aturdida. Sólo entró a clases y se dejó de dramatizar.

Track, track... ¡Oh, no! Ese crujido otra vez. |Ticci Toby × Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora