Capítulo nueve: tú eres tierno.

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Cárter

Luke es un idiota, ya no soy ninguna niña pequeña que necesita que la cuiden de cualquier extraño. Desperté aún por la mañana, no sé qué hora son, tome mi celular de la mesita de noche.

Nueve de la mañana. Aún era una hora decente para despertar tomando en cuenta que no suelo dormir hasta tarde.

Cuando volteé, vi a Michael sentado en mi escritorio mirándome.

-Buenos días Mikey- dije y volví a acomodarme en mi almohada. Pasó un par de segundos para que reaccionara.

¿Qué hacia Michael en mi habitación?

-Buenos días linda - dijo el riendo. Él también se había dado cuenta de lo despistada que me volvía por las mañanas.

-¿Qué haces tu aquí?- dije y me senté en la cama. En realidad, ¿saben que es lo que más me preocupaba?, el hecho de que yo suelo verme como un asco por las mañanas.

-Toque la puerta varias veces, cuando pasó media hora decidí entrar por la ventana y vi que seguías dormida - dijo como sí fuera lo más común del mundo.

Me gusta su sonrisa.

Él se paró del escritorio y se sentó a mi lado en la cama.

-¿Por qué no me despertaste?- dije jugando con sus pálidos dedos.

-Te ves muy tierna dormida- me miro a los ojos con el ceño fruncido-, no iba a despertarte- dijo y siguió jugueteando con mi mano.

-Tú eres tierno-solté sin darme cuenta, mientras tenía fija la vista a nuestras manos entrelazadas.

No escuche respuesta de sus labios, así que no quería levantar el rostro y verlo. Cuando más pensaban que era una tonta por decir eso, sentí sus suaves labios besar mi mejilla.

Mi estómago comenzó a hacerse presente y no pude evitar reír a los sonidos que hacia.

-Alguien tiene hambre- dijo Michael sonriendo.

-Si, ¿ya desayunaste? - dije y me pare de la cama haciendo que el hiciera lo mismo.

-Desayune en casa de Ashton - dijo y me regalo esa sonrisa que me encanta.

Caminamos fuera de mi habitación, yo tiraba de su mano y él me seguía, cuando pasamos por la habitación de Luke vi que no había nadie, ni siquiera me aviso que saldría. Fuimos hasta la cocina donde inspeccione el refrigerador para ver que comería.

Saque leche y una pera, y buscaba algo de pan tostado. Tome dos vasos y les serví leche, le ofrecí uno a Michael quien me sonrió, y comencé a comer la pera.

-¿Tienes algo que hacer hoy?- me pregunto él.

-Nada, mi vida es aburrida-dije y ambos reímos.

-¿Quieres salir?- volvió a preguntar.

-La verdad, no me emociona la idea de quitarme la pijama-dije y ambos reímos- ¿y si te quedas conmigo todo el día?-propuse.

-Claro ¿qué haríamos?-dijo, sentí como me ponía roja y me su cuenta que no lo dijo en doble sentido.

-¿Podemos mirar películas?

-Me agrada la idea

Pasamos la mayor parte del en mi habitación mirando películas, para evitar desacuerdos las alternamos, una la escogía yo y la siguiente él. Por alguna extraña razón, el clima era horriblemente frío, supongo que gracias al calentamiento global. Ambos estábamos metidos en la cama, compartiendo el calor de las cobijas, comíamos gomitas, el reloj de mi mesita de noche marcaba las siete de la noche, ya estaba oscuro.

Una parte de mi se preocupo por Luke, no había regresado en todo el día, pero viendo con quien estoy, mejor que no regrese hasta que Michael se haya ido. 



Mi cuarto estaba a oscuras y sentía los pies helados, Michael también tenía frío, sus dedos -que estaban entrelazados con los míos- estaban fríos. Estábamos viendo una película de terror, cuando la parte de suspenso estaba yo estaba tan nerviosa y concentrada en que pasaría.

Sentí como soltaba un grito de terror, después de que Michael me hubiese pegado el susto de mi vida, él se reía a más no poder mientras yo le pegaba con un peluche, pronto me contagio su risa, y la película quedo de lado cuando comenzó a hacerme conquillas.

Yo pataleaba y me ahogaba en mi risa.

-¡Basta Michael!- logré decir entre risas.

Yo soltaba manotazos tratando de alejarlo, no podía mi estómago dolía mucho por la risa, él estaba sobre mi, me estaba aplastando pero no dejaba de hacerme cosquillas, Michael tomo mis manos y las puso contra el colchón, se recargo bien en sus rodillas dejándome respirar. Ambos reíamos aún. Pero cuando la risa se esfumo lo vi directo a los ojos. 

Había un brillo especial es sus ojos esmeralda, y una sonrisa bastante hermosa que los hacía lucir mejor. Sentí como si aliento se mezclaba con el mío, Michael había comenzado a acercarse poco a poco, yo desviaba la vista de sus ojos a sus labios, y de sus labios a sus ojos, una sonrisa traviesa se dibujo en su boca. Su nariz jugueteo con la mía, y sentí como su boca hacía presión con la mía.

Era un beso extremadamente tierno, íbamos lento, nadie nos perseguían, sus labios besaban suavemente los míos, sin darme cuenta su lengua jugueteaban con la mía, mordí su labio inferior y sentí como sonreía.

Cuando nos separamos algunos centímetros y él me miro.

-Sabes, quiero preguntarte algo-  dijo y se acostó a mi lado-, ¿ Quieres ser mi novia?

No pude evitar voltear a verlo, el tenía la mirada perdida en el techo, tome su rostro con una mano y lo hice mirarme, le regale la mejor sonrisa que tenía.

-Sí- dije y le plante un beso en los labios.

De la nada todo comenzó a ponerse nubloso a mi alrededor.- ¡Cárter! -dijo que susurró mientras me movía.

Pestañeé un par de veces y mire a mi alrededor, Michael estaba a mi lado dormido abrazado de mi oso de peluche, la película seguía, estaba a nada del final, y sentí como se me rompía la ilusión, nada había sucedido, todo había sido un sueño, Michael nunca me pidió que fuese su novia, sólo fue un maldito sueño. Pero luego reaccione. Luke ya estaba en casa, y por muy desquisiado que parezca no estaba como un loco tratando de matar a Michael, él parecía feliz, se le veía en el rubor de sus mejillas y la forma que sus ojos brillaban.

Luke sólo me sonrió.- Tengo tanto que contarte.


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