—Date prisa en despedirte—Dijo secamente Barba negra—Y no intentes nada extraño.
La chica asintió y acercó las muñecas hacia él indicándole que le desatara para poder abrazar a su hermano, sabía que Barba negra no se fiaba de ella, y en verdad hacía bien. Desde que había visto de reojo a su hermano entristecerse por la imposibilidad de que el portal pudiera abrirse había decidido que, aunque la única solución a todo eso era el sacrificio, no tenía por qué ser su hermano el que echara su vida a perder. Era una decisión difícil, y significaba que no volvería a verlo nunca más, pero estaba dispuesta a todo con tal de salvarlo de las garras de Barba negra, incluso a morir si hacía falta.
Sintió como sus manos eran liberadas por Teach, y en cuanto vio las cuerdas caer,observó cómo su hermano se acercaba a ella. No tardó ni dos segundos en abrazarlo con fuerza, pues estaba completamente segura de que no podría volver a hacerlo en toda su vida si llevaba a cabo lo que planeaba.
Una pequeña lágrima resbaló por su mejilla, mientras acariciaba su rostro después de darle un pequeño beso en la mejilla. Tenía la intención de memorizar cada peca del rostro de su hermanito para recordarlo siempre, como era, un adolescente que había madurado sin que se diera cuenta siquiera.
—Sabes que te quiero ¿verdad?—Preguntó ella aguantándose las lágrimas.
—Claro que lo sé... yo... yo también te quiero—Respondió el muchacho.
La chica sonrió, sabía que no solo ella era la que retenía las lágrimas con todas sus fuerzas, él también lo hacía. No tenía ninguna duda de que la quería, de la misma forma que ella lo quería a él, pues desde que lo había visto en los brazos de su madre en el hospital, el día que nació, lo había querido, con sus imperfecciones y sus rabietas, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Era su hermanito menor después de todo, y debía hacer eso para que llevara una vida lo más normal posible.
—Lo siento enano, de verdad, lo siento mucho...
—No es culpa tuya, nada es culpa tuya.
La abrazó él también de nuevo, con fuerza, haciendo que un río de lágrimas se desbordara por sus ojos. Le acarició el pelo lentamente, se disculpaba por hacer eso a sus espaldas, porque sabía que lo haría sufrir de sobremanera, pero también sabía que no podía dejar que le hicieran nada, y si ella cruzaba el portal, luego se sentiría culpable por no haber podido protegerlo de ese monstruo. Ella siempre había aguantado mucho mejor el dolor y la pena, sabía cómo adaptarse a las adversidades y que Barba negra intentara matarla no sería más que otro obstáculo que sortear, jamás le dejaría acabar con ella tan fácil, aunque estaba completamente segura de que no le costaría mucho matarla.
—Cuando... dile...—Dijo con la voz rota—Cuando llegues dile a papá y mamá que los quiero ¿vale?
Los ojos de Cristian se abrieron de par en par, sabía que no entendía nada, pero tenía que actuar rápido. Apartó la mano de su cabello para agarrar el mango de la espada que el chico portaba en la vaina a su espalda, y la sacó de un tirón, empujándolo hacia el portal. Escuchó un grito de Barba negra y lo último que vio de él fue su rostro sorprendido, antes de que el portal lo succionara por completo.
Se movió rápido y en cuanto vio que su hermano se había ido para siempre, cogió la espada que le había regalado Thatch y la introdujo por la grieta de la gema, haciendo fuerza con ella, como si se tratara de una palanca. El viento que se había levantado desde dentro del portal la empujaba hacia atrás, pero aguantó, escuchando de fondo los gritos de los hombres de Teach. La gema se partió en dos poco después y una energía bastante poderosa empezó a salir de ella, empujándola lejos y haciendo que cayera al suelo.
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Mundos paralelos
FanfictionUn día tranquilo mientras Sara y su hermano descansaban en su casa, algo extraño ocurrió, algo que los tele-transportó a un mundo donde nunca pensaron estar, el interior del mundo de one piece, manga que su hermano estaba leyendo cuando las cosas em...