Mundos paralelos

Capítulo 16: Recompensas

El sol comenzaba a molestarle en los ojos. Parecía estar en el suelo, tumbado. Aún estaba desorientado, y no se acordaba de mucho, sabía que la noche anterior habían hecho la fiesta, habían comido, bailado, hecho bromas... él sobre todo comido...

Notaba un pequeño peso en el pecho, en el lado derecho, pero no le dio importancia, seguramente durante la noche había caído dormido, muchas veces ocurría, la fiesta no paraba pero sus nakamas acababan durmiéndose en algún momento agarrados entre ellos o a botellas de alcohol.

Recordó la última persona con la que recordaba haber estado esa misma noche y sus ojos se abrieron de repente, deslumbrándose un poco con la luz. Puso su brazo izquierdo delante de sus ojos para tapar la molesta luz y miró abajo, en dirección a su pecho esperando no ver lo que pensaba que iba a acabar viendo, y justo vio lo que esperaba. Una cabeza de cabellos castaños se apoyaba encima de su pecho. Más bien medio cuerpo de la castaña estaba encima de él y él agarraba la cintura de la chica, recordaba haber hecho eso la noche anterior, pero al dormirse y tenerla agarrada la había arrastrado con él cuando seguramente había caído dormido sin darse cuenta, tal vez como efecto de su narcolepsia.

Movió su brazo quitándolo de la cintura de la chica y esperando poder salir de debajo de ella de alguna extraña manera sin que ésta se diera cuenta. La chica empezó a hacer ruidos medio dormida y movió su brazo agarrándolo sin dejarle escapatoria.

Después de cien movimientos imposibles consiguió salir de debajo de ella y la dejó todavía durmiendo en el suelo. La observó mientras dormía tranquila, pensando en parte en la noche anterior cuando había decidido hacerlo su estufa personal por media noche porque según ella tenía frío. Sonrió, no había manera de parar sus locuras, cada día esa chica lo sorprendía un poco más y no era difícil para él darse cuenta de que no le desagradaba lo más mínimo que tuviera sus momentos locos, porque sino sería demasiado normal y aburrida.

Giró la cabeza al escuchar un ruido, algunos de sus nakamas también dormían plácidamente por el suelo, pero eso no era lo que había provocado el extraño sonido. Buscó algo con la vista y observó como Cristian se acercaba a ellos con un pequeño cubo en las manos y con una sonrisilla traviesa.

—¿Qué haces?—Preguntó todavía sentado en el suelo.

—No hables tan alto que la vas a despertar—Dijo poniendo uno de sus dedos en sus labios en señal de silencio.

—No creo que haya nada en el mundo que pueda despertarla—Dijo recordando todos los movimientos que había tenido que hacer para salir de su agarre y con los que no se había despertado—Aunque no has contestado mi pregunta.

—Voy a vengarme...—Respondió con una sonrisa de oreja a oreja.

El chico enseñó el cubo a Ace, lleno de agua y mediante mímica intentó explicarle al mayor lo que iba a hacer. Primero señaló el cubo y después a la chica poniendo una sonrisa maliciosa, a Ace no le hizo falta más para saber lo que iba a hacer, pero estaba seguro de que ese adolescente no acabaría vivo después de hacerlo.

—Inténtalo siquiera enano y te juro que te comes ese cubo—Se escuchó una voz femenina.

Los dos miraron a la chica que comenzaba a incorporarse sujetándose la cabeza con una de sus manos y miraba a su alrededor sin entender bien qué hacía durmiendo en el suelo.

—¿Cómo sabias que...?—Preguntó Cristian.

—Sexto sentido—Contestó bostezando

—Estás horrible...—Dijo Cristian mirando la cara de su hermana

—Gracias, eso demuestra que sigo siendo una humana normal con resaca—Miró a Ace por un momento—Por cierto, ¿Por qué estoy durmiendo en el suelo?