"Por una bala, se perdió un soldado;
por un soldado, se perdió una batalla;
por una batalla se perdió una guerra,
y por una guerra..."
(Letrero pintado en una pared del Callejón Diagon en rojo)
12 de enero de 1999
Sortilegios Weasley aún tenía los grandes letreros de CLAUSURADO de varios meses atrás. La tienda se veía sombría y era un recordatorio permanente de que aquellos no eran tiempos de risas. Los carteles de SE BUSCA estaban pegados en todas las paredes, de casi todas las tiendas. Las caras más recurrentes eran la de Hermione Granger y Ronald Weasley, pero también se veía allí a Neville Longbottom, que se había dado a la fuga después de la batalla. Nadie sabía exactamente donde se encontraban, ni como habían conseguido huir de la justicia durante tanto tiempo.
Otros no habían tenido tanta suerte. Kingsley Shacklebolt había caído dos semanas antes, tratando de defender a la familia del primer ministro. Los titulares hablaban de la masacre de toda la familia del primer ministro muggle, perpretada por un grupo de terroristas. En la comunidad mágica no se habló de eso, sino que el gobierno se echó flores gracias a la captura y encarcelamiento de Shacklebolt. Le habían caído cargos por alta traición y asesinato.
La mitad de la gente sabía que todo había sido una puesta en escena.
Pero nadie se atrevía a decir nada.
Dos figuras se movieron a través de la lluvia, con capas negras que los cubrían de pies a cabeza hasta dirigirse a Sortilegios Weasley. La entrada a la bodega, pequeña y casi inaccesible, fue el lugar al que se dirigieron. Los dos desconocidos llamaron a la puerta varias veces hasta que se abrió la mirilla y extendieron las palmas, mostrando el tatuaje de un ojo. Los recibieron inmediatamente.
Bajaron las escaleras hasta la bodega después de asegurarse que nadie los había seguido. Abajo había más gente esperando, en un caos de mercancía que nunca había terminado de venderse, un par de hamacas, cobijas, sillas y una mesa donde antes habían estado productos para vender.
—¡Gon! ¡Hermione! —exclamó una mujer acercándose a ellos. La rubia, con el cabello desordenado y con una túnica vieja y raída los recibió con los brazos abiertos. Las dos siluetas se quitaron las capuchas, dejando al descubierto el rostro. No parecían los mismos que siete meses antes. Hermione se había cortado el cabello como chico, en parte por comodidad, en parte porque no era tan sencillo reconocerla así.
—Fleur, lamentamos la tardanza... —dijo la castaña, con una sonrisa.
Ron tenía barba y bigote de meses. Podría habérselo rasurado, pero él decía que nadie creería el uno de los enemigos mayores del gobierno pareciera un vagabundo. Empezaron a saludar y por un momento todo pareció normal en ese lugar, como si sólo fuera una inocente reunión familiar.
Arthur Weasley, que había envejecido veinte años en esos meses los saludó desde la esquina. El poco cabello que le quedaba era totalmente blanco debido al estrés. George alzó la mano izquierda levantando el dedo índice y el corazón, formando una letra V y les dedicó una sonrisa cansada. Durante la guerra había perdido una oreja; después de la guerra, dos dedos de la mano izquierda. Percy era el que se veía mejor de todos: su túnica estaba visiblemente más limpia, y estaba mejor peinado.
De todas las mujeres sólo faltaban las mujeres.
Molly... bueno, todo el mundo sabía que le había pasado.
Ginny estaba en Hogwarts e intentaba hacerles llegar noticias de lo que estaba pasando como podía, pero desde que todo el correo era revisado, especialmente el de aquellos que tenían familiares problemáticos para el gobierno.
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El país de las pesadillas
Fanfiction"Fuera régimen de terror", es el letrero pintado en una de las paredes del callejón Diagon. Los mortífagos se instauraron en el poder, pero los panfletos vuelan por las calles y la resistencia no está a dejarlos ganar sin pelear hasta el último alie...