Capítulo 3

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Bienvenido a Umbra Urbes

Tres días después.

Ya nos dieron de alta, voy a casa al fin con mi familia, quería preguntarles como fue el accidente pero decidí mejor no decir nada, no quería que se pusieran triste. Mientras esperamos un taxi para que nos lleve a casa, siento un frio en el cuello, me lleve la mano directamente al cuello y antes de poder tocarlo, sentí una mano totalmente helada, volteo rápidamente y no había nada.

-¿Todo bien?- me pregunta mi hermana.

-Sí, no te preocupes- le dije. Logramos agarrar un taxi y tomamos rumbo a casa.

No podía dejar de pensar en esa chica y su mirada fría. -Sssh... ellos te oyen- escuche un susurro Me petrifique en un instante y empecé a ver a los lados sin mover la cabeza al no ver nada pensé que fue un producto de mi imaginación, así que decidí quedarme tranquilo y dejar de pensar en ella. Al llegar a casa me sentí alegre, volteo a ver la casa de Yesica y veo que hay un letrero que dice en venta, me pareció raro, pero de pronto el letrero se empezó a poner borroso y se leía:

"UMBRA URBES"

Me asuste y entre rápido a la casa, me preguntaba que me pasaba, recordé el relato del @nómada así que decide escribirle.

Busque la página pero no encontré nada, así que coloque en el buscador, esa frase que decía en el letrero Umbra Urbes, al darle enter la computadora se apagó y una brisa fría entro por debajo de la puerta, me monte en la cama rápidamente y me cubrí con la sabana las cosas no estaban normal, me intente relajar un poco. Ya era de noche y no había podido dormir, de pronto me acorde de Yesica, la ves que la vi hablando con esa persona, ese paraguas, los pantalones y los zapatos, eran los mismos que tenía esa chica de mirada fría.

Así que salí a buscar a Yesica, fui a su casa y toque varias veces, pero nadie salía, me fui a la parte de atrás a ver si conseguía una forma de entrar.

Llego al patio trasero, todo se encuentra vacío a penas logro ver una puerta abierta, me adentre a la casa, en verdad estaba totalmente desalojada, solo se encontraba una hoja blanca en una mesa que decía:

"Si me buscas estaré en el edificio que está abandonado a las afueras de la ciudad, en la terraza"

Al salir de la casa, veo una extraña sombra en el suele del patio trasero, era una silueta de una persona con un par de alas enormes. Salí corriendo de ahí directo a mi casa y me encerré en el cuarto con la luz prendida y totalmente pálido y temblando como cualquier niño chiquito pensando que la sabana y la luz me protegerá de todo mal, aun confundido y volviendo mi dolor de cabeza. De pronto amaneció y no había dormido nada pero no me sentía cansado, no preste atención a mí alrededor, todo parecía tan irreal, llego a pensar que ando caminando sin rumbo fijo pero no es así. Salí de la casa y me dirigí al edificio que decía la carta, llegue y era como de 12 pisos, subí a la terraza y hay estaba Yesica sentada en el piso, antes que pudiera decir algo.

-Al fin llegas- dice ella, sin yo poder responder- Llevo tiempo aquí, solo esperando por ti- Me quede sin palabras, hasta recuperar el aliento.

-¿Tu sabes lo que está pasando, no?- le pregunte.

-Se podría decir que si ¿no recuerdas lo que te dije en la lluvia ese día?- me pregunto.

De pronto me acorde de sus palabras -Las cosas empezaran a ser distintas- En ese momento me sentía molesto, confundido, quería saber que me estaba pasando.

-Cálmate un poco que nos pueden escuchar- me dice mirando a todos lados.

-¿Quién nos va a escuchar, Yesica?- le pregunto con gran intriga y a su vez incrédulo de todo lo que está pasando.

-Las sombras o tal vez cosas peores- me responde con un dedo en los labios.

Me quede sin decir nada, con la mirada perdida. Hasta que fui sintiéndome mareado, como si me fuera cayendo, perdiendo la consciencia lentamente, solo logro medio ver que Yesica dice algo, pero no logro escuchar muy bien.

-Thomas debes ser fuerte...- es lo que dijo o eso creo.

No sabía cuánto tiempo había durado inconsciente pero al levantarme me dolía fuertemente la cabeza y estaba más tranquilo, Yesica estaba viendo el cielo, como esperando algo, me pare.

-¿Cuánto tiempo dure inconsciente?-le pregunto.

-Dos días-

-¿Cómo es posible?- le pregunte.

-Te absorbió la oscuridad y el miedo y colapsaste- Luego recordé y me sentí como un tonto por haber perdido la consciencia, sabía que no conseguiría nada, pero eso no respondía como pude durar dos días inconscientes.

-¿Qué hago aun aquí?- le pregunto.

-Espero que llegue alguien más, con quien ya tuviste el gusto de conocer- me responde aun mirando el cielo pero esta vez su voz se escuchaba con ansias.

¿Quién podría ser? me preguntaba.

-¡Ya está aquí!- dice Yesica animada. De pronto se escuchan unos pasos y de la puerta salió la chica de la mirada fría se quedó un rato viéndome y después lanzo la mirada ha Yesica.

-¿Que le has dicho?-dirigiéndose a Yesica.

-Poco descuida- le responde ella.

Volvió a dirigir la mirada así mí.

-Thomas. Hola...subordinado- me dice con esa mirada fría que helaba mi piel y algo que se podría llamar una sonrisa de terror. Estaba petrificado de verla otra vez, pero sabía que ella tenía las respuestas de lo que pasaba.

-¿Que me sucede, que me está pasando?- le pregunto a la chica.

-Estás viendo una porción de donde te encuentras en verdad-

-¿Dónde me encuentro en verdad?- le pregunto inquietamente desesperado por saber la respuesta.

-Así es- me responde.

-¿Que disparates estas diciendo?- le pregunto un poco molesto.

-Thomas sigues muerto- me dice.

-¿Qué dices? ¡Estas mintiendo! ¡MIENTES!- le digo con voz ronca molesto por todo -¿Eso crees?- me pregunta y antes de poder decir algo- Dime ¿porque no has comido en tres días y donde se encuentra tu familia?- Me volvía a consumir el miedo, no me acordaba de mi familia, no recordaba haberla visto o hablado con ellos, después de entrar a la casa. las lágrimas se me salían de los ojos.

-¡No esto en mentira! ¡No puedo ser cierto!- le digo, estaba entrando en pánico, me senté en la orilla de la terraza y rompí en llanto, ella se quedó viéndome y se acercó a mi lentamente mientras cerraba su paraguas al estar cerca de mí, puso la punta del paraguas en mi pecho.

PATETICO!- me dijo. Y me empujo de la terraza con el paraguas, la sensación de muerte me invadió el cuerpo y empecé a gritar, estaba cayendo rápidamente, me entro el temor de morir, al sentir tocar el suelo siento el fuerte golpe y percibo el dolor tan intenso pero a los pocos segundos ya no siento nada y no veo nada de sangre a mi alrededor, cuando subo la mirada, hay venia ella también y aterriza con su pie encima de mi cuello.

-Ahora ya crees que estás muerto- me dijo molesta con su mirada fría y su pie en mi cuello.

-Si-

-Te encuentras en Umbra Urbes, ya no estás en casa y eres mi subordinado- No podía negar que ella me causaba mucho miedo en especial ese rostro que no expresaba ninguna emoción sin importar que dijera o hiciera la mira de esos ojos azules...

Susurros en Umbra UrbesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora